agosto 13, 2010

Problemas en el Banco Central

No sólo continúan los desplazamientos de técnicos, sino que, existe una interna política que está repercutiendo en el funcionamiento habitual del banco. El 23 de septiembre vencen los mandatos de seis de los diez miembros del directorio del BCRA, incluyendo el de la propia presidenta, Mercedes Marcó del Pont, y la puja por asegurarse un espacio de poder dentro del banco está a la orden del día. Seis meses han pasado desde que Martín Redrado dejo el Banco Central (BCRA) y, sin embargo, la situación dentro de la autoridad monetaria está lejos de haberse solucionado. La conspiración vaga por los anchos pasillos del Banco Central y ya se han cobrado su primera víctima. El gerente de dictámenes de la Superintendencia de Entidades Financieras, Gabriel Del Mazo, fue separado de su cargo y confinado a un destino marginal. Se dijo que no había informado al Directorio de la existencia de un arbitraje en el CIADI, tema que, según la presidenta Mercedes Marcó del Pont, impedía el pago de la compensación por pesificación asimétrica que reclamaba el Scotiabank. Sin embargo, el verdadero motivo habría sido que la orden de resolver con celeridad esa cuestión provino del Gerente General Benigno Vélez, un íntimo amigo del ministro de Economía Amado Boudou, con quien Marcó del Pont mantiene un intenso conflicto por el comando de la entidad. Desde el ministerio, dicen que la relación con Boudou está en su mejor momento, no obstante, desde el BCRA, hablan de un serio conflicto. Marcó del Pont y Boudou se reunieron la semana pasada y hablaron sobre varios temas, como la transferencia a Economía de las utilidades del banco, unos $ 20.000 millones. Pese a que el vocero del BCRA negó terminantemente cualquier confrontación, diversas fuentes del banco destacan, por caso, que la relación de Marcó del Pont con Benigno Vélez es extremadamente tirante. Tanto, que para el manejo diario de la entidad, la economista prescinde del hombre de Boudou siempre que puede y, en su lugar, se vuelca a sus mujeres de confianza, Cecilia Todesca Bocco y Silvia Traverso.

Si bien la Carta Orgánica del BCRA establece que el presidente de la entidad puede nombrar y remover al gerente general sin necesidad de contar con la aprobación del directorio, por ahora, Marcó del Pont habría optado simplemente por aislar a Vélez de las decisiones del banco. Después de todo, en la cúpula del BCRA no quieren polémicas, más considerando que en septiembre se define la suerte de gran parte de sus miembros. Mientras tanto, en los primeros seis meses del año, el Banco Central ya emitió $27.000 millones. De ese total, $22.234 corresponden a pesos que la autoridad monetaria imprimió para comprar los dólares del superávit comercial, las divisas generadas, sobre todo, por las exportaciones del producto estrella del país, la soja. Ahora que se frenó la salida de capitales y que los exportadores están vendiendo gran cantidad de divisas, el Banco Central compra dólares, evita que el precio caiga y, de paso, acumula reservas. Desde comienzo de año las reservas aumentaron en US$ 2.857 millones. Esto sin contar los US$3.000 millones que el Gobierno usó para cancelar deuda con organismos multilaterales y con tenedores privados de bonos vía el Fondo de Desendeudamiento. En total, se trata de casi 6.000 millones de dólares que adquirió el Central desde que comenzó el 2010. Pero cada vez que el Central compra dólares, emite pesos. Y esa emisión, si ocurre en niveles demasiado altos, puede tener un impacto en la suba de los precios. Entre 2003 y 2008, el incremento de reservas fue un reflejo del abultado superávit comercial que había. Pero desde 2008, tras la pérdida del superávit fiscal, la totalidad de las reservas el Banco Central lo compra con inflación a un ritmo de US$ 4.000 millones por año, apoyado en el impuesto inflacionario de 1,2% del PBI.

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