marzo 23, 2011

La reelección

En un año electoral, en el que aún Cristina no anuncia formalmente aunque en todo momento, y en todo acto lo insinúa nadie sabe a ciencia cierta si será o no candidata, los más cercanos a la mandataria temen que las iniciativas exageradas perjudiquen la imagen presidencial, y ese aparece como uno de los motivos por los que se ha decidido bajar un cambio. Parece ser la política adoptada por la presidenta Cristina Fernández ante la excesiva defensa que hacen algunos de sus funcionarios y seguidores. En las últimas semanas, la mandataria debió frenar iniciativas polémicas de sus seguidores más acérrimos que, a la luz de las decisiones que tomó la Presidenta, parecen haber metido la pata. Ejemplo, fue el de la diputada Diana Conti y su deseo de una "Cristina eterna", a través de una potencial reforma constitucional. Iniciativa que la Presidenta relativizó y victimizándose aseguró que si ella es la primera Presidenta que gobierna sin presupuesto aprobado por el congreso, se preguntó; ¿me pueden explicar cómo voy a lograr que reformen la Constitución? La Presidenta también debió interceder cuando un grupo de intelectuales cercanos al gobierno nacional repudió la idea de que el Nobel peruano Mario Vargas Llosa que cuestionó con dureza al kirchnerismo inaugurara la Feria del Libro de Buenos Aires. La reacción de la Presidenta no se hizo esperar. Fernández le pidió telefónicamente al director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, que retirara una carta que circuló contra el escritor peruano.

Pero no todas las cosas, son lo que parecen; sin recambio, y sin un discurso unificado la oposición está convencida de que existe un plan de Cristina Fernández para perpetuarse y lo que intentarán hacer en el poder central sería lo mismo que hizo Néstor Kirchner cuando fue gobernador de Santa Cruz, forzar la reelección sin fin a través de reformas constitucionales y plebiscitos. Lo mismo que Carlos Menem pretendió a nivel nacional. El kirchnerismo se quiere quedar a vivir en el poder. Está en su esencia, la del peronismo, y es parte de su historia. Nadie puede dudarlo. Lo que discute hoy el entorno de Cristina Fernández es qué tipo de mecanismo le garantiza al proyecto que irrumpió en el 2003 seguir gobernando incluso más allá del 2015. Eso es lo que desvela y desvive a los miembros del elenco oficial que ya no confían en Daniel Scioli. Kirchner está muerto y, cuando llegó a la Nación, también hizo cosas opuestas a las que había hecho en el Sur. Ahora la que decide es ella. La fantasía original del ex presidente era la de una alternancia con su esposa que se prolongara por un período de 16 años. Pero eso ya no está. El sistema parlamentario, donde la figura del primer ministro que surge de un consenso es clave, no habilita de por sí la reelección indefinida, aunque existen casos como el de Francia con esas características, según varios constitucionalistas consultados.

El promotor principal de un giro institucional de ese tipo es, desde hace dos décadas, el ministro de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni hoy muy cercano al gobierno nacional que sin embargo se opuso fuertemente a la manía reeleccionista de Kirchner en Santa Cruz. Cerca del reconocido penalista, admiten en voz baja que el oficialismo ha sido hasta ahora el menos proclive a escuchar sus opiniones en ese tema. Eduardo Duhalde y Ricardo Gil Lavedra expresaron acuerdo con la propuesta. Cuanto más cerca del poder, más lejos del parlamentarismo. Y viceversa. En el kirchnerismo, hay quienes sostienen que un sistema a la europea quedaría como rehén de la presión de las corporaciones. Pero aquellos que fueron incondicionales seguidores y amigos del ex presidente, esos que estuvieron y lo visitaron con frecuencia hasta sus últimos días aseguran que, en el último tiempo, Néstor Kirchner había cambiado de parecer. Después de la crisis que el gobierno perdiera con el campo, Kirchner sostenía que un sistema parlamentario hubiera evitado tensiones extremas entre las distintas fuerzas porque este necesita de una convivencia armónica. Aún así un sistema a la europea sería impracticable en la Argentina.

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