febrero 10, 2010

DE DONDE SALDRA EL DINERO PARA EL 2010

No sólo la Anses, el Banco Central o la AFIP debieron salir a financiar al Gobierno en 2009. Sin acceso al mercado de capitales internacional, por pura decisión del Gobierno, este también apeló el año pasado a los bancos. De hecho, el financiamiento al sector público creció un 59% en el transcurso del año, tendencia que, seguirá en alza y sin temor a equivocarme probablemente se acentúe en 2010 de forma exponencial, y por cierto más ahora, que la constitución del Fondo del Bicentenario se dificulta. La baja performance de la recaudación impositiva tanto a nivel nacional como provincial tuvo en 2009 impacto directo en el sistema financiero. Los depósitos del sector público en los bancos cayeron 1 por ciento (lo que implica una caída real de aproximadamente el 15 por ciento) y, por el contrario, los préstamos del sistema bancario a los gobiernos aumentaron casi 60 por ciento. Esto afectó principalmente a la banca pública nacional y provincial y se prevé que continuará en 2010. En gran medida, son los bancos oficiales, y sobre todo el Banco Nación, los que más préstamos dieron al sector público. En 2008, el Gobierno había modificado la carta orgánica del Nación, y desde entonces, el banco que hasta solo unos días atrás presidía Mercedes Marcó del Pont puede financiar al Estado por hasta un máximo equivalente al 30% de los depósitos públicos. El año pasado, el stock de créditos de todo el sistema financiero a los gobiernos pasó de $10.800 millones a $ 17.300 millones, lo que implica un crecimiento de $ 6500 millones. En 2008, la tasa de crecimiento del crédito al sector público apenas había sido de 3%, mientras que en 2007 había sido negativa, es decir, había habido cancelación neta de préstamos en un 23%. En tanto que el crédito al sector privado avanzó en 2009 apenas 10,9%, de $110.000 millones a $122.000 millones, contra una tasa de crecimiento de 22% el año anterior y del 40% en 2007. El problema de escasez de financiamiento se puso en evidencia en las últimas semanas con el fallido Fondo del Bicentenario. El tema fiscal está muy ajustado. No es un número desbocado todavía, pero sí está el potencial de un desbalance importante. Por el lado de los ingresos, el Gobierno debería estar bien, porque la recaudación va a aumentar por retenciones, IVA y ganancias [producto de la inflación], pero, por el lado del gasto, la situación va a depender de lo que suceda con los salarios, y cuánto el Congreso pueda frenar el aumento desmesurado del gasto público.

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