junio 12, 2009

EL FUTURO LATINOAMERICANO

Cuando la crisis de las hipotecas subprime estalló en los Estados Unidos, a mediados de 2007, América latina la miró por los diarios. Un año después, la onda expansiva de aquel estallido llegó a Wall Street y cayó el banco Lehman Brothers, parte de la región siguió mirando de reojo una crisis que no lo afectada directamente. No así para la Argentina donde todo comenzó un poco antes. Pero el segundo semestre del año pasado, de la mano de un freno de la economía de todo el mundo, América latina sintió las consecuencias. Pese a los matices de cada país, que están más relacionados con la política interna que con la crisis internacional, esta vez la región no ha sufrido tanto como otras veces las desventuras económicas. Y más aún, la recuperación de estos países será antes que la de las economías centrales. Aún cuando por ejemplo Brasil ha declarado que se encuentra en recesión. Según el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) para América latina, la región tocará fondo en el primer semestre de 2009 y luego retomará el camino de la recuperación. El organismo considera que el conjunto de nuestras economías caerán un 1,5%, después de años de crecimiento. Pero para fines de 2010 se verá una expansión en conjunto de un 1,6%.

Por ejemplo, el producto bruto interno (PBI) caerá este año después de un 2008 de fuerte expansión, en Argentina (7%); Brasil (5,2); Chile (3,2); Ecuador (6,52); México (1,3%); Perú (9,8%) y Venezuela (3,2%). Pero ese panorama cambió, al primer trimestre del año, la economía local cayó un 3%. Siguiendo los datos del Indicador Glogal de la Actividad Económica de México, por citar otro ejemplo, la economía de ese país tuvo una contracción de 9,31% respecto del mismo período en 2008. La luz de esperanza, para gran parte de los países de la región, está en la columna de las ventas al exterior. Basta ver lo que América latina coloca en el mundo para entender el porqué de la caída menos trágica que en otras crisis anteriores. Entre los principales productos, Argentina vende harina y porotos de soja, maíz en grano y trigo, después viene lejos el primer producto manufacturado que son los automóviles de 1500 a 3000 cc. En Brasil sucede algo parecido. Los primeros lugares de los bienes exportables son para los minerales ferrosos, los derivados del petróleo, la carne y las aves, y luego sí, los automotores. Si se repasa la lista de los otros países de América latina sucede algo similar. Chile vende al exterior mineral de cobre y sus derivados, luego otros metales y finalmente, pasta química de madera. Colombia, basa sus ventas a otros países en su producción de combustibles (que representan el 46% del total), café, materias plásticas, perlas finas y flores. La mayoría de estos productos han logrado acomodarse en un mundo que ha dejado de consumir muchos bienes manufacturas, pero que mantiene el interés en las materias primas, los alimentos y los combustibles.

La excepción es México, allí la situación es más complicada, la particularidad del la economía mexicana es que la desaceleración de la economía estadounidense, principal destino de las exportaciones de México, puso en serios aprietos a algunas de las mayores industrias manufactureras de la región, automotriz, electrónica y de textiles y confecciones. En los tres casos, se registraron recortes de personal, paros técnicos o cierres de plantas. De estas industrias, la automotriz es la que parece enfrentar la situación más crítica y el proceso de reestructuración a nivel global más radical, aunque los efectos de este proceso en la región son aún inciertos. Otros puntos a favor de la región son los destinos de las exportaciones. Sucede que la mayoría de los países han logrado diversificar los compradores de sus productos. La excepción es, una vez más, México. Por ejemplo, la Argentina vende el 16,5% de sus productos a Brasil, el 9,9% a Chile, el 8% a China y el 7,2% a los Estados Unidos. El socio mayor del Mercosur, Brasil, envía el 47% de los productos a la Unión Europea y a China; sólo el 11,5% va a los Estados Unidos. Justamente esa es una de las fortalezas de la región. México tiene una cartera muy distinta sus vecinos del Norte compran el 80,75% de las exportaciones totales; apenas el 19,25% se dirigen al resto del mundo. Otro sector que se vio afectado fue el inmobiliario, en Argentina las escrituras cayeron un 47,6%. En Chile, un 22%, y en Colombia, un 32%. Una de las características que tiene la región es la absoluta falta de coordinación económica que tienen los países. A diferencia de lo que sucede, por ejemplo en la Unión Europea. Aquí cada uno, con su receta.

La Argentina, como se sabe, optó por anuncios y más anuncios con dinero de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), el resultado, los anuncios quedaron a medio camino y nunca lograron motorizar el consumo o la industria, según se trate. Chile intercaló inversión con asistencialismo. Para el primer cometido, capitalizó con U$S1000 millones a Codelco -empresa estatal de cobre- para que mantuviera y ampliara su plan de inversiones. Otra de las medidas del gobierno de Michelle Bachelet fue un subsidio a la contratación de jóvenes que consta de un aporte del 20% de los sueldos de los trabajadores de entre los 18 y 25 años. México, el más complicado de la región, optó por las recetas ortodoxas. El gobierno pidió al Fondo Monetario Internacional (FMI) una línea de crédito preventivo por U$S 47.000 millones. Con ese dinero disponible, piensa, contendrá los efectos de la crisis. Así está la región. Con sus diferencias y matices. Con algunas ventajas sobre otros lugares del mundo que no saben a quién venderles sus productos terminados. Así está la región, topándose de vuelta con el destino de ser un gran productor de materias. Justamente ese destino, que muchas veces fue cuestionado, parece ser ahora el salvavidas al que se aferra América latina.

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