febrero 19, 2010

LA CABEZA DEL MINISTRO DE ECONOMIA

Con el telón de fondo de la renovada tormenta financiera en el exterior, los organizadores del canje de la deuda confiaron en que la operación aún puede lograr una adhesión del 60% en marzo, pero aun se puede complicar la emisión de nueva deuda por unos US$ 1000 millones. Lo cierto es que si no aparecen nuevas complicaciones regulatorias, a fines de febrero se lanzaría el demorado intercambio de los bonos en default ya que los trámites en Estados Unidos, Europa y Japón "están terminados en un 90%". La Comisión de Valores de EE.UU. podría enviar una nueva ronda de preguntas más acotadas sobre la inflación o las reservas, mientras que en el Ministerio de Economía confían en que el trámite de aval a la oferta sea más sencillo en Tokio, Luxemburgo y hasta en Italia. En esas plazas financieras, aseguran, sólo habrá interrogantes sobre la consistencia de la propuesta y no sobre la situación local. El ministro Amado Boudou ratificó tras su reunión con funcionarios brasileños, que luego del gran paso dado en 2005 [con el primer canje], este año se dará un paso definitorio. Afirmó que la medida de fondo para terminar con los embargos es realizar el canje, al ser consultado sobre las posibles consecuencias de usar las reservas del Banco Central para pagar deuda no hizo comentarios. Pese al deterioro registrado en los títulos soberanos en el último mes, la confianza del Palacio de Hacienda y de los bancos organizadores aparentemente, no ha menguado respecto de la participación de los grandes inversores, que asegurarían hasta US$ 12.000 millones de aceptación.

Los fondos que compraron títulos a muy bajo precio siguen viendo esto como una buena oportunidad, aunque los términos de la oferta empeoren por cuestiones ajenas a la Argentina. Aunque baje el valor de la oferta, al mismo tiempo también bajará el precio de los títulos en default que tienen estos inversores en Nueva York y en varias capitales europeas, por lo que la diferencia a su favor sigue intacta. Sobre todo, si es verdad que Economía volvió a pensar en incluir en la oferta los pagos atrasados por el cupón atado al PBI. El factor externo que complica las perspectivas de la emisión de la deuda nueva es el peligro de default que envuelve a algunos países europeos como Grecia y, más tenuemente, a España y Portugal. Aunque la mayoría del mercado afirma que habrá rescate para esos gobiernos, también cree que si esa solución se demora podría generar un menor apetito por los bonos de los países en desarrollo. Si el timing del salvataje es inadecuado y los datos de recuperación en EE.UU. siguen siendo débiles, habrá que repensar la operación en su conjunto. Si el mundo vuelve a estar como en la caída de Lehman, estriamos hablando de otro escenario. A este terremoto externo se le agrega en el plano interno la incertidumbre generada por el Fondo del Bicentenario, la pelea por la autonomía del Banco Central y por el uso de reservas, que el Gobierno quiere acelerar por la vía de la Corte Suprema. En algunos despachos oficiales consideran que salir al mercado externo en este contexto sería contraproducente, tanto en términos económicos como políticos. Sin embargo, esta definición deja de lado una premisa, los Kirchner habían aceptado el canje a cambio de que ingresaran fondos frescos. Si esto no ocurre, se aceleraría el apetito para gastarse las reservas del BCRA. Un nuevo bono de la Argentina a 10 años, podría tener una tasa de interés cercana al 13%. La duda que cabe es si el Gobierno seguirá adelante con la transacción, o si pretenderá tener definida antes la cuestión del Fondo del Bicentenario. Además, demorar los tiempos genera riesgo, por la crisis europea que, si se agudiza, complicaría la concreción de la transacción. En cualquier caso, "el más afectado sería el ministro de Economía".

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