mayo 14, 2009

Y CASI 100 DIAS DESPUES………

La semana próxima se cumplirán 100 días desde que la presidenta Cristina Kirchner anunció que se iba a terminar con el negociado de la venta de monedas en la Argentina. El "curro", según lo calificó ese día el jefe de Gabinete, Sergio Massa, debería estar por terminar, pero parece que estamos más lejos de que se concrete el anuncio que nunca. Por lo tanto, los vendedores de los preciados pesos en metal no están preocupados. Es que la semana que viene no estará disponible el Sistema Unico de Boleto Electrónico (SUBE), que anunció con bombos y platillos la primera mandataria. Más aún, los avances que existen en su instrumentación son menores y las peleas internas y las luchas de intereses han ganado lugar en la negociación. Al momento, sólo está en marcha una de las seis licitaciones, la dispuesta para la compra de cinco millones de tarjetas y los tiempos que establece el pliego superarán en algo más de seis meses los 90 días que previó la Presidenta.

Pero algo falló. Los funcionarios comunales llamaron a una reunión a las cámaras de transportistas para tratar la iniciativa. Y los colectiveros, que tienen una aceitada relación con las autoridades del Ministerio de Planificación Federal, le contaron al Gobierno de la Nación los planes del Gobernador de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri. La consecuencia es que ni uno ni otro avanzó. O, mejor dicho los funcionarios nacionales que se apropiaron del proyecto de Macri tuvieron que dedicar los dos primeros meses a empaparse en una materia ajena. Sucede que el organismo que se designó para avanzar en él es Nación Servicios, una empresa del Banco Nación que está manejada por Angel De Dios y que tiene, entre muchos de su planta, a ex empleados de la extinta Nación AFJP. El santacruceño De Dios, de estrecha relación con el ministro Julio De Vido ya que sus hijos son novios, dejó totalmente de lado a los funcionarios de la ciudad y convocó a algunos técnicos de la Secretaría de Transporte para que lo ilustraran sobre el asunto.

Hasta ahora, los avances son mucho más que escasos. Se puso en marcha la licitación de la compra de tarjetas, que es lo más fácil, ya que se compra una commoditie, restan aún otras cinco o seis licitaciones, entre ellas la concesión de la compra de las máquinas para los colectivos, las máquinas de recarga, la operación y el mantenimiento y, lo más importante; quien tendrá a su cargo la administración del sistema. El gran punto entonces por dilucidar es quién se hará cargo del sistema ya que cobrará por comisión. Y, si se tiene en cuenta que se venden unos cuantos millones de viajes por día, el dinero que está en juego es enorme. Más allá de la comodidad para los usuarios, el SUBE no es del todo bien recibido por los transportistas. Lo que pasa es que transparenta todo el sistema de tránsito. Esa información ahora se elabora de una forma muy rudimentaria. No debemos olvidar un dato para nada menor, de esos números depende el monto de los subsidios que reciben las empresas de transporte por parte del Gobierno.

También algunas pyme argentinas, que se habían ilusionado con poder competir, están que trinan, ya que todo indica que serán las grandes compañías, muchas de ellas internacionales, las que van a competir. Hay indicios de que las licitaciones serán arregladas y se confeccionarán de tal manera que muchas empresas locales quedarán afuera, una modalidad común en proyectos de esta magnitud en Argentina. Mientras tanto, pasaron más de 90 días las monedas siguen sin aparecer, y tampoco da señales de vida la tarjeta que iba a terminar con los negociados y los curros, como dijeron la Presidenta y su jefe de Gabinete.

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