enero 26, 2011

El Superministro

Pocos días atrás, Aníbal Fernández, volvió a negar que hubiera perdido espacio dentro del Gobierno y afirmó que sigue teniendo el mismo poder de decisión en las políticas contra el delito, bueno en realidad respecto de ese tema verdaderamente no se sabe quien tiene sólo un poco, se han creado ministerios cargos públicos y demás pero el crimen la delincuencia y la inseguridad crecen a un ritmo vertiginoso. Según su humilde y modesta visión, cuando el tiene que tomar una decisión, la toma y listo. Y según declaro a los medios él es el jefe de Gabinete de Ministros y sigue ejerciendo la Jefatura de Gabinete con toda la botonera completa, “pobre”. Toda esta convulsión en el Gobierno comenzó el 10 de diciembre. En el pico de su popularidad tras la muerte de Néstor Kirchner y antes de la fuerte caída del último mes, la Presidenta anunció la creación del Ministerio de Seguridad, el nombramiento de Nilda Garré al frente, y esa fue la primera muestra del claro recorte al poder que ostentaba Aníbal Fernández. Resistido por un sector muy próximo a la Presidenta y cuestionado en esos días por la acción policial en los sucesos por la ocupación del Parque Indoamericano, la Presidenta pudo acelerar la decisión de hacer nuevos y más profundos cambios en su equipo de ministros. Los anuncios serían inminentes y el más sonoro de ellos, implicaría el reemplazo del Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, por el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. Las buenas nuevas eran que Cristina haría los anuncios de los cambios previamente a su larga gira de 10 días. Pero no hubieron anuncios y la gira ya termino.

En su gira, primero llego como turista al Valle de los Reyes en Luxor, Egipto. Desde allí siguió hacia Qatar, Kuwait y Turquía, resultados o logros ninguno. La Presidenta quería apurar un cambio en la gestión kirchnerista, similar al que se produjo cuando Alberto Fernández había dejado la Jefatura de Gabinete después de más de cinco años. El probable nuevo Jefe de Gabinete, Tomada, está desde el primer día en el gobierno kirchnerista, fue ministro de Néstor y de Cristina. Tomada había insinuado su intención de dar pelea electoral en la Capital. Para apoyar la eventual candidatura de su amigo, el senador Daniel Filmus. Y era un modo de oponerse, suavemente al desembarco de Amado Boudou en el kirchnerismo porteño. Cuando la estrella de Aníbal Fernández se opacó súbitamente al crearse el Ministerio de Seguridad y perder el control político de la Policía Federal, también quedó muy dañada la posición de Julio Alak. Fue, como ministro de Justicia, quien sufrió el recorte de jurisdicción pero el que más sufriría seria el jefe de gabinete. De todos modos, en esos momentos, la impresión era que los cambios podían ser en cuestión de horas, y de haberse producido como se especulaban, reforzarían la idea de la Presidenta a cerrarse sobre su propio núcleo de consulta y decisión. Allí están el secretario Legal de la Presidencia, Carlos Zannini, y el ministro de Planificación, Julio De Vido. Ellos siempre fueron eje de poder en el Gobierno. Los dos habían sonado, más fuerte en las especulaciones, como posibles reemplazos en la Jefatura de Gabinete. Pero a Zannini no le atraía la posibilidad de ocupar un puesto de alta exposición pública, acostumbrado a oficiar de influyente y poco visible consejero presidencial. Tampoco De Vido parecía a gusto con la posibilidad, por razones funcionales, políticas y personales. Lo cierto es, que nada ha cambiado y todavía no se sabe si cambiara.

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