septiembre 13, 2010

De usos y costumbres

Junto con el ministro de planificación federal Julio De Vido, son sin duda los dos hombres más poderosos de la administración Kirchner, Aníbal Fernández ha mantenido durante siete años casi la misma postura. Hombre duro, y de palabra fuerte no calla ni aun cuando la situación lo amerita. Esta característica particular del jefe de gabinete se ha magnificado con los años y hoy se encuentra fuera de control. Últimamente se ha erigido como vocero oficial y defensor de todas y cada una de las acciones del gobierno nacional. En una de sus últimas intervenciones el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, criticó fuertemente a varios dirigentes de la oposición, Fernández, en su estilo de perfil alto y verborrágico, emprendió contra todos, el ex presidente Eduardo Duhalde, el vicepresidente Cobos, la líder de la coalición cívica Elisa Carrió, el senador por la provincia de Santa Fe Carlos Reutemann, el jefe del gobierno porteño Mauricio Macri, y por último fue durísimo con el ex gobernador de la provincia de buenos aires Felipe Solá, Aníbal Fernández no tiene reparos a la hora de defender a uno de los funcionarios más cuestionados de la gestión kirchnerista como Guillermo Moreno al decir que se trata de un funcionario que hace lo que le dicen. Según su particular visión, esgrime como defensa que no hay que olvidarse nunca que los secretarios de Estado aquí y en cualquier país del mundo hacen lo que dice el presidente. El funcionario por otra parte califica a sus jefes, Néstor y Cristina Kirchner, como cuadros políticos de excepción.

En las declaraciones respecto de cada uno de los mencionados, dijo, por empezar, que tiene afecto personal por Duhalde y que lo acompañó honrado en su gestión, pero advirtió que ahora lo ve haciendo papelones y le da mucha pena. Pero lo peor de sus criticas fue para Cobos y Solá, ya que del vicepresidente dijo que es un traidor, en tanto que sobre el ex gobernador bonaerense afirmó que considera que se ha beneficiado con su presencia en el peronismo con mucha suerte y que ha pagado como pagan los traidores, que es con traición, alguien por el que tengo cero respeto como dirigente político; no lo respeto como persona, y no lo respeté como gobernador. Con relación a Carrió, Fernández aseguró que se trata de una dirigente que en algún momento brilló, pero ahora el grado de desquicio que tiene a la hora de presentar políticas la exhibe como una mujer sin sensatez y sin seriedad. Con relación al senador y ex gobernador de Santa Fe Carlos Reutemann, el jefe de Gabinete acotó que es un corredor de autos, no más que eso. Sobre Macri sostuvo que es un dirigente de la oposición que creyó ser más de lo que era; la gente ha comenzado a darse cuenta de lo que realmente es. Por otra parte, y como nota de humor, Aníbal Fernández no ahorra palabras de autoelogio, dice ser un cuadro de la política del peronismo que pone todo lo que tiene para colaborar a su proyecto político sin aspiraciones personales. Fernández no tiene límites para su lengua y para agredir a aquel que piensa distinto. Sus dichos hablan a las claras de cuál es el nivel del Jefe de Gabinete. La violencia verbal trae violencia a la campaña política, y los hechos más aun, no hay que olvidarse que por ejemplo Aníbal Fernández fue uno de los responsables de haber mandado un patrullero a la jueza María José Sarmiento cuando esta tenía a cargo la causa por el uso de las reservas del Banco Central para el pago de vencimientos de la deuda externa.

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