febrero 01, 2010

3 AÑOS DE INTERVENCION

El 29 de enero de 2007, el Gobierno desplazó a la entonces directora del índice de precios al consumidor (IPC), que se había negado a suministrarle al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, la lista de los comercios que se encuestaban para calcular la cifra de inflación. Una semana después, el Indec difundió el primer dato de IPC correspondiente a ese año, con un porcentaje sensiblemente menor. Casi tres años después del comienzo de aquella intervención, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) lleva ignorados más de 50 puntos de inflación, que han tenido fuertes repercusiones en diversas áreas de la economía, como el cálculo de la pobreza, el pago de la deuda y la formación de precios en las empresas. Desde entonces, el instituto publicó 36 índices que subestimaron la inflación real. En total, el Gobierno calculó una inflación del 25,3% en el trienio 2007-2009. En ese lapso, la inflación real fue superior al 75% de los datos suministrados. Pero el aumento más importante se dio en el rubro alimentos y bebidas, con lo cual el mayor impacto se vio reflejado en el poder adquisitivo de las franjas más pobres. La subestimación de la pobreza es una de las consecuencias más graves del ocultamiento de la inflación, y para hacerlo se subvalora la canasta básica. Por eso, mientras el Indec sigue sosteniendo que el 13,9% de la población está por debajo de la línea de la pobreza, la verdad ubica esa brecha en más de 30%. No hay antecedentes de un ocultamiento semejante de la inflación, y no es por una cuestión de la metodología, ya sea que apliquen la metodología presentada en abril 2008 o la anterior, de cualquier manera tendríamos que llegar a números cercanos, nunca con esa diferencia de 50 puntos.

Sólo seis países en el mundo superaron esta marca para el período 2007-2009". El daño acumulado es la pérdida de una brújula en cuanto a los indicadores macroeconómicos. De esta manera, se genera una multiplicidad de parámetros públicos y privados para medir la inflación, que terminan provocando un mayor nivel de incertidumbre y que afectan en forma directa tanto, discusiones salariales y otras negociaciones contractuales, como a los precios reales que son mayores a los que reconoce el Indec. En términos de expectativa esta diferencia lleva a que algunos piensen que la inflación anual es del 30, 40 o 50 por ciento y forman precios pensando que la inflación está en ese nivel, cuando en realidad por suerte no es así. Además el impacto que tuvo la manipulación de los índices en el manejo de la deuda pública, ha generado en el gobierno este pensamiento erróneo de que se han ahorrado U$S2500 millones en capital e intereses por los bonos atados al CER. Pero el impacto que tuvo esta medida en la credibilidad de la Argentina como deudor implicó que los bonos pasaran de rendir 8 por ciento a 12 por ciento, lo que en términos mas claros significa que al ser la Argentina un país más riesgoso, aumenta la tasa de descuento que se exige a los bonos nacionales. Por último y no por ello menos grave situación mencionada, generó la salida de la Argentina de los mercados y la necesidad de buscar fuentes alternativas para financiar al Estado.

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