junio 22, 2010

Enredos del Ministro de Planificación Federal

El 8 de febrero pasado, en medio de sucesivos apagones en Venezuela, Julio De Vido debutó en Caracas como asesor internacional en el manejo de crisis energéticas. El ministro de Planificación debió el honor a una invitación del presidente Hugo Chávez, que lo convocó especialmente para pedirle cooperación. Dos semanas después estuvo en Tarija, Bolivia, donde anunció por enésima vez el Gasoducto del Nordeste, una obra monumental que nunca empezó y que ya debería estar terminada, según los plazos iniciales, que fueran fijados para mayo de 2006. El aterrizaje en Caracas fue el domingo 7 de febrero, con otros cuatro pasajeros, y le costó al Ministerio de Planificación Federal 478.016 pesos. El de Tarija, el 23 de ese mes, con la misma cantidad de viajeros, fue más barato, solo costo unos 186.000 pesos. Hombre desconfiado y de tiempo escaso Julio De Vido ya no usa desde hace rato, sin importar la clase de gestiones que deba realizar ninguna de las cuatro aeronaves oficiales, los Tango 01, 02, 03 y 10. Tampoco los servicios regulares de nuestra aerolínea de bandera, Aerolíneas Argentinas, hoy en manos del Gobierno. En todos los casos, según los registros aeroportuarios, viaja en un moderno Challenger 600 de matrícula argentina (LV-BYG) que cuesta alrededor de 18 millones de dólares. Con dos ex funcionarios cercanos procesados por la Justicia, el ministro de Planificación, Julio De Vido, es hoy investigado en la causa por asociación ilícita que denunció la líder de Coalición Cívica, Elisa Carrió. En ese expediente, el funcionario y mano derecha de Néstor Kirchner fue denunciado por conformar una asociación ilícita junto con el ex presidente, además de los empresarios kirchneristas Lázaro Báez, Cristóbal López y Rudy Ulloa Igor. Esa investigación tuvo una reactivación tiempo atrás, después de las declaraciones del ex embajador en Venezuela Eduardo Sadous, que sostuvo que se pagaban sospechosas comisiones para vender desde la Argentina hacia Venezuela.

De Vido volvió a subirse al Challenger en marzo cuando visitó a la presidenta Cristina Kirchner en El Calafate, también el 16 de marzo cuando fue a Ushuaia, con otras cinco personas, para firmar un acuerdo petrolero con la gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos. Pero quien se atribuye la propiedad del lujoso avión es el piloto Gustavo Carmona, procesado en la causa en que se investiga al ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime, por haber recibido dádivas de empresarios a los que debía controlar. Según la Justicia, el propio Carmona se contradijo a sí mismo en septiembre del año pasado. Había dicho que nunca fue dueño de ningún avión, pero en los papeles Carmona es dueño de Emprendimientos y Servicios Aeronáuticos, firma inscripta como propietaria del avión. Está acusado de haber pagado en efectivo los controvertidos vuelos de Jaime las compañías de taxis aéreos involucradas le facturaron varios viajes a esa sociedad. Carmona admitió finalmente ser el propietario del avión e, incluso, haber transportado varias veces a De Vido. Afirmó además ser proveedor del Estado argentino y estar inscripto como operador de taxis aéreos. De todos modos, Carmona no parece hacerse ningún problema, ya que dice tener todas las facturas en orden y con nombre y apellido. Afirma, por ejemplo, que el viaje de De Vido a Tarija le fue facturado al Ministerio de Planificación el 23 de febrero en 33.000 dólares por el trayecto y otros 15.000 dólares por pernocte, viáticos y catering. Los voceros del Ministerio fueron consultados respecto de estas declaraciones, pero se mostraron sorprendidos y prefirieron no contestar. La tranquilidad de Carmona, tiene que ver fundamentalmente con la relación que el piloto mantiene con el gobierno nacional. No es casual que haga este tipo de declaraciones sin tener en cuenta que existe una figura penal que le condena por falso testimonio. Carmona sin duda es amigo del poder y no tendrá problemas en salir limpio, y obviamente libre de culpa y cargo.

No hay comentarios.: