febrero 15, 2012

Reservas, deuda, y el papel que jugara el congreso

Ya comenzó el 2012 y con el empiezan a caer los vencimientos de deuda que el gobierno ha comenzado pagar girando dólares que el Tesoro nacional adquirió en el mercado, es decir, sin acudir a las reservas del Banco Central. Aun cuando los montos en esta primera parte del año son menores, se trata de un dato no menos relevante porque representa un cambio en la política que se ha venido aplicando durante los últimos dos años, en los que se tomaron siempre reservas para hacer frente a los vencimientos de capital e interés de la deuda. El verdadero problema que tiene la Casa Rosada es que ya no quedan Reservas de Libre Disponibilidad (RLD) para hacer frente a los pagos de deuda. Las RLD se definen por el excedente de reservas medidas en pesos en relación con el nivel de la base monetaria. El fuerte aumento en la cantidad de dinero circulante y al mismo tiempo la caída en reservas generada por los últimos pagos del año, en especial del cupón PBI por unos US$2.500 millones en diciembre, deterioraron este ratio.

En consecuencia, hoy no sólo no quedan RLD, sino que el nivel de reservas ni siquiera alcanza para respaldar la base monetaria. El Presupuesto 2012 prevé la conformación de un nuevo Fondo de Desendeudamiento integrado por reservas para pagar deudas por hasta US$5.600 millones, algo que todavía está pendiente. Sin embargo, para cancelar deuda con organismos no se requiere de esa estructura. Sucede que la modificación de la Ley de Convertibilidad en 2005 estableció la figura de RLD para cancelar vencimientos con organismos multilaterales. Primero se lo hizo para la cancelación de deuda del FMI, pero a partir de 2010 se hizo extensivo a otros, en particular el BID y el Banco Mundial. Entonces, ahora ni siquiera alcanza para cancelarles a organismos con los recursos del Central. Por eso, se giran dólares acumulados por el Tesoro. Como ese dinero se encuentra en cuentas depositadas en la entidad que preside Mercedes Marcó del Pont, cada pago igual impacta en el nivel de reservas, ya que se produce una caída en el casillero de efectivo mínimo, tal como sucedió cuando disminuyeron en noviembre y diciembre los depósitos en dólares que el público mantenía en los bancos.

Las cifras no son muy relevantes, en enero vencieron US$62 millones con organismos en concepto de capital, en febrero serán US$166 millones y en marzo otros US$168 millones, lo que hace un total de US$502 millones en el primer trimestre. En cuanto a las deudas con el sector privado, el primer pago significativo es a fines de abril, cuando el Gobierno deberá cancelar US$243 millones del Boden 2013. Y recién en agosto deberá hacer frente a otros US$2.300 millones para pagar la última cuota de capital del Boden 2012. Esto explica por qué no hay apuro para conformar el tercer Fondo de Desendeudamiento, las reservas no están, pero tampoco se presentan vencimientos muy relevantes en los primeros meses de 2012. El principal escollo es que probablemente el Central no consiga acumular los US$5.600 millones necesarios para integrar el nuevo Fondo de Desendeudamiento aun cuando sus compras a la fecha suman alrededor de US$255 millones. El cálculo es fácil, la acumulación de reservas de este año debería llegar a los US$16.600 millones para cumplir con los vencimientos de deuda, pero al mismo tiempo respaldar la base monetaria. La base monetaria actual asciende a $218.200 millones.

Pero crecería alrededor del 25% en el año, según establece el Programa Monetario del BCRA, con lo cual llegaría a los $272.700 millones a fin de año. Aplicando un tipo de cambio de $4,75, equivaldría a US$57.000 millones. El nivel actual de reservas es de US$46.400 millones. Pero si se restan US$5.600 millones comprometidos para pagar deuda, quedarían en US$40.800 millones. Por lo tanto, para equiparar la base monetaria esperada a fin de año la brecha llega a los US$16.600 millones mencionados. Como el propio BCRA estableció que acumularía alrededor de US$9.800 millones en 2012, la meta a cumplir es casi imposible de alcanzar, salvo que se detenga la fuga de capitales y al mismo tiempo ingrese una oleada de divisas al país cosa que no sucederá. La otra alternativa, que sería la más viable en estas circunstancias, es modificar nuevamente la Ley de Convertibilidad, suprimiendo la necesidad de respaldar la base monetaria, con reservas, una locura, o flexibilizar todavía más el requisito de reservas de libre disponibilidad. Sin embargo cualquier movimiento de estas características recién se definirá a partir de marzo, cuando comience el período de sesiones ordinarias en el Congreso.

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