Desde la Asociación Empresaria Argentina, dijeron algo que es más que evidente, pero no por serlo deja de tener la seriedad que tiene. Tal vez en lo que fue el más duro comunicado emitido en su historia, el empresariado Argentino expreso que la "injerencia estatal indebida en el ámbito de las empresas atenta contra el desarrollo del país". Con el gobierno de los Kirchner, el Estado se ha arrogado el derecho a intervenir en todo. Fijar precios, manejar empresas, romper contratos, prohibir importaciones y exportaciones, crear y colocar impuestos, y decidir arbitrariamente quiénes están alcanzados y quiénes, exentos. El resultado no podía ser peor. El esquema kirchnerista disparó hace mucho la inflación, que es la más eficiente e implacable máquina de fabricar pobres. El Gobierno, lejos de querer detenerla, optó por la falsificación de las estadísticas. Y profundizó su intervención arbitraria en la economía. Junto con la reaparición de la inflación, desapareció la inversión. Y finalmente llegó la recesión. Las personas decentes y razonables que reclaman un plan asistencial para los pobres tienen razón, pero han equivocado el orden de prioridades.
Si no se detiene la inflación, los subsidios que puedan otorgarse serán devorados implacablemente por el fenómeno que el Indec no detecta desde que está conducido por un técnico cuyo principal mérito es aparecer en el palco en los actos proselitistas del jubilado de privilegio y diputado electo Néstor Kirchner. El Gobierno, con sus intervenciones, ha destruido por completo el sistema de precios y mercados de la ganadería, las carnes, la lechería y la energía. El objetivo proclamado es el de ayudar a los pobres, redistribuyendo. Lo que hace, en cambio, es que los pobres, que jamás volarán, contribuyan con sus impuestos a solventar por ejemplo a Aerolíneas Argentinas. A pesar de que los lácteos siguen siendo muy caros para los pobres, los productores siguen sufriendo la quiebra de sus tambos. Y las dos mayores industrializadoras de leche del país han pasado por serios aprietos y han necesitado salvatajes. Todo eso ocurrió, además, mientras las condiciones internacionales fueron las más favorables de la historia para la producción agropecuaria y para las agroindustrias.
No ha habido la más mínima señal de cambio. El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, agrega una bravuconada a su larga lista todos los días. Cualquier empresario que se queje, recibe como oferta inmejorable, entrégame las llaves y yo manejo tu compañía. Los empresarios optimistas creyeron ver una puja en el gabinete, donde Amado Boudou y Aníbal Fernández tratarían de limitar los disparates morenistas. El paso del tiempo demostró que pecaron de ingenuos. El ministro de Economía defendiendo al director técnico del Indec y Fernández usando superpoderes para poner dinero estatal en el fútbol parecieron mostrar que los supuestos rivales del jefe de Comercio Interior en realidad lo imitan. El Congreso volvió a permitirles a los Kirchner seguir manejando la economía a su antojo, incluso utilizando prerrogativas claramente anticonstitucionales, como la creación de impuestos a las tarifas de electricidad y gas. Muchos candidatos que dijeron ser opositores en la campaña demostraron ahora, con su voto o su silencio, que, en realidad, participan de la misma línea de pensamiento que el kirchnerismo.
2 comentarios:
cómo sufro en la distancia por mi familia, por mis amigos, por mis conocidos, sueño con volver a mi país, pero si vuelvo, tl cual esta ahora, no sobrevivo...se desangra mi alma...hasta cuándo tantas injusticias, hata cuándo...
SOLO PUEDO DECIRLE QUE A LA ARGENTINA DE HOY LA HACEMOS TODOS, O NO LA SALVA NADIE.
EL 28 DE JUNIO PASADO, DE UN ELECTORADO DE 15.000.000 DE ARGENTINOS 11.880.000 DIJERON NO A LO QUE ESTA SUCEDIENDO. ESPEREMOS QUE A PARTIR DEL 10 DE DICIEMBRE PROXIMO SE PUEDA VOLVER A CONSTRUIR UNA ARGENTINA MEJOR.
MUCHAS GRACIAS POR SU COMENTARIO.
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