noviembre 24, 2009

BERNIE Y EL MERCADO FINANCIERO ARGENTINO

Para quien tiene algún ahorro, la aspiración es siempre que le den una renta y correr el menor riesgo posible. Las rentas altas y el riesgo inexistente son fantasías en la que suelen creer muchos. El caso Madoff es una muestra. Pero tal vez, luego de ver el tamaño de la estafa perpetrada por el financista norteamericano, habrán pensado que el comediante Jerry Seinfeld tenía razón. "La gente siempre me dice: «Tendrías que poner tu dinero a trabajar. Pero he decidido que yo voy a hacer el trabajo y voy a dejar que mi dinero descanse. Porque ponés tu dinero por ahí, a trabajar y muchas veces lo echan. Volvés, preguntás qué pasó, y te contestan «Sí, me acuerdo de tu dinero; no trabajaba nada bien; llegaba tarde. Lo tuve que echar»". Todos los que habían puesto su dinero a trabajar con el "fantástico" Madoff, cuyas inversiones nunca daban pérdidas se encontraron, con lo que tal cual satiriza Jerry Seinfeld, que el dinero había desaparecido. Sería un estafador más con un sistema viejo y burdo, si no fuera que era un personaje destacadísimo, que fue presidente del Nasdaq, que trabajó durante años y estafó a muchas de las personas y bancos más ricos del mundo y que soportó ni más ni menos que 15 inspecciones de la SEC (Comisión de Valores norteamericana), que, además, tampoco hizo mucho caso de varias denuncias contra él.
¿Puede pasar aquí, en la Argentina, en un mercado mucho más pequeño, pero donde las regulaciones, en cualquier materia, suelen ser menos eficientes que las norteamericanas?

Las opiniones están divididas. Desde el Banco Central dicen que las regulaciones son tan buenas que es absolutamente imposible que en el sistema formal de inversiones ocurra algo semejante, claro, desde el Banco Central. Si las supervisiones son razonables el riesgo es bajo, aunque de vez en cuando surge algún problema, de una magnitud y duración muchísimo menor que la del famoso Bernie. Pero la figura de un gestor de inversiones, un canalizador de ahorros, como era Madoff, no existe en la Argentina. En Estados Unidos hay por estos días un debate, porque la SEC no entiende cómo se les pudo escapar este hombre, al que lo habían auditado 15 veces. Un aspecto por tener en cuenta hoy es la complejidad del mercado americano, donde los dineros manejados por gestores como Madoff se multiplicaron casi por cuatro y el número de gestores se duplicó, es un universo grande y complejo. Así y todo, las contrapartes del estafador, cuando eran grandes bancos, que en definitiva utilizan mecanismos semejantes deberían haber podido detectar las fallas. El sistema local es muy pequeño, aunque de vez en cuando aparecen casos, aunque el Banco Central afirme que la posibilidad de que ocurra un «caso Madoff» es nula, dado el estricto esquema de supervisión que rige sobre el sistema financiero.
La regulación en vigencia permitió que en los últimos años, pese a los efectos de la crisis internacional y a distintos episodios de tensión financiera, ninguna entidad haya corrido peligro y tampoco haya habido riesgo sobre los depósitos de inversores y ahorristas.

Las normas de Basilea estipulan que, para asegurar el correcto funcionamiento de una entidad, el capital debe representar un 8% de sus activos. En el sistema financiero argentino, en promedio, esa proporción alcanza el 17%. Este excedente de capital sirve como resguardo ante cualquier contingencia. Quien destine su dinero a cualquier alternativa de inversión prevista dentro de la formalidad, no debe tener temor alguno sobre sus fondos. Asimismo, cabe destacar que muchos de los productos financieros que generaron los perjuicios sobre los inversores en el «caso Madoff» resultan de una complejidad y sofisticación ausentes en el sistema financiero argentino. En los últimos 30 años, los casos más resonantes de caídas de entidades financieras fueron los del Banco de Intercambio regional (BIR), Banco de Los Andes (Grupo Grecco), Banco de Italia, Banco del Oeste, Banco del Acuerdo, Banco Alas y más recientemente, el Extrader, Banco Integrado Departamental, Banco Patricios y Banco Mayo, entre otros. Es difícil comparar el mercado más grande del mundo con el más chico del mundo. La Argentina, desde el punto de vista institucionalizado, es chico y poco diversificado. Lo que sí existe y ha existido son cosas no institucionalizadas, como las mesas de dinero, oficinas de representación, que salen a la luz en períodos de crisis. Lo institucionalizado está muy atado por el Banco Central y las sociedades de bolsa por el Mercado de Valores.

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