diciembre 21, 2010

Moyano, la UIA, y Cristina

Durante casi todo el transcurso del último mes, la cúpula de la Unión Industrial Argentina, (UIA) preocupada por lo que pueda suceder el año próximo ha sondeado informalmente al líder de la CGT para que los reclamos de incrementos salariales no se escapen más allá del 18 por ciento. Sin importar el esfuerzo, y los reclamos realizados por los empresarios, desde la Casa Rosada, donde el fantasma inflacionario es una preocupación excluyente de cara al año electoral, dejaron saber al camionero que los reclamos no deberían superar el 20 por ciento. Pero como era de esperar, al respecto, Moyano rechazó cualquier límite; Ni piso. Ni Techo. Ni nada. Con esas palabras, Hugo Moyano echó por tierra los intentos por ponerle algún margen a las paritarias que se reanudarán a principios del año próximo. Una discusión por aumentos de sueldos interminable y abrió así nuevamente la caja de pandora en la puja salarial para 2011. En otra muestra de presión a la administración de Cristina Kirchner, también hizo referencia a que el Gobierno debía ocuparse de evitar que la inflación llegue a mayores, y de esa manera no tendría que darle órdenes respecto de las negociaciones salariales.

A pesar de las declaraciones, el verdadero disgusto de Moyano pasa por atribuirle al Gobierno la responsabilidad por el supuesto acoso judicial contra la obra social de los camioneros en la causa de la mafia de los medicamentos. La gerenciadora de esa obra social es la esposa de Moyano, Liliana Zulet. El jefe de la CGT se reunió con cuatro dirigentes de su confianza en Mar del Plata y les transmitió su preocupación por el avance de la causa. Culpó al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, por ser amigo de Bonadio, uno de los jueces que investiga el caso de los remedios. En la lógica de presionar cuando se siente acorralado, algo que le ha quedado del ex Presidente Néstor Kirchner, Moyano embistió contra todo y contra todos, inclusive contra el Diálogo Social, una de las metas que el Gobierno alienta para controlar precios y salarios. La explicación que dio para suspender la participación cegetista en las negociaciones del Pacto Social, fue que no se ven avances en el diálogo y que debería ampliarse el temario y no limitarse exclusivamente a la discusión de precios y salarios. Esto ya había sido anticipado y fue confirmado por Moyano, al sostener que se requería de un análisis más profundo. Los sindicalistas quieren que se incorporen al debate el aumento del mínimo no imponible, la fijación de un mayor tope salarial para otorgar asignaciones salariales y el reclamo del proyecto cegetista sobre participación de los trabajadores en las ganancias empresariales.

En medio de este juego de presiones, Moyano también acusó a los empresarios de elevar los costos para obtener mayores ganancias, cuando que en los últimos encuentros con el sector no presagiaban ese nuevo ataque del camionero. Además, Moyano insistió en que prefiere un poquito de inflación, golpeando otra vez al Gobierno donde más le duele lo que no significa una inflación sin control, como la que tenemos. El líder de la CGT siente, que el Gobierno le soltó la mano. Pero en declaraciones radiales, el dirigente intentó minimizar sus quejas sobre el acoso judicial que denunció en privado respecto de las investigaciones a la Obra Social de Camioneros (Oschoca). No tiene sentido, es un absurdo expreso. Y agrego, qué acoso de la Justicia. No tengo ninguno. En última instancia, pidieron documentación a cuarenta y pico de obras sociales. Moyano cree ver detrás de la avanzada del juez Claudio Bonadio el impulso del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández cada vez más debilitado en su poder. Moyano no debe esperar de Cristina la misma complacencia que obtenía de su marido Néstor. Los hombres más cercanos a la Presidenta afirman que ella nunca le tuvo simpatía. Nadie la ve muy predispuesta a manejar el tira y afloje que mantenía su esposo con el camionero y mucho menos negociar con nadie para sacarle las papas del fuego ante el avance que se ve en los estrados judiciales.

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