octubre 16, 2009

UNA PARTE DEL POR QUE

La política ha fracasado otra vez, si una más, el Congreso ha aprobado una ley de medios audiovisuales elaborada deliberadamente contra un sector del periodismo, y delegará en el mandamás del Gobierno muchas facultades sobre la libertad de expresión. Leyes de esa naturaleza e importancia han llevado años de análisis en los países más avanzados del mundo, aquí, la necesidad y el oportunismo del gobierno aceleraron el trámite con velocidad supersónica. Son tantos los derechos y garantías dejados en el camino que la justicia deberá actuar donde fracasó la política, de hecho ya se habla de que la conversión de aquel proyecto en ley, camina sin remedio hacia una declaratoria de inconstitucionalidad. Pero la última instancia de la Justicia está al final de un largo camino, y llegado el caso a la futura ley de medios audiovisuales le aguarda el trámite lento de una compleja gestión de la justicia argentina. Ahora, ¿Por qué los Kirchner desafían con tanta suerte hasta la ley de la gravedad? Han perdido hace poco una elección crucial y ahora están en lo más bajo de la aceptación popular, y Kirchner se da el lujo de deslizar su candidatura presidencial para 2011. Con el 80% de imagen negativa, su destino debería ser su casa y no el poder. De una reelección de Cristina Kirchner, ni se habla porque nadie la cree viable, ya que su mayor error fue delegar el gobierno a su marido, con menos crédito social que ella. ¿Por qué el marido ganaría, entonces, en semejantes condiciones de impopularidad?

Sin embargo, parecería ser que la ley de la gravedad también ha sido derogada por los Kirchner ya que siguen ganando batallas, y el por qué triunfan cuando deberían perder tiene respuesta simple, el control del dinero del Estado. El envío de los recursos de la coparticipación a las provincias sólo se negocia en Olivos. Las provincias necesitan de esos recursos para el trámite básico de pagar puntualmente los salarios al personal estatal. El gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, que fue públicamente crítico del proyecto de ley audiovisual, sufrió en el acto una venganza financiera, le cortaron todos los recursos. Aún así Urtubey no es el que está en peores condiciones, su provincia puede pagar los sueldos con recursos propios, pero muchas otras no pueden y necesitan del oxígeno que provee Olivos. Un caso para remarcar es el del senador Jenefes, una persona de palabra y firmes convicciones que había dicho que no firmaría si no se le introducían al proyecto cambios sustanciales, pero de golpe y luego de una reunión en Olivos firmó sin condición alguna. Seguramente su provincia, Jujuy, fue advertida de que no recibiría recursos nacionales en adelante. Los principios se dirimen en esos términos en la era de los Kirchner y las consecuencias pueden ser devastadoras, un ejemplo es, la norteamericana Direct TV que no sabe si se quedará en el país. Estará obligada a poner en su grilla a todos los canales estatales y paraestatales de las provincias y regiones donde ofrezca sus servicios. Direct TV no es generadora de contenidos, sino una transportadora de entretenimientos, pero su satélite no tiene espacio para todos los desvaríos argentinos.

La ley debió aprobarse en la semana porque la Presidenta viajaba a la India y no quería estar ausente en el momento de la votación. Ya era sabido y parte de una manera de gobernar que el matrimonio había ordenado que el proyecto fuera sancionado antes del 10 de diciembre, cuando cambiará la composición del Congreso. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, levantó su primera reunión con la embajadora norteamericana, Vilma Socorro Martínez, pretextando que Cristina lo había convocado desde Olivos. No dijo la verdad, pero semejante argumento dio pie a dramáticas interpretaciones. ¿Era sólo un pretexto para esconder una decisión política o los ministros se mueven como en una corte imperial del siglo XVIII? ¿No podía la Presidenta postergar su reunión con Fernández hasta que éste cumpliera con sus compromisos? La embajadora Martínez no fue funcionaria ni diplomática de Washington su buena intención para reencauzar la relación entre los dos países es auténtica, aunque tropezó aquí con los falsos pretextos de los Kirchner. En rigor, Aníbal Fernández le propuso a la embajadora que la reunión se realizara cuando bajara la tensión social por el conflicto en Kraft. Esa verdad ocultada hubiera sido más creíble que los supuestos arrebatos intrusivos de Cristina Kirchner. El pretexto del ministro exhibió las condiciones del microclima que viven en el poder. Una orden de los Kirchner puede paralizar el Gobierno, inclusive al país entero.

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