diciembre 07, 2009

EL DÓLAR

El dólar americano en el mundo, ya no es tan creíble como antes, está cuestionado en el mediano plazo, se está debilitando en el corto plazo y podría tender a ser, una moneda más, como le ocurrió a la libra esterlina en su momento. Puede tener alguna recuperación pero, con el tiempo, el dólar sería una moneda como el euro, el yen o la misma libra. Como ejemplo, esta el pedido de China, que se genere otra moneda de reserva confiable. Sin embargo, los argentinos prefieren ahorran en dólares, como lo demuestra el gran crecimiento de los depósitos privados en esa moneda en el sistema bancario de nuestro país, que ya superan los US$ 10.000 millones, y eso a pesar de que arrancamos en cero en 2002, cuando todos los depósitos de este tipo fueron pesificados, y luego devaluados. ¿A que se debe esta desconfianza internacional en el dólar? A partir de 1972 el dólar dejó de ser convertible con el oro, pero siguió siendo una moneda muy fuerte pues se consideraba que el gobierno americano no iba a emitir dinero en forma exagerada, que iba a cuidar mucho su situación fiscal y que, en definitiva, iba a proteger el valor de su moneda. Con el aumento de la base monetaria en más de 100% en los últimos 12 meses y con un déficit fiscal del 13 % del PBI americano para este año, se acentúan los interrogantes sobre el futuro de esa moneda, que venían de años anteriores. Es decir, esos supuestos ya no son creíbles como en el pasado. Por otro lado, Estados Unidos consume más bienes y servicios que los que genera, es decir, tiene un permanente déficit en cuenta corriente, que en los últimos años llegó a cifras mayores al 6 % en relación al PBI. Ha gastado más de lo que generó, y debió endeudarse con el resto del mundo. De ser acreedor del resto del mundo hace años atrás, ahora tiene una deuda muy alta.

Los tres elementos sumados, emisión de base monetaria del 100%, déficit fiscal del 13% y una deuda publica ya insostenible, hizo que los inversores le teman al dólar. Lo que temen los inversores, en un plazo medio, es a la eventual inflación americana. Entonces, en 1972 Estados Unidos terminó con la convertibilidad del dólar al oro, desde ahí la inflación ha sido de alta, 4,6% anual. En los últimos diez años, su política monetaria puede calificarse de errática. Una de las variables de esa política, la tasa anual de interés de referencia de la FED (Banco Central Americano), bajó de 6,5% a 1% desde 2000 a 2003, después aumentó de 1% a 5,25% desde 2004 a 2007 para, inmediatamente, iniciar un descenso de 5,25% a 0,25% desde mediados de 2007 hasta octubre de 2009. De todas maneras, hasta el momento, la recesión ha mantenido prácticamente en cero la inflación en EE.UU., y los bancos tienen reservas altas. Hay cierto temor a cosas inesperadas, como una alta inflación del dólar y nadie quiere rifar parte de sus ahorros, como ocurrió en muchos casos con la crisis financiera de 2008, por tener inversiones que no se sabía muy bien que incluían o que implicaban. Hoy comprar oro no es protección para el ahorro, el hecho de que haya aumentado de 270 US$/onza hasta el valor actual cuatro veces mayor, es un índice de la incertidumbre que reina en estas decisiones. Algunos bancos centrales han estado aumentando sus tenencias de oro últimamente, a pesar del alto precio, signo también de que es difícil un pronóstico en estos conceptos. Otro refugio ha sido el euro, cuya política ha sido menos fluctuante, hasta 2003 había que pagar 0,85 dólares por cada euro y ahora alrededor de 1,50 dólares por euro, es decir, el dólar ha tenido una devaluación de cerca del 80% frente a esta moneda. Sin embargo, la economía europea tiene bastantes dificultades como para hacer un pronóstico con esta moneda.

En resumen, las cuestiones monetaria, fiscal y de cuenta corriente americana son factores inciertos que influyen en la debilidad del dólar, incertidumbre que podrá despejarse cuando se vea en 2010 de qué manera Obama supera estos problemas que son, en buena medida, heredados. Parece lógico un necesario retorno a pensar más en producción y menos en magia.

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