agosto 27, 2009

EL SANEAMIENTO DEL INDEC

El índice de julio fue el primero que se elaboró durante la gestión de Amado Boudou y era esperado con una relativa esperanza por parte de los analistas acerca de que algo podía estar cambiando en el Indec.
Sin embargo parece que tuvo mala suerte, Amado Boudou, al mismo tiempo que se conocía el índice de precios al consumidor (IPC) de julio, el primero de su gestión como responsable del Indec, la Cámara Federal en lo Contencioso Administrativo le exigía al Instituto que revele cuál es la metodología con que calcula ese porcentaje. La exigencia de los jueces hizo juego con el número divulgado 0,6%, una estimación muy inferior a la real. Las estadísticas se han convertido para el Gobierno en una trampa económica, política, moral y judicial. Casi una trampa mortal. Boudou expuso un argumento para salir del paso, y aunque suene infantil ha dicho que, desde que el Indec fue puesto bajo su dependencia, trascurrieron muy pocos días como para pretender una mejora en las mediciones. De todos modos, Boudou tampoco encaró modificaciones que requieren menos tiempo, es decir ya sea por error u omisión, Mantuvo como responsable del IPC a Norberto Itzcovich, el funcionario que, un día antes de su asunción como ministro, lo desafió desde los diarios diciendo que, "Hay Moreno para rato".

Y se resistió a remover a Hernán Brahim, el ex agente de la policía bonaerense que ejerce un control físico sobre la confección de las estadísticas, por encargo del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Por otra parte, el Ministerio de Economía se ha propuesto rescatar del mercado los títulos indexados por inflación. La operación se haría más costosa para el Tesoro si ese índice, justo ahora, aumentara. ¿Procedería el Gobierno con semejante buena fe? No de ninguna manera. Delicias de la calidad institucional argentina, donde el pagador fija el precio de lo que paga. Cristina Kirchner acepta la táctica de liquidar el debate sobre el Indec rescatando los bonos atados a la inflación. La Presidenta entendió que, antes de encarar ese problema, el de las estadísticas, debe desactivar a quienes con mayor habilidad lo vienen denunciando, los tenedores de títulos cuyo valor ajusta según el índice de precios. La idea de que esos bonistas son el motor oculto de la polémica por el Indec está desfigurada por un par de errores. El más obvio es que la manipulación estadística envilece también los índices de pobreza, las discusiones salariales y priva de criterios de juicio a todos los actores de la economía. Además, el planteo olvida que el principal tenedor de títulos es la Anses, que administra el patrimonio previsional de los trabajadores, sobre todo desde que ese patrimonio fue estatizado. En conversaciones reservadas, la señora de Kirchner ha insinuado que estaría dispuesta a satisfacer a quienes demuestren que fueron perjudicados por su política en el Indec.

Boudou en las dos reuniones que mantuvo con banqueros aclaró que se normalizaran los índices, pero que no revisaran lo que se hizo hasta ahora. El ministro pretende mejorar la percepción de las estadísticas, haciéndolas avalar por universidades estatales. Es posible que, en su aspiración, Boudou no haya tomado conciencia del enredo en el que se metió. El fallo judicial puede ser revelador, ya que apunta directo al método con el que se elaboran los índices. Desde que el Instituto fue intervenido, hace más de dos años, la manipulación de los índices de precios tiene varias dimensiones. La más brutal es el retoque liso y llano. De este vicio sobran testimonios, la incongruencia entre las variaciones que se fueron relevando conservadas en el sistema informático del Instituto y las cifras publicadas puede dar lugar a responsabilidades penales. En la justicia federal se denunciaron varias irregularidades, entre ellas, la destrucción de material estadístico. También la confección de las muestras sobre las que se calculan los precios introduce una distorsión, la muestra clásica suponía que las familias consumían siempre lo mismo, pero desde 2007 se decidió que esa lista de bienes y servicios debía ser mutante, dado que el público sustituye los productos que se encarecen por otros más baratos. La hipótesis debería estar respaldada por una encuesta permanente, y las autoridades del Indec no la realizan, sino que, según todos los testimonios, modifican la muestra de manera intuitiva. Hay una deformación más y es que, en muchos casos, en vez de consignarse los valores del mercado, se toman en cuenta los que regula Moreno en sus acuerdos con las cámaras de empresarios. Es decir, el fondo del problema estadístico está en la política de control de precios del Secretario de Comercio Interior.

2 comentarios:

Mariel dijo...

El fondo del problema, como dice el último párrafo, está en una "sola" persona...ahora bien, Ud conoce el dicho: "muerto el perro se acabó la rabia"...
No nos atrevemos a "matar", literalmente hablando, a quien genera el problema, el motivo que me gustaría saber es ¿porqué? cuál es el favor que le deben? que por cierto debe ser de vital importancia...

El índice está atado a los precios Moreno...que creo sólo los consigue Moreno y su patoterismo cuando van a un supermercado...porque en las góndolas esos precios no existen.

Ud sabe, hablando del maravilloso funcionamiento del Indec, que como país organizado y actualizado que somos...en el año 2008 se realizó el Censo Nacional Agropecuario, pero...tampoco pretenda actualidad, era con los datos del año 2006 y algunos del 2007, venció en agosto de 2008 la presentación...hace un año atrás...se pagaron sueldos a: cencistas, jefes de cencistasm supervisores de los jefes, revisores regionales de censo, encargado zonal de censo...y...aún no existen los datos...un curro más de nuestro querido país.
Y...si te negabas a hacerlo, después no podés actualizar las carpetas en los bancos porque te piden el certificado del censo...un chiste.

Saludos

BE&P Consulting dijo...

UN CHISTE, Y COMO SIEMPRE LE DIGO, ES DE SALON. Y SIN EXTENDERME MUCHO ME GUSTARIA RESPONDER LA PRIMER PREGUNTA:¿CUAL ES EL FAVOR QUE LE DEBEN?
ES VITAL, SIN DUDA, EL SILENCIO NO TIENE PRECIO. Y ES PRECISAMENTE SU SILENCIO LO QUE LOS KIRCHNER LE DEBEN A EL SR. SECRETARIO.
SALUDOS