junio 11, 2009

¿VICTIMAS O VICTIMARIOS?

El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, en su periplo de campaña, ya pasó por algunas localidades del interior, entre ellas, General Villegas, Florentino Ameghino, General Pinto, Lincoln, Tandil, Lobería y Balcarce. Nunca estuvo más de media hora en cada lugar, y la comitiva se vio obligada a realizar sobre la marcha algunos cambios, como el lugar de un acto o el predio para que aterrizara el helicóptero que lo trasladó, junto con los ministros de Gobierno, Eduardo Camaño, y de Asuntos Agrarios, Emilio Monzó, y el jefe de gabinete, Alberto Pérez. Lo que la comitiva no pudo arreglar, o cambiar fue la literal lluvia de huevazos que recibió el gobernador Daniel Scioli en Lobería. Allí terminaba una complicada gira proselitista por el interior provincial para la cual se había dispuesto un operativo policial sin precedente, con el objetivo de contener las protestas de los ruralistas. Un cordón policial de 300 efectivos intentó frenar a los manifestantes, pero un grupo de ellos saltó un vallado y trató de acercarse a la comitiva oficial. Hubo empujones y golpes a poca distancia del gobernador. Tras los incidentes, Scioli inició el acto, en el que entregó subsidios y buscó llevar el mensaje proselitista del oficialismo. Pero los abucheos complicaron aún más la visita.

“La traumática escala en Lobería”: Cuando bajamos del helicóptero con la comitiva del gobernador, un grupo superó el cordón policial y nos tiró piedrazos y huevazos a dos metros de distancia, declaro a la prensa el jefe de gabinete provincial, quien vivió como nunca antes las complicaciones que enfrentan los candidatos que acompañan al Gobierno. El propio Néstor Kirchner enfrentó momentos de tensión en Balcarce, y la Presidenta pasó un mal momento en Coronel Suárez. Pero la agresión contra Scioli se asemejó más a las sufridas por el diputado Agustín Rossi en Santa Fe. En Tandil, Scioli tenía previsto presidir un acto en el campus de la Universidad Nacional del Centro, pero la presencia de unos 30 chacareros persuadió a sus custodios de mudar el acto, a unos 15 kilómetros del predio universitario. Fue en el único sitio en el que el gobernador hizo alusión a la presencia de ruralistas, y sostuvo que había gente que no quería que siguieran adelante. Ahora bien, sinceramente no hay derecho a que unas decenas de productores agropecuarios se conviertan, con la excusa de que el gobernador Daniel Scioli estaba cerca, en una patota de barrabravas. No se trata de una situación exclusiva de los militantes agrarios. Desde hace más de un mes, en la Patagonia petrolera transcurre una convulsión social, con heridos, tomas de plantas y destrucción de instalaciones. La Argentina estuvo a punto de quedarse sin gas por un sabotaje hace apenas tres semanas. Lobería, Tierra del Fuego, Santa Cruz, Neuquén. Distintos motivos, la misma sinrazón y el mismo culpable, el Gobierno Nacional.

La peculiaridad del desborde de Lobería es que sucedió durante un acto proselitista, a 30 días de los comicios. Sería mentira si la campaña quedara entrampada en un pseudo vandalismo. Estos episodios deben ser indagados, ya que son la caricatura de una crisis política que amenaza con volverse crónica. La protesta agropecuaria en Lobería, quedó puesta al margen de la ley porque quienes la llevaron adelante cansados de sus infortunios olvidaron que existen normas de convivencia. Pero Scioli llegó a Lobería transportado por medios oficiales y rodeado de 300 agentes. Cuatro veces más que los que cuidan a los habitantes de esa localidad durante todo el año. Como Kirchner, Scioli realiza su campaña usando los recursos del Estado, que son de todos. Este aprovechamiento de los bienes públicos, que se suma a las candidaturas testimoniales, son abusos de poder que la sociedad padece como una muestra de prepotencia e impunidad. La violencia no puede ser justificada, pero sí, explicada. El conflicto entre el Gobierno y el campo, está allí, sin saldarse. La campaña electoral transcurre como si nada, áreas enteras del tejido agrario están sumergidas en la quiebra por una política desvariada a la que se le agregó una seca histórica. La violencia de los chacareros es la contracara de un vaciamiento conceptual, en el que los funcionarios públicos son elegidos no para realizar los proyectos que imaginan bajo la ducha, sino que a ellos se les confía el Estado para que resuelvan los conflictos. Las autoridades prefieren aprovechar los escarches para figurar, por una vez, como víctimas. De lo contrario, Scioli no hubiera respondido al ataque pidiendo que, para la próxima, le pegaran un tiro.

2 comentarios:

Mariel dijo...

Aunque pareciera, por el tenor de los proyectos que llevan adelante, que sí son los que vienen a su mente cuando se duchan...mientras cantan y bailan...
Hubo una sóla persona que hizo grandes descubrimientos mientras tomaba un baño, fue Arquímides (y su recordado: Eureka)
A Scioli y su comitiva mejor dejémoslos que se bañen tranquilos, así se sacan de la suciedad de los huevazos!

Saludos

BE&P Consulting dijo...

Y SI, DEBEN ESTAR SUCIOS NO... PERO NO TE OLVIDES DE LOS PIEDRAZOS A 2 METROS DE DISTANCIA..
AHORA,A 2 METROS UN PIEDRAZO EN LA CABEZA, POR DAR UN EJEMPLO, NO TE LLEVA DERECHO AL HOSPITAL?
SALUDOS, Y CUIDADO CON LOS PIEDRAZOS DE LOS BARRABRABAS EN LA RUTA.