noviembre 16, 2011

El dólar parte II

Allá por el segundo día de vigencia de los controles que la AFIP y el Banco Central (BCRA) comenzaron a ejercer para intentar desalentar la compra de dólares los banqueros buscaban dar tranquilidad y se plegaban a la versión oficial de que la demanda menguaría una vez que se aplacara la incertidumbre propia del post elecciones. Sin embargo, detrás de aquel intento y en privado, muchos no ocultaron su irritación por las medidas del Gobierno, que sólo sirvieron para aumentar el apetito de los ahorristas por el dólar. Por aquel entonces titulares de las más importantes entidades financieras públicamente afirmaban estar bien, y atendiendo la demanda del público en general. Juan Carlos Fábrega, presidente del Banco de la Nación Argentina era casualmente uno de ellos. Según expresaban, lo importante no podría verse durante las primeras jornadas y lo que sucediera en ellas no iba a marcar los hechos a futuro, pero se equivocaron. Fábrega insistía en que a partir de ese momento las cosas iban a estar más tranquilas, es importante considerar que el banquero, es hombre de diálogo frecuente con la presidenta Cristina Kirchner. Fábrega participó a primera hora de aquella mañana, junto con los presidentes del Citi, Juan Bruchou, y Santander Río, Enrique Cristofani, del 1° Seminario de Banca y Mercados organizado por la revista Bank.

Estaba también prevista la presencia de Jorge Brito, presidente del banco Macro y de Adeba, la asociación que agrupa a la banca nacional, pero como Brito no estaba de acuerdo con ninguna de las medidas, a último momento repentinamente se excusó. Los banqueros admitieron que la incertidumbre de las semanas previas a las elecciones, se habían traducido luego de las mismas en una mayor demanda de divisas y por consiguiente una enorme salida de capitales, que frenaron el crecimiento de los depósitos y provocaron una suba de las tasas de interés. No obstante, desde aquel entonces Fábrega insiste en que lo que sucedió no es un indicador de que el sistema pueda sufrir problemas de liquidez. De hecho, ha comparado la situación actual con la de 2008 y 2009 por la crisis del campo o de la gripe A. Lo cierto es que ni por asomo, son situaciones comparables aun cuando haya existido fuga de capitales, es imposible hacer una comparación. En un magnífico análisis Fábrega insistió en que momentos como éste se viven en cualquier país en el que hay elecciones. Por su parte, y algo más realista Bruchou también adjudicó a las elecciones la fuga de depósitos, pero consideró que el Gobierno debería dar señales que generen más confianza y tranquilidad. El problema radica en que el gobierno, no posee las herramientas es decir el dinero para generar ese mensaje y llevar tranquilidad al mercado, con un mundo que no acompaña la disciplina fiscal, y las señales que se manden en cuanto a expectativas inflacionarias, negociaciones salariales, y las señales que se manden al mundo, como el tema del Club de París son fundamentales. Entonces en privado, varios banqueros que siguieron de cerca desde el auditorio las disertaciones de sus colegas, se mostraron preocupados por el efecto que están teniendo los nuevos controles cambiarios sobre la actividad financiera. El problema es que existe una suerte de histeria colectiva, lógicamente bien fundada y por lo tanto la gente tiene la posibilidad sea con su salario, o con algún ahorro no piensa sólo reacciona. En la City se ilusionaban con la posibilidad de que de la reunión de la Presidenta con Barack Obama, en la Cumbre del G-20 en Cannes, pudiera surgir algún anuncio positivo que diera una buena señal en el mercado, no fue así.

Nada se anunció respecto del acuerdo con el Club de París y sólo una semana después, del G-20 Estados Unidos anunciaba sanciones para la Argentina por el incumplimiento del pago de su deuda soberana. Lejos quedaron las fotos, y la felicidad de la Presidenta por los elogios del mandatario norteamericano. La situación de los mercados internacionales con renovados temores todos los días, es otra variable que muchos siguen de cerca, si la esta mejora, es posible que la demanda de dólares del público sea algo menor aunque el problema principal sigue siendo la situación interna. Tanto Cristofani, como Bruchou y Fábrega intentaron durante el encuentro seguir manteniendo el discurso unificado y así tratar de despejar el fantasma de la devaluación. Inclusive, en línea absoluta con el gobierno Fábrega habló de las maravillas como son, el tipo de cambio competitivo y la famosa flotación administrada, que se seguirá utilizando para frenar el dólar. El día a día, nos muestra que el tipo de cambio está atrasado, y que a la gente común le preocupa la contradicción de la administración nacional, cuando el BCRA pierde reservas todos los días aún con la infructuosa tarea de los inspectores de la AFIP que intentan a cualquier costo evitar que los ciudadanos utilicen sus ahorros para comprar dólares.

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