junio 02, 2009

LOS RECURSOS DEL ESTADO

La Casa Rosada ha decidido una nueva estructura para la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). En momentos en que el Gobierno atraviesa graves problemas de financiamiento, el objetivo de la reforma es convertirla en un instrumento más útil que permita atacar varios frentes, el déficit fiscal, la caída de la actividad económica, la pérdida de empleos, la crisis energética y el reclamo de las provincias para que haya un mayor reparto de los ingresos. Convertida entonces en instrumento para financiar infraestructura, asistir a empresas, socorrer a provincias y cooperar con la Secretaría de Finanzas en el mercado de bonos, la Anses tiende a convertirse en una plataforma de altísimo perfil político. El ex presidente Néstor Kirchner tiene un control estricto sobre este organismo cuyo núcleo, un fondo de cerca de $ 100.000 millones, esta bajo su directa supervisión política. La reorganización pretende delimitar procedimientos en la asignación de los recursos. La Dirección General, que seguirá a cargo de Boudou, estará asistida por tres subdirecciones. La de Administración del Fondo para la Garantía de Sustentabilidad (FGS), la de Administración y la de Prestaciones, y por debajo de esta organización transcurre la política.

Ni Boudou debería regodearse con el dominio de esta gran caja en manos del Estado. De un modo u otro, el deberá referir sus movimientos al ministro de Planificación, Julio De Vido. Esta subordinación no se debe a razones administrativas, sino casi conceptuales. La Anses representa, entre demasiadas cosas, aquel fondo soberano de infraestructura con el que estuvo soñando Néstor Kirchner desde que llegó al poder y para cuya realización hasta imaginó, en los albores de 2008, apropiarse de unos US$ 15.000 millones de las reservas del Banco Central. Este designio es el que pone a De Vido como una especie de padrino invisible de las acciones de los jóvenes economistas que gerenciarán la Anses. El Gobierno, en su asfixia financiera, tiende a mirar los fondos previsionales como la panacea, por eso le asigna objetivos variadísimos a la Anses. El organismo debe solventar los emprendimientos de infraestructura prometidos por los Kirchner y por el ministro de Infraestructura Julio De Vido a lo largo de estos años. Empero al mismo tiempo recibe la presión del Tesoro nacional para evitar una nueva caída en default. Por ejemplo, hace cuatro semanas, el secretario de Hacienda, Juan Carlos Pessoa, le pidió al titular del organismo, Amado Boudou, $3700 millones. Cuando una empresa amenaza con la quiebra y con el consiguiente episodio de desempleo, el caso, la Papelera Massuh, ahí también la Anses corre en su ayuda, la última versión es que el Gobierno la rescatará alquilándola.

Por eso cada proyecto puesto a consideración del organismo debe indicar qué nivel de empleo y qué beneficios sociales agregaría en caso de ser financiado. Cuando se pretende estimular el mercado de créditos hipotecarios, como sucedió, el fondeo tiene el mismo origen. Para el segundo semestre de este año la entidad probablemente deba socorrer a las provincias deficitarias, lógicamente, ya que gran parte del superávit de la agencia este año, unos $ 15.000 millones se alcanzó por los desvíos de coparticipación. Además de todas estas funciones, la Anses debe contemplar un objetivo principal, el que establece la ley de estatización de los fondos previsionales en su artículo 2, que es el de garantizar el máximo rendimiento de los ahorros de los trabajadores, lo que no coincide en absoluto con las urgencias del oficialismo. Esta Anses ideada por el matrimonio presidencial es otra muestra de un método que obedece únicamente a la política kirchnerista. Hay también una marcada, modalidad en la utilización de los fondos provisionales, la fantasía de contar con un nuevo Banco Nacional de Desarrollo, y esta analogía guarda una diferencia entre aquella experiencia de manipulación política del crédito y la actual, el Banade, mal que mal, era un banco y, por lo tanto, quienes lo conducían estaban sujetos a las penalidades de cualquier administrador financiero. La Anses, no. Significativa la diferencia verdad?

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