junio 29, 2010

Los barrabravas

No estuvo Marcelo Mallo, el kirchnerista que "inventó" HUA, esta ONG que desde el momento de su creación se sabía cómo iba a terminar esta historia, nada más y nada menos que como terminó con los barras argentinos dando vergüenza en Sudáfrica y el escándalo reflejado en la portada de todos los medios internacionales. No hubo tampoco comité de recepción, ni símbolos K. Ni banderas de Hinchadas Unidas Argentinas, como exhibieron en los últimos tiempos en cuanto estadio de la Argentina pisaron. Apenas los recibieron una decena de familiares, especialmente a los tres barras de La 14, la hinchada de Club Lanús. Pero lo que sí hubo fue mucha presencia de los medios periodísticos que, con los flashes y luces de las cámaras, como si fueran estrellas de Hollywood le dieron una rutilante bienvenida a esos primeros diez deportados por las autoridades de Sudáfrica, que se quedaron con las ganas de ver el Mundial, hubo que esperar bastante debido a que el avión que los trajo de vuelta se demoró en Brasil y la salida se concretó pasadas las 23hs. Entre los deportados, estuvo Sergio Flay Roldán, el jefe de la barra brava de San Martín de Tucumán, quien no salió por el hall del espigón internacional de Ezeiza, ya que la Policía Aeroportuaria, cumpliendo estrictas órdenes de la jueza María del Pilar Prieto, lo detuvo apenas pisó suelo argentino por haber violado su libertad condicional. Y, esposado, lo condujo a un sector del aeropuerto para escoltarlo directamente a la provincia norteña.

Pero, existe un caso muchísimo más grave aún, y es el caso de Pugliese. "El gusano" como lo apodan, se hizo reconocido por primera vez cuando apareció fotografiado custodiando al astro de la selección Lionel Messi en una de sus llegadas al país para jugar una serie de las eliminatorias mundialistas. Más cerca en el tiempo, su nombre sonó públicamente cuando, entre sillazos y empujones, participó de los incidentes en la presentación de un libro sobre el Indec del periodista Gustavo Noriega en el marco de la Feria del Libro. En ese entonces era empleado del mencionado y controvertido Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. A pesar de que el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, fue el primero en renunciarlo antes de brindar su informe en el Congreso, parece que Ariel "el gusano" Pugliese, el barrabrava de Nueva Chicago que participó del escrache en la Feria del Libro, no puede despegarse de su trabajo en el Estado y de su relación con el Gobierno. Lo de Fernández es insólito ya que fue él quien se encargó de confirmar que Pugliese había sido empleado del Indec, pero también de ratificar su renuncia, "No trabaja en el Indec, renunció". Javier Miranda, otro barra de Mataderos, continúa trabajando en el organismo. Otras fuentes del Indec opuestas a la intervención afirmaron que Pugliese tenía un contrato con el Estado de Nivel D General por el que cobraría un básico aproximado de 2500 pesos, según el Sistema Nacional de Empleo Público (Sinep), a lo que deben sumarse horas extras, censales y viáticos. Con esos adicionales, se estima, que podría haber estado ganando unos 5000 pesos mensuales. Y tampoco hay que olvidar, los 15000 dólares que costó enviarlo a Sudáfrica, es decir comprar el paquete que incluía los tres partidos de la primera rueda, comida y alojamiento.

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