noviembre 18, 2010

Escenarios

La presidente Cristina Fernández tiene pocas opciones entre los impresentables que la rodean, pero parece que se recostaría hoy más que nunca, en el asesoramiento de Carlos Zannini, secretario de Legal y Técnica de la nación quien desde que Néstor Kirchner llegó al poder en 2003, acompaña al matrimonio. De origen cordobés, pero santacruceño por adopción, siempre actuó detrás de bambalinas en el escenario nacional. Su misión fue dar contenido ideológico y político al proyecto Kirchnerista, y de diseñar el andamiaje legal del Gobierno. Por estos días, es uno de los más enteros y el único que se ocupó de transmitir que nada cambiará. Sin embargo la realidad es que circula dentro del kirchnerismo una frase que repiten muchos y no es muy alentadora para la presidenta, dicen que el engranaje sin Néstor no es lo mismo. Esa es la frase de muchos de los legisladores ultrakirchneristas acostumbrados a recibir órdenes del patagónico. Ese justamente será el desafío más cercano del Gobierno, el cómo Cristina Fernández moverá las piezas para revertir esa situación, administrar la gestión, el armado político y armar un sistema de toma de decisiones que, siempre, debía ser consensuado con su marido, y hoy será su responsabilidad. Si la idea es que hay que profundizar el modelo, bueno seria para la imagen del gobierno que esto no sea a las patadas. Además, esta es una buena oportunidad para que el Gobierno de Cristina Fernández entienda que estamos en una sociedad muy atomizada, con un Congreso que lo refleja y que es difícil gobernar sin entender que hay que discutir, debatir y consensuar algunas cosas.

Parece bien que la apuesta sea profundizar el modelo, pero siempre teniendo en cuenta un contexto que necesita más que nunca, acuerdos. Es como volver al principio del gobierno de Kirchner en el 2003, cuando no tenían ni un diputado. Néstor Kirchner era más que un marido, era el consejero, y el principal respaldo de la primera mandataria y ahora habrá que ver si es falsa aquella imagen de un Kirchner dominante y una Cristina obediente. Su marido decía que era algo imposible influir sobre Cristina, y más de una vez consultaba a sus colaboradores “cómo le planteamos esto a Cristina”. ¿Es una mujer con criterio propio? La muerte de Kirchner despierta muchos interrogantes, ¿cuál será su reemplazante o su equipo de sustitutos en la construcción y sostenimiento del armado político territorial con miras al año electoral? Eso era algo que sólo él operaba. Pero en medio del duelo por la pérdida de su esposo, la presidenta Cristina Kirchner bajó la orden a sus ministros de dar cuanto antes señales contundentes de continuidad en el rumbo de las políticas, en el modelo económico de producción y redistribución del ingreso y en la firmeza de las decisiones. No se descarta que el Gobierno con el correr de los días de muestras de una radicalización en sus viejas peleas contra lo que califica como las corporaciones. La primera señal de continuidad la dio la Presidenta. Todos los ministros estaban invitados a las exequias en Río Gallegos, y Cristina Kirchner dio la contraorden: No, que se queden trabajando los ministros. Se refería a los menos ligados a la familia. Sólo viajaron De Vido, Alicia Kirchner, Icazuriaga, Zannini, Parrilli y Aníbal Fernández.

No hay comentarios.: