agosto 18, 2009

GUIDO ALEJANDRO ANTONINI WILSON

Dos años después de que el empresario venezolano Guido Alejandro Antonini Wilson llegara a la Argentina en un vuelo con funcionarios argentinos y venezolanos e intentara ingresar en el país una valija con casi US$ 800.000 sin declarar, la causa judicial en la que se investiga ese episodio parece haber entrado en un agujero negro. El único de los cuatro acusados que declaró ante la Justicia, el ex funcionario kirchnerista y pasajero del avión de la valija Claudio Uberti, vive una vida más que relajada, cuenta con una falta de mérito dictada por el juez Daniel Petrone y confirmada por la Cámara en lo Penal Económico, y por su puesto sin miras de que esto cambie al menos hasta diciembre de 2011. Los tres imputados restantes, el propio Antonini, el ex directivo de la petrolera estatal venezolana (Pdvsa) Diego Uzcátegui y su hijo, Daniel, siguen prófugos. Pese a que el juez y los fiscales María Luz Rivas Diez y Mariano Borinsky siguen haciendo que trabajan y se ocupan por esclarecer todo este ardid tramado por el gobierno Norteamericano, para desprestigiar a la Presidenta de la Nación, tomando medidas de prueba y declaración a nuevos testigos, y por lógica el esclarecimiento del caso hoy parece mucho más que lejano.

La causa, que ya acumula 46 cuerpos y más de cien declaraciones testimoniales, quedó supeditada a la información que pueda llegar desde el exterior. Antonini salió del país el 7 de agosto de 2007, tres días después del hallazgo del dinero, aprovechando que la Justicia aún no lo buscaba. Hoy está recluido en Miami, donde se convirtió en el testigo principal del juicio en el que condenaron a cuatro agentes del gobierno de Hugo Chávez que lo habían presionado para que no develara el origen y el destino del dinero de la valija. En ese proceso, testigos e imputados coincidieron en que se trataba de un aporte de Pdvsa para la campaña electoral de Cristina Kirchner. Pero, según le informaron al juez Petrone por vía diplomática, los protagonistas de ese juicio no están interesados en declarar en la justicia argentina. Los Uzcátegui, mientras tanto, pasan sus horas entre Caracas y la isla Margarita. La colaboración de Caracas para el esclarecimiento del caso fue nula no respondió a ninguno de los cinco exhortos enviados por la justicia argentina. Desde Washington, la información solicitada por Petrone llegó, asombrosamente con más de un año de demora, Estados Unidos envió el contenido de las casillas de correo electrónico de Google de dos pasajeros del avión en el que llegó la valija, Daniel Uzcátegui y Victoria Bereziuk, ex secretaria de Uberti.

La justicia argentina los había pedido, luego de que trascendió un e-mail en el que el venezolano le decía a Bereziuk que no podían dejar solo a Antonini. Pero los datos que fueron solicitados por la justicia Argentina no tienen valor para la causa. Tras recibir las transcripciones de grabaciones producidas durante el juicio en Miami, Petrone reclamó, además, copias de esos audios y de cualquier otra grabación en la que se hablara de la Argentina. En la causa que instruye el magistrado argentino, Antonini, Uberti y los Uzcátegui están acusados de intento de contrabando y lavado de dinero. A lo largo de dos años de investigación, el fiscal Rivas Diez, en los tribunales de Retiro descubrió varias cosas que contradijeron la versión oficial de los hechos. Se supo que Uberti y Antonini se conocieron en mayo de 2007, más de dos meses antes de que ambos aterrizaran juntos en el aeroparque Jorge Newbery provenientes de Caracas. Se confirmó que el dinero había salido en forma ilegal de Venezuela. Se confirmó que después de que se descubrió el dinero Uberti visitó al entonces presidente Néstor Kirchner en la residencia de Olivos. Dos días después del hallazgo Antonini participó de un acto en la Casa Rosada, y se descubrió, además, que Uberti mantuvo conversaciones telefónicas con Antonini cada uno de los días en que el venezolano estuvo en la Argentina.

El fiscal Rivas Diez al solicitar la declaración indagatoria de Uberti, consideró que los elementos reunidos alcanzaban para procesar al ex funcionario como cómplice de Antonini. Pero parece que el juez y los camaristas Marcos Grabivker, Carlos Pizzatelli y Roberto Hornos coincidieron en que aún no está probado que Uberti supiera qué llevaba el venezolano en la valija. No es gracioso? Como Argentino debo optar por reírme, otra posibilidad seria la vergüenza, la impotencia ante semejantes barbaridades, o tal vez el diván.

2 comentarios:

Mariel dijo...

Al diván no se lo recomiendo, porque va a tener que pagar consulta...y no es lógico que tenga que gastar por éstas cosas...
Impotencia, bronca...poco recomendable, daña la salud...tampoco es lógico...
Reirse es buena opción...

Eso sí, uno pasa la frontera de los países del Mercosur y te revisan como si el auto tuviera doble fondo y ahí viniera escondido Bin Laden...

Por eso...reirse...si ya sabemos como termina todo ésto...

Saludos

BE&P Consulting dijo...

Y NO ES MUY AUGURIOSO ENTONCES EL FINAL?
QUE HAGO CREO QUE DEBO OPTAR POR EL DIVAN ENTONCES. TOTAL TODO ESTA BARATO NO CREO QUE SEA TANTO.
SALUDOS