octubre 02, 2009

JULIO CLETO COBOS

No se trata de que vuelva a desempatar en contra del oficialismo, como sucediera el 17 de julio del año pasado con el tratamiento de la resolución 125. Nunca en la historia sucedió que la Cámara quedara empatada entre la totalidad de sus miembros presentes y que entonces al vicepresidente le tocara desempatar. Aquella fue una situación azarosa, excepcional y que muy difícilmente vuelva a repetirse en la historia Argentina, pero dentro del oficialismo ha surgido una preocupación por el rol que podría tener el vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, en el tratamiento de la ley de medios en el Senado, que ya tiene media sanción de la Cámara de Diputados. El rol del vicepresidente como titular del Senado sí tiene incidencia en el tratamiento de la ley. Quizás por esta razón, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, públicamente le pidió que diera un paso al costado, una forma bastante directa de pedirle la renuncia. Cobos lleva ya catorce meses enfrentando este tipo de planteos e insinuaciones y ha demostrado coherencia y firmeza al rechazarlos. Más de una vez dijo públicamente que si querían que deje el cargo iban a tener que hacerle juicio político, que es el procedimiento establecido por la Constitución Nacional para destituir y desplazar tanto al presidente como al vicepresidente. Para hacerlo hace falta una acusación fundada, la que debe ser resuelta por ambas cámaras, y para poder destituir a cualquiera de los dos integrantes del binomio presidencial se requiere la mayoría especial de dos tercios.

Es claro que el oficialismo aunque mantenga la mayoría simple en Diputados, como lo acaba de demostrar, y eventualmente lo puede hacer en el Senado, dista de tener los dos tercios necesarios para votar la destitución. Desde el punto de vista histórico, nunca en más de un siglo y medio desde que fuera sancionada la Constitución Nacional de 1853 se sustanció un juicio político contra el vicepresidente y no parece fácil que se lo haga ahora. El rol que puede adoptar Cobos se ha hecho evidente el mismo día de la media sanción de la ley de medios en Diputados, cuando en el plan de labor parlamentaria para el tratamiento en el Senado dispuso enviarla a cinco comisiones, cuando el oficialismo pretendía mandarla sólo a dos. La diferencia es clara, si se enviaba sólo a dos, era posible el llamado tratamiento exprés por el cual, trabajando rápidamente y sin mayor debate, análisis y discusión, el proyecto de ley de medios podría tener sanción definitiva en la primera quincena de octubre. Si en cambio se enviaba a más, como propuso el vicepresidente en forma coherente, el tratamiento se dilata. El 10 de diciembre entra en funciones el nuevo Congreso, en el cual la mayoría oficialista dejaría de funcionar. El oficialismo pretende una rápida sanción definitiva con la composición actual del Congreso y la oposición busca dilatarla hasta que entren en funciones los nuevos legisladores. La cuestión es que nuevamente la Presidenta y el vicepresidente se encuentran en posiciones enfrentadas en un tema crucial.

El viaje presidencial. Sobre esta situación, el viaje de Cristina Kirchner al exterior por una semana, tenía un doble propósito, hizo que Cobos asumiera la presidencia y en consecuencia no pudiera presidir el Senado en un momento decisivo o crítico. En este caso, el senador justicialista José Pampuro fue quien lo reemplazo y éste está claramente alineado con el oficialismo. Con el proyecto en el Senado y Cobos en el ejercicio de la Presidencia de la Nación, Pampuro podría haber reducido la cantidad de sesiones que lo trataran, pero no se logro. Más allá de las cuestiones institucionales y de la importancia que tendrá el cumplimiento del reglamento de la Cámara de Senadores (como lo demostró la controversia que se desató en Diputados, al considerar la oposición nula la sesión que dio media sanción a la ley de medios por haber sido violado el reglamento) hay una realidad política, dura para el gobierno, Cobos es el político con mejor imagen y el que tiene más intención de voto para las presidenciales de 2011. Cuanto más critique el oficialismo a Cobos, más crece en la opinión pública, al aparecer como el límite posible del matrimonio Kirchner. Su convocatoria a la búsqueda de un consenso nacional es la diferencia más relevante con el kirchnerismo. Otra vez, las circunstancias vuelven a encontrar a la Presidenta y al vicepresidente en veredas opuestas y la diferencia es que hoy el matrimonio Kirchner sabe que Julio Cesar Cleto Cobos no es uno más de sus títeres.

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