junio 24, 2009

ARGENTINA Y EL BANCO MUNDIAL

Aun cuando el directorio del Banco Mundial advirtió sobre las estatizaciones, el alto endeudamiento, la inflación y la "limitada capacidad para atraer capital privado" que padece la Argentina, las críticas vinieron a acompañadas del mayor préstamo en mucho tiempo para el país, más de US$ 4000 millones. Si bien es también cierto que se elogió la "recuperación" que experimentó el país tras el escenario de crisis de 2001, desde su directorio, el banco previno al gobierno nacional, del elevado nivel de corrupción, dejando claramente expresado en su escrito, que este tema no solo que no es de menor importancia sino que es de conocimiento público a nivel mundial. Hay un párrafo aparte respecto de la necesidad de mejorar la gestión pública y los eventuales efectos negativos que el reciente blanqueo de capitales puede tener en materia de narcotráfico. La deuda argentina sigue siendo alta, el crecimiento del PBI está desacelerado, y se prevé que la demanda del consumidor y la inversión privada disminuyan aun más, se advierte en otra parte del informe que acompaña al crédito.

El elevado nivel de percepción de la corrupción, el tamaño del país y la complejidad de las relaciones intergubernamentales quizás hacen de la Argentina un caso particularmente difícil, aunque se trate de males presentes en muchos otros países, pero como bien reza el dicho del saber popular; “Mal de muchos, consuelo de tontos”. Sin embargo hay una pregunta que aunque tiene respuesta, es imposible no hacerla; ¿Cuáles son las razones de fondo para prestar dinero con prevenciones de semejante dureza y con un diagnóstico de situación como el mencionado?, y la respuesta es que en definitiva, el Banco Mundial es un banco de desarrollo, y se esta trabajando con la Argentina para contribuir a mantener gastos sociales clave en el contexto de la crisis económica global y para empezar a enfrentar desafíos de crecimiento sustentable, de los cuales hoy la Argentina carece. Las declaraciones de los funcionarios del banco acompañaron el anuncio formal del préstamo. Se trata entonces de un crédito por valor de US$ 4140 millones, que en los hechos constituye la principal inyección crediticia que la Argentina recibe de una entidad internacional en mucho tiempo.

Pese a otorgar el crédito, el Banco Mundial puso énfasis en los aspectos negativos de la economía argentina, entre ellos, las estatizaciones, la creciente intervención estatal en la economía hecho este último que disminuye la credibilidad del gobierno argentino en relación con los derechos contractuales y probablemente desencadene una oleada de casos de arbitraje. Respecto de los potenciales riesgos del blanqueo de capitales y la moratoria impositiva lanzados por el Gobierno para estimular la recaudación y la economía, se ha dejado en claro que la opción no es deseada ya que se abre una grieta en las defensas de la Argentina contra las prácticas ilegales de lavado de dinero y financiamiento del terrorismo. El actual préstamo es un piso y la Argentina, esta negociando por más, aunque por ahora lo acordado es un préstamo por US$ 840 millones destinado al saneamiento del Riachuelo, cuestión que el banco calificó como "el problema ambiental más visible del país", y en forma paralela, se aprobó un paquete de dinero disponible para la Argentina con el que el país podrá contar de la entidad durante los próximos tres años. Ese dinero alcanza los US$ 3300 millones. Del total sólo 450 millones están listos para ser liberados como fuente de financiamiento de un plan de Protección Social Básica.

El dinero que efectivamente se liberará en el inmediato suma, en total, 1290 millones, que surgen de sumar los 840 millones para el Riachuelo y los 450 millones para el programa social. La información aquí era que su liberación se firmaría en Buenos Aires, posiblemente en esta misma semana. Concretados esos desembolsos, al país le quedarán, todavía, US$ 2850 millones a su disposición. Podrá acceder a ese dinero sólo para financiar en los próximos tres años proyectos en áreas de desarrollo, como infraestructura, exportaciones, sustentabilidad de los recursos naturales, reducción de la pobreza, mejoras en salud y eficacia y transparencia del sector público. Yo lo dudo, y ojalá me equivoque.

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