febrero 27, 2012

Ciccone capítulo I

Lo que sigue es una historia con una trama complicada, que recién empieza y para no variar están involucrados funcionarios del gobierno inclusive el vicepresidente de la nación. Alejandro Paul Vandenbroele, es monotributista categoría B, con supuestos ingresos de hasta 24 mil pesos anuales, titular de The Old Fund SA, un fondo de inversión sin historia en el mercado pero que en este caso fue beneficiado por resoluciones judiciales impulsadas por el Gobierno. Según el boletín oficial, se transformó en el presidente de The Old Fund SA el 9 de septiembre de 2009. Se trataba de una sociedad anónima que había sido creada en enero del 2008 con un capital de $30 mil. En julio de 2011, The Old Fund pasó a controlar Ciccone Calcográfica. De hecho la Casa de la Moneda envió un escrito al Banco Central en el que recomienda a esta planta gráfica para que imprima parte de la provisión de los billetes de cien pesos que se usarán en lo que resta del 2012. El cálculo de esa provisión debería ser de 1300 millones de billetes de esa denominación. La Casa de la Moneda tendría capacidad para imprimir alrededor de 700 millones de esos billetes y el resto sería impreso por Ciccone, algo así como 600 millones de billetes un negocio de alrededor de US$50 millones.

Amigo de Amado Boudou, con el que el Vicepresidente había compartido la playa en Mar del Plata, los boliches, etc. durante su juventud. Pero no sólo eso compartían, Vandenbroele es abogado, especialista en inversiones y primo hermano de Guadalupe Escaray, quien fuera novia en la adolescencia de Boudou ella fue nombrada por él mismo como jefa regional en la ANSeS de Mar del Plata. Hoy Vandenbroele se quedó con el control de la ex Ciccone Calcográfica, llamada Compañía de Valores Sudamericana, se trata de la mayor imprenta privada del país, considerada una Casa de la Moneda Privada ya que es capaz de imprimir billetes, pasaportes, acciones de bolsa y hasta patentes de autos. Como dijimos, ésta no es la primera vez que la administración nacional se involucra en el caso ya a fines de 2010, la AFIP pidió la quiebra de Ciccone porque tenía una deuda con el Estado de $239 millones. La firma efectivamente quebró. Después de un tiempo, el juez judicial de la quiebra, Javier Cosentino, decidió que la planta podía ser alquilada. La mejor oferta fue la de la empresa Boldt, que ganó la compulsa a la Casa de la Moneda y a la propia AFIP de Ricardo Echegaray. Ciccone fue utilizada entonces por Boldt, una compañía con antecedentes en el mercado gráfico y del juego. Ese proceso se terminó cuando la AFIP volvió a interceder, pero en sentido contrario, pidió levantar la quiebra de Ciccone, la misma que antes había pedido.

La Cámara de Apelaciones en lo Penal Económico hizo lugar a esa medida, basándose en resoluciones de la Secretaría de Comercio Interior, de Guillermo Moreno, que estipuló que Boldt ya tenía su imprenta, por lo que el alquiler de Ciccone producía una concentración empresaria del sector gráfico. Así Vandenbroele, a pesar de ser monotributista pagó $567 mil en efectivo para comenzar a levantar la quiebra. Durante el periodo que duro la quiebra varios acreedores de Ciccone recibieron en medio del proceso judicial la visita de quien dijo ser un representante de Boudou y, en nombre del ministro, les sugirió de maneras diversas que aceptaran en Ciccone a The Old Fund. Este gestor habría sido José Núñez Carmona, socio de Boudou y amigo también de Vandenbroele. La persona que sacó a la luz toda esta trama fue nada más y nada menos que la ex esposa de Vandenbroele, Laura Muñoz, quien aseguró ante la justicia que su marido le confesó en 2009 que había empezado a trabajar con Boudou, y según sus dichos su ex marido le había contado que estaba haciendo cosas fraudulentas con él, que se iba a quedar con dinero que no era de él, y que se trataba de coimas. También fue contundente en su declaración cuando especificó que su ex, es testaferro de Boudou, y que trabaja directamente para el Gobierno. Vandenbroele, señalado como testaferro de Amado Boudou una declaración que no fue desmentida por ningún funcionario público, espera por estos días la resolución de un nuevo negocio con el Estado. Se trata de la impresión de las cédulas y las patentes de autos y motos que se necesitarán para el lapso de un año, un trabajo por el que Ciccone podría cobrar alrededor de US$20 millones. Y esto es solo el principio.

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