diciembre 13, 2010

Sindicatos, negocios sucios y muerte

Pasó de dirigente ligado al marxismo en los 60 a integrar el grupo de "los Gordos" desde los 90, e incluso convertirse en empresario. José Pedraza accedió a la jefatura de la Unión Ferroviaria en 1985 y no la abandonó más. Desde hace 25 años dirige un sindicato que desde la privatización de los ferrocarriles ha mezclado el gremialismo con los negocios. Estuvo al lado del dirigente gráfico Raymundo Ongaro en la CGT de los Argentinos y fue un militante peronista del Grupo de los 25 junto a Antonio Cafiero, en la renovación peronista. Enfrentó a la ortodoxia peronista de Herminio Iglesias y de Lorenzo Miguel, y en los 80 trabajó activamente con quien fue secretario general de la CGT Brasil y después de la central unificada, el cervecero Saúl Ubaldini. Una vez más, para no quedar descolocado, se alejó de Cafiero cuando perdió la puja interna peronista contra Carlos Menem, en 1988, y se fue acomodando al lado del riojano. A pesar de las fuertes críticas que generó Menem por su política en contra de los ferrocarriles y que se encarnó en la célebre frase "ramal que para, ramal que cierra", en 1990 Pedraza obtuvo una gerencia en Ferrocarriles Argentinos y enseguida su gremio fue beneficiado con la concesión del Belgrano Cargas. Así, Pedraza cumplió también el papel de empresario. Fue cuando su gremio recibió la concesión privatizadora del Belgrano Cargas, allí colocó al frente a su segunda esposa, Graciela Coria. Hoy, la Unión Ferroviaria conserva sólo una pequeña parte de esa empresa, junto a La Fraternidad (maquinistas) y el Sindicato de los Camioneros, de Hugo Moyano.

La fiscal de instrucción Cristina Caamaño había pedido que se llamara a prestar declaración indagatoria al titular del gremio de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, en el marco de la causa por el asesinato del joven militante del Partido Obrero (PO) Mariano Ferreyra. El pedido, realizado a la jueza de instrucción Susana Wilma López, incluyó además la solicitud de indagatoria de Juan Carlos el gallego Fernández. La intención de la fiscal era que ambos respondieran por el asesinato del joven quien recibiera una bala en su abdomen el pasado 20 de octubre, en las inmediaciones del barrio porteño de Barracas. Pedraza ya había declarado a los dos días del hecho pero en calidad de testigo, aunque en esa ocasión dijo desconocer cómo ocurrieron los hechos y fue poco lo que aportó. Este pedido fue realizado luego que se conociera la resolución de la jueza de la causa, quien procesó con prisión preventiva a los siete imputados el delegado de la Unión Ferroviaria en el Roca, Pablo Díaz; los barras bravas Gabriel "payaso" Sánchez y Cristian Favale; y los ferroviarios Juan Carlos Pérez, Francisco Uño, Jorge González y Salvador Pipito. A todos se los acusa de homicidio calificado y también de tentativa. Para la jueza la convocatoria de los agresores fue por parte de la Unión Ferroviaria, lo que derivó en el pedido de la fiscal de la citación de Pedraza y Fernández. Además, la jueza da por cierta la comunicación de Fernández a Díaz por handy, donde le ordena luego de los disparos que se retirasen del lugar, lo que fue ratificado por el delegado del Roca. Para la jueza López, a los barras bravas, Favale y Sánchez, los sindica como los autores de los disparos, uno de los cuales quitó la vida a Ferreyra e hirió a los otros tres manifestantes. En cuanto a Uño, da por hecho que éste también portaba armas aunque no que efectuó disparos, y el ferroviario Juan Carlos Pérez fue el que guardó las armas una vez producido los hechos.

Por otra parte a Pedraza se lo acusó recientemente por una estafa millonaria a los trabajadores de su gremio consumada por medio de un seguro de sepelio. En el procedimiento cuestionado se verificó en que el gremio ordenó aplicar un descuento mensual en los salarios de los trabajadores para garantizarles los servicios fúnebres. Sin embargo, más de la mitad de esos recursos, unos $34 millones nunca volvió a los ferroviarios, de acuerdo con los informes periciales. En lo político-gremial, Pedraza abandonó la CGT que conduce Hugo Moyano e integra el grupo de "los Gordos", que componen también los sindicatos de Luz y Fuerza, la Federación de Empleados de Comercio, y de Sanidad. Los integrantes del sector le endilgaron siempre al camionero una conducta personalista y, aunque no lo dicen en voz alta, les molestaba de Moyano el trato exclusivo que tenía con el ahora fallecido Néstor Kirchner. Sin embargo, Pedraza no dejó de pertenecer a la CATT (la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte), que preside el taxista Jorge Viviani pero lidera Moyano. El trato entre Pedraza y Moyano era distante, pero ambos dirigentes evitaban las disputas, comprensivos si se quiere de la historia de lealtades y traiciones que atraviesa a la dirigencia sindical. El estallido de esa relación se produjo con el asesinato de Mariano Ferreyra y la vinculación directa con el hecho del dirigente de la Unión Ferroviaria. Frente al crimen de Barracas, Moyano ordenó que la CGT repudiara el hecho en un comunicado y en posteriores entrevistas tomó distancia de Pedraza. Viene poco a la CGT, dijo, y así ya no quedaban dudas de que le había soltado la mano.

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