abril 17, 2009

RAUL ALFONSIN, UN POLITICO MAS?

Sin intención de hacer una biografía, o de agregar o quitar meritos post mortem a su carrera esta intenta ser una comparación política entre, el Alfonsín de 1983, y los gobernantes de un cuarto de siglo después. Incapaces de corregir sus posiciones, el matrimonio presidencial se niega a ver realidades que pertenecen a un tiempo agotado. Y lo cierto es que el matrimonio miró siempre a Alfonsín con distancia, porque lo consideraba parte de un sistema de política que los Kirchner detestan.
El velatorio y sepelio de Raúl Alfonsín constituyeron un fenómeno social que la política no debería despreciar, ya que demasiados sectores sociales percibieron esa discordia entre lo que se fue y lo que está. Y tomaron partido, en su despedida. Alfonsín fue un tibio? Tal vez, pero de convicciones firmes, aun cuando se equivocó y mucho por ese motivo, su mayor virtud consistió en saber determinar el momento en que el combate debía cesar para permitir la oportunidad del acuerdo. La confrontación permanente, sostenía, abre heridas permanentes. Y ése es, el principio fundamental que lo aleja, y lo diferencia de quienes hoy nos gobiernan.

Néstor Kirchner cree, por su propia formación, solo en la confrontación permanente. Kirchner ignoraba a Alfonsín hasta el extremo de haber pedido disculpas a las organizaciones de derechos humanos en nombre de un Estado que "no hizo nada". Este desprecio fue el disparador de este desafortunado y erróneo comentario, que fuera luego rematado con las declaraciones de la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. Injustos y malintencionados para quien protagonizó uno de los capítulos mas importantes en la historia por la justicia para reparar a las víctimas de delitos de lesa humanidad condenando a responsables. Bonafini lanzo fuertes críticas contra Alfonsín, en el día de su entierro. Señaló que Alfonsín había ordenado desalojar a las Madres de la Plaza de Mayo y que en los últimos días vio "grandes hipócritas" que siempre cuestionaron al ex presidente y ahora lo lloran y lo despiden como si fuera San Martín". Hebe de Bonafini, omitió, o será que la memoria le jugo en contra, incluir dentro de los hipócritas a la misma presidenta de la nación, que se llego hasta la casa de la familia, para ofrecer sus condolencias. Si esa hipócrita que destina partidas de dinero publico, que se publican en el boletín oficial, a Bonafini quien debería rendir cuentas de cómo gasta la plata que recibe del Estado, y no ampararse en la defensa de los derechos humanos para gastar la plata de todos los argentinos sin control.

Alfonsín murió convencido de que la Argentina se debe un debate sobre el futuro, después de haber hurgado tanto en su pasado. Kirchner, un desconocido que llegó a la política nacional hace apenas seis años, está seguro de que su permanente invocación a las tragedias que sucedieron es una bandera electoral importante del presente. Futuro y pasado encierran también otro desacuerdo. Un aspecto que Alfonsín tuvo siempre en cuenta era el valor de la palabra presidencial, tanto para lo bueno como para lo malo. Ni Néstor ni Cristina Kirchner han entendido nunca que las palabras violentas o injustas, puestas en boca de un presidente, son malas por sí solas. Ni aún la profunda diferencia de ideas, estilos y convicciones entre Alfonsín y Kirchner justifica, la actitud del Gobierno para con la muerte de Alfonsín. Por que más allá de su larga trayectoria pública en política, con más errores que aciertos, Alfonsín merecía un homenaje amplio y generoso por un solo momento de su vida. Quien no haya vivido en la Argentina en diciembre de 1983 no conoció lo que significó un instante casi único de felicidad en un pueblo entero.

2 comentarios:

Mariel dijo...

Yo tenía tan sólo 5 años en 1983...por lo que no recuerdo ese momento de felicidad del pueblo argentino...pero sí tengo muchos recuerdos de Alfonsín...

Hace unos 12 años, yo formaba parte de Extensión Universitaria de la Facultad de Cs de la Adm. de la Univ. Nac. de E. Ríos...y un día trajimos a Alfonsín a dar una charla...la sencillez y la calidez de esa persona...es incuestionable...no parecía un político, no lo seguían guardaespaldas, nos saludó a todos, era un ciudadano más...alguien que con sus palabras transmitía convicción...más allá de estar o no de acuerdo...

Años después ví pasar, sacando medio cuerpo del auto al Sr Kirchner...saludando a troche y moche...a quienes lo habían ido a ver...por el choripan y el tetra...

En los dos último párrafos que escribí, se puede encontrar la diferencia...no?

Saludos!

BE&P Consulting dijo...

Y bien clara, que se muestra en las dos situaciones la personalidad de un político de carrera y la de un advenediso, desconocedor de principios básicos. Algunos de los cuales se remontan más de 50 años atras en las palabras del propio fundador del movimiento, al que él supuestamente representa, Juan D. Perón.
SALUDOS