septiembre 25, 2009

UNA MARCA REGISTRADA

Aquellos abusos que se vuelven usos, generan muchas veces que lo atípico, al persistir en el tiempo, adquiera cierta naturalidad, y de repente, pasan a formar parte del orden normal de las cosas. En la Argentina hoy existen muchas deformaciones que han adquirido esa condición, y el ejemplo es clarísimo, esto es lo que viene ocurriendo con el papel de Néstor Kirchner en la vida pública. Al comienzo del actual período presidencial, el protagonismo de Kirchner era interpretado como un dato apenas visual que, en todo caso, palidecía el establecimiento de su esposa en el poder. Así se interpretó también su irrupción del ex mandatario, no bien estalló el escándalo de la valija de Guido Antonini Wilson, en el que le pidió a la Presidenta que se quedara tranquila porque él le daría el respaldo necesario en esa crisis. O durante aquel heroico viaje a la selva colombiana para acompañar la entrega de un rehén que ya había sido liberado. Hasta el reciclado del Partido Justicialista, para que Kirchner ocupara su jefatura, fue visto como el esfuerzo de un hombre que, acostumbrado a gobernar durante más de 20 años, buscaba su lugar en la escena. Luego de varios meses, y sobre todo a partir del conflicto con el sector agropecuario, el fenómeno cambió de carácter, allí quedo claro que el Gobierno dependía de un centro de decisiones externo al institucional, que desde Olivos, un ciudadano se encargaba de fijar la alícuota de las retenciones, de fortalecer a algunos funcionarios en detrimento de otros, de negociar aumentos salariales con el sindicalismo, de instruir a los legisladores sobre la sanción de las leyes y, hasta de disponer operativos de la AFIP contra un diario.

Se hizo así más que evidente, que quien gobierna es Kirchner. La imagen del ex presidente fluctúa más que la de Cristina Kirchner, como si los ciudadanos ya no vieran en ella a una figura decisiva de lo que ocurre en la escena oficial. El papel central de Kirchner en la administración se convirtió entonces, en un hecho aceptado. A tal punto que en relatos periodísticos se reportan las decisiones de Estado que él va tomando sin necesidad de aclaración alguna. Los ejemplos sobran, el esposo de la Presidenta ha intervenido en los gobiernos provinciales, ordenando la renuncia de ministros del gabinete bonaerense de Daniel Scioli, o del de Daniel Peralta, en Santa Cruz. La función de Kirchner en la vida pública exagera hasta la caricaturizar la figura de su esposa. Ahora él resuelve casi todas las cuestiones oficiales en calidad de simple ciudadano. Un ciudadano que se distingue del resto sólo por el vínculo conyugal con quien debería conducir el Poder Ejecutivo, y también, por su condición de diputado electo. La contaminación entre lo público y lo privado, que se pone de manifiesto con esta desorganización de funciones y responsabilidades, lleva al extremo un estilo de gobierno. El secretario de Comercio, Guillermo Moreno, se precia de no dejar ninguna de sus órdenes por escrito. El ministro de Planificación, Julio De Vido, ejerce por momentos la función de ministro de Trabajo, y en otros casos, como en la relación con Venezuela de canciller. El ministro de Economía debió asumir sus funciones renunciando por adelantado al derecho a designar sus equipos, que serían formados según indicaciones emanadas desde Olivos.

La desaparición de la línea que debería dividir lo público y lo privado se vuelve evidente también en la conducta patrimonial del matrimonio presidencial. Néstor Kirchner produjo una demostración llamativa de esa confusión, cuando consultado sobre el vertiginoso enriquecimiento que consignan sus declaraciones juradas, contestó que eso es problema suyo, ciertamente una respuesta insólita para alguien que ejerció la función pública, sin interrupción, desde 1987 hasta 2007. La presencia de un personaje que se apropia de la capacidad de decisión de los funcionarios es más que una curiosidad criolla, corroe la legitimidad de la política argentina. Si quien maneja las cuestiones de Estado no fue designado para ello, el contrato electoral queda disuelto. Esa agresión a la salud de la República se vuelve más preocupante porque proviene de una administración que, como la de Cristina Kirchner, acostumbrada al engaño en su momento había prometido un salto en la calidad de las instituciones. Lo cierto es que la delegación de facultades que la Presidenta realizó en favor su esposo, no sólo pone de manifiesto una conducta destituyente similar a las que el Gobierno detecta permanentemente en sectores de la oposición. También desmerece la reivindicación de género que, según se ha ufanado tantas veces la primera mandataria. Otra promesa que quedó reducida a la anunciocracia, mientras la política argentina se rinde al más arcaico de los machismos.

2 comentarios:

Mariel dijo...

Quiero dejarle un comentario, que no hace a la publicación en sí, pero que me generó una gran indignación...
Cómo es posible que HOY 29/09/2009 (lean bien la fecha) cuando la Sra. Presidenta ya se olvidó que anduvo por NY y la Isla Margarita, recién hoy, salga publicado en el Boletín Oficial el Decreto 1300/2009, con la designación de quienes la van a acompañar al viaje?
Dígame Ud algo que me cause gracia, por favor se lo pido, porque ésto es lo más absurdo que conozco y encima, qué podemos hacer nosotros ante tantos atropellos??
Para qué fue Capitanich? Insfran? Díaz Bancalari? Rossi? Basteiro? y sigue...

Es Argentina...un país en serio.

Saludos y gracias por dejarme opinar.

BE&P Consulting dijo...

ENSERIO, ARENTINA ES UN PAIS, Y HASTA FIGURA EN ALGUNOS MAPAS.
LO DEL DECRETO...BUENO NO HAY QUE SER TAN INTOLERANTE, A CUALQUIERA SE LE PUEDE PASAR, PUBLICARLO UN DIA ANTES, O 7 DIAS DESPUES...CUAL ES LA DIFERENCIA?
O SERA TAL VEZ PARA DIBUJAR EL GASTO REAL DE TODA ESA COMITIVA?
NOOOO, QUE MAL PENSADO.
SALUDOS AMIGA, Y SU OPINION SIEMPRE ES BIEN VENIDA.