junio 28, 2010

El affaire de los barrabravas

El desarrollo que sigue, es el de un tema tan viejo como el football mismo, pero que nadie puede o mejor dicho, nadie quiere terminar. El papelón provocado por los primeros diez hinchas a quienes las autoridades sudafricanas mandaron de vuelta a la Argentina puso de manifiesto la despreocupación del gobierno argentino para prevenir debidamente esta situación indeseada, que deteriora la imagen del país, al tiempo que abre más interrogantes acerca del apañamiento oficial hacia estos embajadores de la violencia. La deportación de varios de los barras bravas que viajaron a ver el Mundial, abre un debate aun más amplio en el que está involucrada la Justicia, y no solo el gobierno y la oposición. Lo concreto es que barras con prontuario salieron del país, otros consiguieron dinero para pasarse un mes en Sudáfrica amparados en una ONG de dudosa transparencia (Hinchadas Unidas) y otros fueron por su cuenta amparados por el poder y por sus vínculos con el cuerpo técnico del seleccionado nacional La llamada hinchada oficial de la Selección llamada "La banda del Narigón". El gobierno kirchnerista, más de una vez, intentó aclarar que no tenía nada que ver con los barrabravas. Incluso a pesar de que entre los inspiradores de la ONG Hinchadas Unidas Argentinas (HUA) había reconocidos militantes del oficialismo. Más allá de la insistencia de funcionarios del Gobierno en desligarse de los barrabravas, se confirmó por ejemplo que Ariel Pugliese, un ex jefe de la barra brava de Nueva Chicago, a quien apodan "el gusano", quien todavía se halla en Sudáfrica, y otro conocido hincha, Javier Miranda, tenían un vínculo contractual con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y fueron algunos de los participantes en los episodios de vandalismo registrados en la última Feria del Libro.

En esa oportunidad, se interrumpió violentamente la presentación de un libro crítico sobre el funcionamiento del Indec. Si se buscan explicaciones a cada uno de estos hechos se encuentran respuestas confusas. Ejemplos, el fiscal que dictaminó a favor del permiso para que Andrés "Pillín" Bracamonte, el líder de la barra de Rosario Central, viaje a Sudáfrica, dijo estar convencido de que actuó correctamente. El condenado Roldán, el líder de Central, Andrés "Pillín" Bracamonte y el moyanista jefe de la barra de Independiente, Pablo "Bebote" Alvarez emprendieron junto a otros siete referentes de la pesada tribuneras el viaje de regreso el pasado 8 de junio. A todo esto, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, su ufanó en su blog de que la deportación se logró gracias a que los únicos gobiernos que brindaron información sobre los violentos que podían viajar al Mundial fueron el argentino y el inglés. La relación entre football, política y mentiras no termina allí. Un año atrás, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, había expresado públicamente que el Estado no pondría un peso para el financiamiento del football argentino. Poco después, la realidad lo desmintió. Hoy el Estado argentino no sólo financia al football de primera división con su proyecto televisivo "Fútbol para todos", sino que hasta se da el lujo de perder plata. Entre otras cosas, porque el gobierno de Cristina Kirchner se resiste a pautar en los partidos del campeonato local otra publicidad que no sea la del Estado nacional. En tanto, 42 barras, muchos de ellos de una de las facciones de Boca Juniors fueron advertidos por la Pack Force, el grupo de choque de la Policía Sudafricana, que no podrán asistir a los estadios los días de partidos y ni siquiera acercarse a un kilómetro a la redonda de las canchas donde se jueguen los encuentros. Una reflexión en una palabra, vergonzoso.

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