febrero 14, 2011

Una Burla

En su última gira por Medio Oriente, la Presidente de la nación puso en práctica una de sus peores ideas. En esta oportunidad tuvo la ocurrencia de ser acompañada por su joven hija de 20 años, quien sobresalió sorpresivamente; y digo sorpresivamente en todo sentido. No sólo porque participó de cada una de las cenas de gala y las tardes de turismo con su madre, sino que también porque se la posicionó como una suerte de embajadora cultural virtual del país. Una tarea que, además, y para peor el gobierno nacional se concentró especialmente en difundir. Es importante, que hagamos un alto aquí para explicar los motivos por los cuales hablamos de otra incongruencia cometida por Cristina Fernández de Kirchner. Aún peor que su madre, de la cual todavía no se sabe a ciencia cierta si verdaderamente es abogada, o no. Es decir en la universidad de la plata donde supuestamente, obtuvo su título no existen registros del mismo, y por esas casualidades de la vida toda la documentación referida a su carrera según se informó se encuentra sin motivo en la casa rosada, y nadie sabe cómo ni por qué. Florencia Kirchner terminó su colegio secundario también de forma bastante dudosa, habiendo repetido el cuarto año durante la presidencia de su padre.

Finalmente terminó sus estudios y su primera exposición pública fue publicada en el portal Youtube, por uno de sus amigos en 2008 mientras viajaba en el tango 10 que le había sido negado al vicepresidente de la nación para viajar a Taragal en ocasión del desastre ecológico producido por el alud de aquel año. El video publicado mostraba imágenes de cuatro adolescentes en un estado poco apropiado volando en una aeronave oficial y uno de ellos era esta señorita. Luego desapareció, se mudo en estricta reserva a Nueva York, para supuestamente estudiar cine en el Film Academy, allí fue que nuevamente tuvo una exposición pública, fue fotografiada en plena quinta avenida de compras con algunos amigos. Por supuesto gastando dinero público. Florencia apenas habla inglés, y mejor no ahondar respecto de sus conocimientos en materia de ceremonial protocolo; que son nulos. Por otra parte vasto ver su vestimenta para entender que ni siquiera se ocuparon en el gobierno de contratar al menos un asesor de imagen. Entonces por donde se la mire es simplemente impresentable. Pero se quiso convertirla, en una protagonista política. La Presidenta tras la muerte de su esposo, pensó que su hija debía tener, como nunca antes, una influencia hasta entonces inédita.

Tenemos que lograr acuerdos para que se puedan emitir películas argentinas en Qatar, le pidió Florencia Kirchner a sheikha Al Mayassa, hija del emir de Qatar, en su primera reunión, a solas, de la gira. Ese primer encuentro no había sido informado a la delegación ni a los periodistas que cubrían el viaje. Fue la primera vez que la hija de la Presidenta encabezó un encuentro dirigencial y como representante de la Argentina. Nunca antes Florencia había tenido papel político alguno, había acompañado a la Presidenta en un viaje por los países del norte de Africa y sólo había hecho turismo. Ahora su rol ha cambiado drásticamente, esta vez la agencia de noticias Télam presentó sus actividades con el rango de política de Estado. Fue ubicada en un lugar privilegiado en las actividades oficiales, incluso con el mismo peso que el ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman. Sólo durante la presidencia de Carlos Menem, la hija de un presidente había tenido un protagonismo comparable. En aquella época, Zulemita Menem viajaba con su padre en cada gira internacional y oficiaba de primera dama de un padre divorciado, de todos modos entre aquellos viajes del Presidente Menem y lo que ha ocurrido en esta oportunidad existe una diferencia muy grande.

Zulemita aún manejando tres idiomas, jamás intervino políticamente en ninguno de aquellos viajes. Sólo se remitía a acompañar a su Padre y mantener un perfil absolutamente bajo. Una vez tuvo una posición mediática importante y fue durante la visita oficial de Menem a Inglaterra, en 1998, la primera de un mandatario argentino tras la Guerra de Malvinas. Pero no obstante la importancia de su figura, nunca tuvo agenda oficial propia. Alguna vez aprovechó algún viaje para terciar en algún negocio económico especial de interés privado; siempre se distanciaba de la política. El nuevo espacio cedido a Florencia Kirchner constituye una burla a todos los argentinos, y tiene un matiz diferente, incluso, que dista bastante del de su hermano mayor, Máximo. El hijo mayor de los Kirchner, decidido a mantener el perfil bajo y con un grado influencia sólo de carácter íntimo, lejos de los flashes, seguirá en Sana Cruz, a cargo, como desde hace años, de cuidar con esmero y especial atención los millones familiares, actitud que esta señorita debería copiar y nunca más volver a aparecer en público y menos intentando representar al país. Sobre todo si consideramos que estamos suficientemente mal vistos ante los ojos del mundo en lo que ha diplomáticos, políticos, y ministros, se refiere.

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