agosto 20, 2010

La presidenta del Banco Central

Ante sus más estrechos colaboradores empezó a admitir que el Banco Central debería hacer algo para frenar la ascendente inflación real que empezó a notarse con más fuerza en julio, y por supuesto no existen hasta ahora indicadores que muestren que nada pueda aminorar su marcha en lo que resta del año. Por otra parte, y más allá de los problemas respecto las internas políticas dentro de la institución, las alarmas en el Central comenzaron a sonar, cuando una de las variables indicativas aunque no la meta obligatoria a cumplir, del programa monetario, el llamado M2 “privado”, se desbordó, la suma del circulante en poder del público, más depósitos a la vista del sector privado creció casi 23% en términos interanuales. En otras palabras, hay demasiada plata dando vueltas, y su impacto sobre la tasa de inflación resulta imposible de ocultar. Sabido esto, Marcó del Pont intentó ensayar una solución, que por ahora le trajo solo problemas busco impulsar una suba de los encajes (el dinero que los bancos se ven obligados a inmovilizar a cambio de nada) para así “secar” la plaza de liquidez. La funcionaria intentó, literalmente, “enfriar” la economía, y desató la ira del matrimonio presidencial. Parece que sin notarlo Mercedes Marcó del Pont está navegando en aguas turbulentas. No hay mucho misterio, si se resta cantidad de dinero, subirá su precio, es decir, las tasas de interés. Y he ahí otra contradicción, ya que tanto el Gobierno como el Banco Central apuestan a que las tasas de interés bajas reactiven el crédito, pero lo que predomina, por ejemplo, es que no crecen los depósitos a plazo fijo, entonces por que alguien querría depositar plata que rinde menos que la inflación real.

Como sea, la mera insinuación de “enfriar” la economía fue la excusa que encontró la parte kirchnerista del directorio del Banco Central para frenar en seco a Marcó del Pont. En términos políticos, en tiempos de campaña presidencial, el kirchnerismo entiende solo una idea, cualquier cosa que busque desacelerar el crecimiento económico es mala palabra. Es más que claro que Marcó del Pont firmó su salida del Central con solo haber pensado en enfriar la economía. A su alrededor, hablan de que no son más que meras operaciones de las que abundarán de ahora en adelante. Todos quieren imponer candidatos, pero no hay nada dicho. Aquellos más cercanos a la titular del BCRA señalan que, en términos estrictamente monetarios, las metas obligatorias que trazó Martín Redrado antes de ser echado se están cumpliendo. Y explican, que si hay un crecimiento del circulante es porque se está acompañando el crecimiento de la economía, mentira, nada dicen de la emisión de moneda, generada por las compras de dólares para frenar la suba. Es cierto que el PBI crece más de lo planificado, un 3%, hoy vamos rumbo al 7%, y sí reconocen que la avalancha de dólares que está entrando al país por la cosecha de soja y los muy buenos precios a los que se vende, los está superando. No alcanza con esterilizar pesos emitiendo más Lebacs, por eso se impulsa una suba de los encajes que saque pesos del mercado, intentan explicar desde la presidencia del BCRA. A Marcó Del Pont, las directivas del Gobierno no le dejan mucho margen de acción, y por otra parte existen dos problemas que la funcionaria debe enfrentar; por un lado, el traspaso de las utilidades va a impulsar una suba mensual del 3% de la base monetaria, y así es inevitable que los precios sigan subiendo, y por otro; Marcó del Pont tiene un desafío del que difícilmente salga bien parada, solucionar el problema de la inflación sin provocar más enojo de los Kirchner.

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