septiembre 02, 2010

El gran burlado

La familia Werthein había pedido la intervención de las autoridades competentes por considerar que con el ingreso de Telefónica de España a Telecom Italia y, por ende, a Telecom Argentina, la empresa tendría presencia en las dos mitades en que se dividió el control de la telefonía fija, lo que constituía una situación monopólica. Entonces y luego de arduas negociaciones, en un comunicado, el grupo italiano precisó que el acuerdo permitirá reforzar la sociedad actual y poner fin al pleito entre los socios. Los italianos, por su lado, venían haciéndose a la idea de que sería mejor seguir tolerando a los para ellos intolerables Werthein que convivir con los recomendados de la Casa Rosada. En Roma, entonces durante casi un mes y en el más estricto secreto, Gerardo Werthein, el ejecutivo de ese grupo empresario familiar, negoció en persona el acuerdo que permitió superar un largo y desgastante conflicto con Telecom Italia por el control de Telecom Argentina, una de las mayores empresas del país, con 15.000 empleados y una facturación que en el primer semestre de este año llegó a los $6717 millones. Desde 2008, Néstor Kirchner, venía impulsando la salida de los italianos de Telecom Argentina para permitir la llegada a esa compañía de empresarios allegados a sus intereses. El argumento esgrimido por el Gobierno para buscar la retirada de los italianos, ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, y presentado en persona por los ministros de Planificación, Julio De Vido, de Economía, Amado Boudou, y por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno era el riesgo de monopolio en el mercado de telecomunicaciones.
Desde mediados de 2007, Telefónica de España, con una fuerte participación en Argentina, controla el 12% de Telecom Italia. Curiosamente, la empresa española logró mantenerse al margen de ese embate oficial, que incluyó una dura advertencia de De Vido de estatizar la compañía. Las sucesivas medidas adoptadas a instancias de Moreno fueron declaradas nulas por la Justicia y la mayoría de las causas, tras sucesivos fallos y apelaciones, llegaron ya a manos de la Corte Suprema.

La captura de la mitad de Telecom por parte de un grupo de empresarios ligados al Gobierno fue, después del ingreso de la familia Eskenazi en YPF, la operación más ambiciosa que imaginó Néstor Kirchner en el campo de los negocios. Esa operación, que concentró buena parte de la atención del esposo de la Presidenta en los últimos dos años, verificó un fracaso notorio, y definitivo. Durante casi todo ese lapso, la estrategia oficial consistió en aprovechar el conflicto de Telecom Italia con su socio argentino, la familia Werthein, para quedarse con la participación de los italianos en la empresa. Los sucesivos contratiempos judiciales hicieron que en Olivos cambiaran esa vía por esta otra, una alianza con Telecom Italia para quedarse, a través de allegados, con la parte de los Werthein. Kirchner, que es el gran derrotado de esta paz, fue al mismo tiempo su involuntario promotor. ¿Por qué?, sencillo, los Werthein advirtieron que el Gobierno ya no pretendía quedarse con el 50% de los italianos, sino con el de ellos. Los sucesivos fracasos judiciales de la embestida regulatoria oficial hicieron pensar a Kirchner que la expulsión de Telecom Italia era un sueño imposible. A partir de esa evidencia, cambió de plan, y de blanco. Ahora buscaría que un grupo de allegados liderado por Ernesto Gutiérrez y Cristóbal López se asociara a los italianos, comprándoles por US$ 480 millones su derecho sobre las acciones de los Werthein, a los que se indemnizaría por una suma muy inferior. Cuando confirmaron esa intención, los Werthein volaron a Roma. Kirchner condujo a los Werthein, sin querer, hasta esa conclusión, al enviar a Roma a sucesivos candidatos a socios que dejaban en claro, antes que nada, la pretensión de ingresar en la empresa sin poner una moneda. El caso más desopilante fue el de Matías Garfunkel, patrocinado ante los italianos por Julio De Vido. Garfunkel presentó en Italia avales bancarios falsificados por su ahora ex socio Raúl Moneta y por un par de amigos de Moneta ya célebres por su torpeza para las tareas de inteligencia.

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