abril 04, 2011

Un lobo disfrazado de cordero

Piumato se preguntaba por qué Cancillería daba curso a “tamaño engendro”, según su limitado poder de comprensión, y no lo había rechazado. Fue así que el reclamo al Gobierno nacional llegó por parte del secretario de la CGT. De este modo, la investigación de la justicia suiza desató el enojo con el Gobierno nacional y la diferenciación, bien temprana, de este respecto de los dichos del diputado Carlos Kunkel, un hombre de confianza de Néstor Kirchner y que hoy lo sigue siendo de la Presidenta de la Nación, quien criticó que se convocaran movilizaciones para desafiar temas judiciales. Entonces el titular del Sindicato de Trabajadores del Peaje y Afines, Facundo Moyano, hijo del titular de la CGT, afirmó que su padre era blanco de una embestida política, y justificó el paro que había convocado camioneros al decir que ante una embestida política, hay una respuesta política. No se detuvo y repitió que no se trataba de una cuestión judicial, sino que existía un plan sistemático de ataque a Moyano, padre. El hijo del dirigente gremial remarcó, refiriéndose al paro al que había convocado el gremio camionero, que "los trabajadores tienen libertad de expresarse". Y bien acertado que estuvo en su concepto, pero lamentablemente alguien debería explicarle, que este derecho que es un pilar fundamental de la vida en democracia, sin control, cuando hace colapsar la vida cotidiana de una ciudad, porque no existen medios de transporte, se cortan las calles provocando caos en la circulación de automóviles, etc., es decir, si mis derechos, terminan donde empiezan los de los demás, con este accionar la libertad de expresión termina confundiéndose con libertinaje, y eso no es precisamente democracia.

Al mismo tiempo, Facundo Moyano ratificaba también que la central obrera se reuniría para analizar el pedido de información de la justicia suiza sobre las investigaciones judiciales abiertas en la Argentina en las que aparecían Moyano y su entorno familiar. La sospecha del fiscal general suizo Edwin Beyeler no tenía que ver como se dijo, con publicaciones periodísticas de ningún tipo; sino concretamente con operaciones de lavado de activos y en esa investigación habrían surgido vinculaciones con una empresa relacionada con Hugo Moyano. La empresa mencionada es Covelia, dedicada a la recolección de residuos en varios municipios de la provincia de Buenos Aires y desde hace años vinculada a los Moyano, aunque sin relación accionaria del gremialista o sus familiares. Los fiscales suizos pidieron informes luego de trabar una operación bancaria del propietario de Covelia. Interdictaron una transferencia en un banco de ese país por U$S1.870.000 que habían realizado el presidente de la firma, Ricardo Rubén Depresbíteris, y su mujer, Elvira Marcela Mete. La medida dispuesta por el gremio de Camioneros de parar y movilizarse a la Plaza de Mayo en rechazo a la investigación de la justicia suiza, no tenía asidero ni precedente alguno, y generó reacciones y acusaciones al propio Gobierno nacional por sus lazos con Hugo Moyano. El jefe de la CGT, es salvando las distancias el Jimmy Hoffa argentino, aquí, socio del Gobierno nacional y del matrimonio Kirchner, Moyano se comporta como lo que es un mafioso y un matón. Por ese motivo lo que se planteaba no era un paro, sino un apriete a la justicia, a la misma Presidenta, al periodismo, y a todos los argentinos, y si la Presidenta no lograba parar esa locura, la ciudad de Buenos Aires hubiera sido un caos.

Al respecto, sería importante aclarar que todo lo que necesito Cristina Fernández para terminar con el supuesto paro, fue sólo acceder al reclamo que venía realizando Moyano de tener alfiles propios en las listas del oficialismo para las próximas elecciones. El paro que se proponía era desde todo punto de vista, una locura pero tiene que ver con esta idea argentina de entender que no somos todos iguales ante la ley y a partir de que comenzamos a romper estas reglas empezamos a vivir en la barbarie. Era mucho más fácil, el Ministerio de Trabajo debía llamar a una conciliación obligatoria o haber tomado alguna medida respecto del sindicato, pero no fue así. Por otra parte la investigación por malversación de fondos de la Obra Social de Camioneros orquestada por el jefe de la CGT y su esposa y la causa de los medicamentos falsos eran motivo suficiente y tampoco se los utilizo como argumento para parar la situación. Moyano parece no entender que en esta causa, no son 9 troqueles los falsos, sino que son más de 300, y además no hablamos de troqueles, se trata de la vida de personas, y eso también ha justamente acorralado al sindicalista contra la Justicia. En la CGT hablan de una diferencia de $20 mil respecto de la malversación de fondos, una diferencia contable, que ciertamente no lo es, y la justicia maneja números algo más grandes. Moyano tampoco entendió que robar poco es igual de malo que robar mucho, y es de los que creen que lo ajeno es propio. La denuncia de la Justicia Suiza tiene que ver con el lavado de dinero que es un delito transnacional, y cuando hay movimientos extraños de dinero, entonces lo que se hace es originar una denuncia, por lo que si como dicen el camionero no tiene nada que ver, no deberían ponerse tan nerviosos los dirigentes, y deberían evitar maniobras para demorar la causa, y el mandamás de la central obrera debería abrir sus libros, mostrar sus empresas, su mutual y demostrar a los trabajadores cómo ganó su dinero honestamente y sin robarles un centavo.

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