abril 01, 2009

OTRA PELEA GOLPE POR GOLPE

El piquetero Emilio Pérsico días atrás hablo de que Cristina Kirchner podría renunciar si el Gobierno perdiera las próximas elecciones. Varios funcionarios salieron rápidamente a desmentir una salida anticipada, pero olvidaron, en el apuro de retrucar la grave afirmación en la que esa profecía se sostenía, el 28 de junio el oficialismo puede ser derrotado. ¿Qué sería, para el Gobierno, perder? Hoy por hoy, algo muy concreto, que Néstor Kirchner no salga primero en la provincia de Buenos Aires. Esa hipótesis, cuya verosimilitud aumenta en estos días, vuelve más intensa la disputa bonaerense y cualquier victoria sobre Kirchner quedará transformada en la plataforma de un lanzamiento presidencial.

Que Kirchner puede perder no es un mero consenso entre encuestadores. Kirchner parece seguir siendo imbatible en el Gran Buenos Aires. Pero en algunos barrios pobres ha comenzado a perder el monopolio electoral, en principio a favor de De Narváez. De profundizarse, esa tendencia sería decisiva porque, para compensar sus dificultades con la clase media, rural y urbana, Kirchner debería arrasar entre los más humildes. Acaso lo esté buscando cuando radicaliza su discurso. La vacilante superioridad de Kirchner y el avance de De Narváez son evidencias preliminares aceptadas en voz baja por la Coalición Cívica y la UCR. Hay que despejar varias incógnitas para descubrir la dinámica de todo el proceso y una de ellas es el papel de Daniel Scioli. Scioli parece ser solo una figura decorativa, pero su popularidad flota por encima del 45%, aunque, a su lado, los Kirchner estén envueltos en llamas. Scioli pasará estos meses temblando, por su política de seguridad amenazada (el miércoles pasado, policías en actividad desfilaron en La Plata con carteles referidos a supuestos negociados), teme que su distrito se convierta en un campo de combate entre chacareros y piqueteros. ¿Importa el destino de Scioli, después de junio? ¿Puede ser el salvavidas de los Kirchner si ellos náufragan?

De Narváez apuesta al despliegue publicitario, aparece como un señor común y corriente que, pide ayuda y luce indefenso. El confía en que esa postura, y no la dar pelea, lo convertirán en contrafigura del esposo de la Presidenta. Pero ¿alcanza con eso para enfrentar una política de alcance nacional? Ahora, después de un largo suspenso, se presentó definitivamente la dupla peronista que intentara destronar al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires, Francisco de Narváez y Felipe Solá encabezarán la lista de candidatos a diputado nacional por Unión Pro, convencidos de que juntos conformarán la formula opositora que dará pelea a Néstor Kirchner. Ambos candidatos exhiben un discurso único y moderado, hablan de su vocación por la unidad y que la misma supera cualquier ansia de protagonismo. También según sus dichos, decidieron competir juntos porque la gente así se los reclamaba. Revelada entonces la cabeza de la nómina de candidatos en la provincia de Buenos Aires, resta ahora definir quién liderará la de la Capital.

Gabriela Michetti, tiene el número puesto, la mejor figura en imagen pública del macrismo. La decisión de todos modos, se anunciará definitivamente en 10 días. Respecto de la dupla del conurbano ¿Descuentan ya que su principal rival en el territorio bonaerense será Kirchner? Parece que ellos prefieren por ahora no ponerle nombre y apellido a su adversario electoral hasta tanto éste revele. Descuentan que su rival será el kirchnerismo y una forma de gobierno agotada. Esta será la clave del discurso electoral de ambos candidatos para convencer al votante bonaerense. Se esforzarán por mostrarse mesurados frente al estilo más crispado del Gobierno y, sobre todo, intentarán derrumbar el escenario de "yo o el caos" de Kirchner. En tiempos de elección, el oficialismo intenta dividir en dos al país, sin embargo la estrategia de Solá y De Narváez, es otra, el país tiene problemas si, pero los problemas de la Argentina tienen solución. Además, proponen instalar otro clima, el de respeto y de la convivencia. Se puede vivir en un camino de respeto democrático, de redistribución de la riqueza y de fomento en un marco de diálogo.

El gobierno de Cristina Kirchner después de las elecciones si no las ganara podría convertirse en uno mejor, ¿Por qué? Porque recuperaría el equilibrio, no sólo de los poderes, sino también en el debate. El kirchnerismo perdió la confianza de la gente, que descree cada palabra del Gobierno y eso, no importa lo que se prometa, es muy difícil de recuperar.

No hay comentarios.: