Palabras sueltas. Gestos aislados. Ciertos silencios. ¿Raro? No. Cristina Kirchner y Scioli tienen que defender sus gobiernos en medio de una creciente crisis económica y social, hilvanada por la fragilidad política. ¿Ha dado Cristina Kirchner un paso hacia la toma del poder real? ¿Ha dado Daniel Scioli un paso diferente y distante de Néstor Kirchner? ¿Hay, en definitiva, una reubicación entre los principales actores del poder casi un mes y medio después de la derrota electoral? Si parecería que si. Pero nadie sabe si es que ellos han dado un paso hacia adelante o si Kirchner dio un paso al costado. Sea como sea, lo cierto es que el ex presidente es el símbolo del fracaso electoral del oficialismo, él que imaginó, elaboró y sancionó la estrategia de las elecciones él es por lo tanto, quien debe hacerse cargo de sus errores. Y es cierto que hay algunos datos objetivos y palpables que existen, por lo menos en las formas. Los ministros ya no hablan más en Olivos, en el reino de Néstor Kirchner, ni siquiera es frecuente que sean convocados en la residencia presidencial, en cambio se los ve desfilar por el despacho de la presidenta, ahora, hay todavía un problema sin resolver, ¿Cómo hacer para llenar las horas vacías de el ex presidente? Nadie encontró la fórmula todavía. Cristina Kirchner volvió a su despacho, ella es la que convoca y recibe, en la Casa Rosada o en Olivos, a interlocutores públicos o privados y los funcionarios han dejado de mentar a "Néstor" como una certificación del poder real. Fue la Presidenta la que habló con Hugo Moyano, para que frenara su embestida rupturista en la CGT. Ella siguió en tiempo real esa trifulca.
Scioli por su parte se ha reunido, en público o en privado, con los dirigentes rurales, con Eduardo Duhalde y con José Manuel de la Sota, esa lista de interlocutores era suficiente para ser un detestable hereje hace apenas un mes y medio. Scioli necesita asegurar la gobernabilidad de su provincia y no archivó su proyecto presidencial. Duhalde le sirve para una cosa; De la Sota, para la otra. El gobierno nacional sigue enojado con los ruralistas. Scioli exploro en el predio de la Rural la posibilidad de reabrir el diálogo con los líderes del campo que quieren hablar. Los ruralistas han subrayado, incluso, que la necesaria reducción de las retenciones no debería dejar sin recursos al Estado, lo que muestra que nunca fueron necios. Convocar al diálogo y no llamar a los ruralistas era, una omisión tan evidente como inservible. Estos son los gestos y cambios que saltan a la vista, pero todo ha girado en torno de Néstor Kirchner durante mucho tiempo y su propia esposa aceptó esa lógica desde que le tocó el Gobierno. Otro problema es el que plantea la necesaria coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, por ejemplo, explicar las bondades de los cambios en el Indec, mientras Guillermo Moreno sigue interviniendo de hecho en la agencia de estadísticas oficiales, y si en las mediciones prevalecen las ocurrencias del eterno secretario de Comercio como sucede ahora, cualquier atisbo de solución se arruina irremediablemente. Algo parecido sucede con el Consejo de la Magistratura, la actual composición no ha servido sin embargo, ningún Consejo de la Magistratura será serio y creíble si los representantes del oficialismo siguen siendo Carlos Kunkel y Diana Conti. Estos usan sus lugares sólo para presionar a los jueces.
Conti es insalvable se ha referido despectivamente en público a Raúl Alfonsín, fue candidata a senadora en las listas de Alfonsín en 2001 y accedió a la banca senatorial cuando el líder radical renunció a ella en 2002. No tuvo ni respeto por alguien que acaba de morir rodeado por el cariño o el aprecio popular, con todos sus defectos y virtudes. Kunkel pertenece a un tiempo que se ha ido, el del poder arbitrario y solitario de Néstor Kirchner. El Gobierno se niega hasta ahora a ver las causas reales de esa falta de certidumbre. Había un problema con la monumental salida de dólares del sistema financiero, entonces el brillante Ricardo Echegaray, jefe de la AFIP, creyó eficaz condicionar la venta de dólares, ridículo, no hay mejor prueba para la desconfianza sobre el valor del dólar que retacear su venta. La Argentina tiene un problema serio de falta de inversión, la única inversión local, cada vez más retaceada por la crisis fiscal, es la del Estado. China y Brasil están creciendo a un ritmo más rápido que el previsto por los analistas. Los dos son clientes históricos de la Argentina. Una puerta se le está abriendo al país hacia un nuevo ciclo de cierta abundancia, pero no obstante esta posibilidad Moreno ha creado un obstáculo otra vez, bajó todas las persianas de las importaciones y China y Brasil fueron afectados. ¿Cómo pedirles que nos compren cuando la Argentina no los deja vender?
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