noviembre 30, 2010

Máximo

Con su futuro económico asegurado de por vida lo que restaría dilucidar seria su posible incursión en la vida política argentina. Desde la muerte de su padre, Néstor Kirchner, un mes atrás, se han acelerado muchas definiciones dentro de la política y sin embargo, lejos de las expectativas que habían crecido en torno de él, Máximo Kirchner nunca dio a sus más allegados señales de querer ponerse al frente de ningún proyecto político. Hubieron varias reuniones con la cúpula de La Cámpora, en las que Máximo dijo que su futuro seguiría en Santa Cruz, palabras que son corroboradas desde el seno de la Casa Rosada aunque sí destacan el peso que tiene y tendrá, en la contención de su madre. Néstor Kirchner manejaba sus negocios igual que la política tomaba todas las decisiones y no confiaba casi nadie, salvo en su hijo. Así amasó una fortuna que incluye dos lujosos hoteles, una treintena de inmuebles y más de 20 millones de pesos en depósitos. Ahora, luego de su muerte dejó a su familia un capital de 580 millones de pesos, y todo esto sin contar los fondos extraordinarios de la provincia de Santa Cruz, unos 535 millones de dólares en su origen, que cuando estalló la crisis y corralito allá por 2001 estaban depositados en el exterior, como lo había decidido el gobernador Néstor Kirchner, por concejo de Domingo Cavallo, en cuentas varias de paraísos fiscales, y que nunca volvieron al país. Muchos socios y personajes muy cercanos se hicieron millonarios gracias a él, y en algún momento manejaron negocios del ex Presidente, pero aun hay una pregunta que ninguno de estos socios podrá responder; ¿quién va a administrar el patrimonio de la familia? Y la respuesta es obvia, no hace falta ni pensarlo. Máximo, que se había quedado a vivir en Santa Cruz con un perfil muy bajo, en los últimos tiempos se venía dedicando no solo a la inmobiliaria familiar, sino que también a seguir y supervisar los negocios y ya hace mucho que trabaja en esos temas. En el último de los casos, si se quedara asistiendo a su madre en Buenos Aires, tiene gente que le reporta desde allá.

Este personaje en las sombras, tiene 33 años dirige dos empresas; administra una fortuna de más de 580 millones de pesos y cuenta con el inédito récord de ser hijo de dos presidentes. No terminó ninguna carrera universitaria; le gusta el grupo Los Piojos; es fanático de Racing; está en pareja con la hija de un ex gobernador y vive en la misma casa en la que nació, en 1977. Máximo Carlos Kirchner, de carácter retraído y cultor del perfil bajo, tuvo durante el último mes la mayor exposición mediática de su vida. Por otra parte, más confiado que su padre sus hombres de confianza y quienes podrían reportarle son sus socios en Negocios Inmobiliarios SA, la empresa que alquila los inmuebles de la familia Kirchner en Río Gallegos. Uno de ellos es Carlos Sancho, el hombre que reemplazó a Sergio Acevedo en la gobernación de Santa Cruz hasta 2007. La inmobiliaria tiene otro socio con más peso y que podría empezar a tallar fuerte en los negocios, se trata de Osvaldo Sanfelice, un hombre que no necesitaba la autorización del hijo presidencial, porque hablaba con frecuencia con el padre. Se reunía seguido con Néstor, iba a verlo cuando estaba en El Calafate y hasta viajó varias veces a Buenos Aires con él. Kirchner lo había designado director de Rentas de Santa Cruz, un puesto vinculado al manejo de fondos. Si Máximo se convierte en el administrador definitivo de los negocios familiares, Fernando Ulloa Igor es otro que pasaría a tener mucha más influencia. El ex cadete del estudio jurídico Kirchner, hoy dueño entre otros de un multimedios en tierras santacruceñas, siempre manejó dinero del ex presidente, desde ir a cobrarle a sus clientes del estudio hasta recolectar fondos para la campaña presidencial del año 2003. Aunque tiene una gran desventaja, nunca le cayó bien a Cristina. La suerte está echada para Máximo Kirchner. Puede ser muy bueno, pero siempre será el hijo del gran Néstor.

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