Sumada a los adelantos transitorios,
que financian gastos del Estado, que se han transformado en moneda corriente
también estas obligaciones del Tesoro Nacional, han sumado por lo menos unos US$65.000 millones.
Así, la entidad carga con el 35%
de la deuda pública, un porcentaje que quedará chico a fin de año. Y más chico sí,
con las actuales mayorías legislativas, Cristina Kirchner apura otro Fondo de
Desendeudamiento. El mercado internacional, está cada vez más caro y lejano,
hace tiempo que fue tachado de la agenda de alternativas, y la Presidenta
interpreta que eso significaría someterse al capitalismo. Para la Casa Rosada
todo comenzó con la historia del empréstito de la Baring Brothers, pactado
cuando gobernaba Bernardino Rivadavia. La plata nunca llegó o llegó la mitad,
según cuál sea el historiador, se evaporó en manos de los especuladores e
hipotecó al país, desde entonces han pasado 189 años. Hoy exprimir al Central también forma parte del juego de
gambetear problemas y patear la pelota para adelante. Lo que ya está a la vista
es el deterioro patrimonial de la entidad. Y si hasta fines de 2015 no hay
sacudones que tuerzan el rumbo, el problema recaerá sobre quienes sucedan a la
reina madre. Haber expuesto al BCRA de tal manera es un problema serio, aunque
todo sea en nombre del falso
desendeudamiento que las propias cifras oficiales desmienten. Ahora
bien, en lo que refiere al tema de los fondos queda claro que todos sabíamos
que la última sentencia de la Cámara de Apelaciones iba a ser desfavorable, y
todo se reducía a conocer cuán mala sería, y salió de la peor manera. Sin
embargo para el gobierno todo se trataba de una campaña en su contra, y que somos
víctimas de los fondos buitre, anti argentina.
Entonces la Presidenta le pide a
Dios que ilumine a la Corte Suprema de Estados Unidos para que dé vuelta todo a
favor de los artífices de la década ganada. El caso NML Elliot está perdido y
sólo falta enterarse de las secuelas. La lista de secuelas y consecuencias es
tan vasta como cada cual quiera imaginarla. Desde la crisis energética, la
pérdida de reservas y la monumental y sospechosa cuenta de subsidios hasta el
proceso inflacionario, la desarticulación del INDEC y el rojo en las finanzas
públicas El mundo le ha cerrado el
crédito a la Argentina, con argumentos técnicos, pero en el fondo se nos juzga por
la falta absoluta de transparencia en las reglas de juego. Falta agregar un dato
nada despreciable en el BID los problemas no llegan a semejantes alturas, pero
las votaciones a favor del país son cada vez más ajustadas. “Hoy estamos 51% contra 49%”. Pedalear
dificultades, no asumir errores y menos corregirlos, ir al choque en cada lugar
y si es preciso, pasar todo por el filtro de las teorías conspirativas, son
mecanismos habituales en el hermético mini universo de Cristina.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario