noviembre 25, 2011

El dólar, las medidas, y la fuga de capitales

El Gobierno inició luego de las elecciones un operativo para tratar de superar la crisis de confianza con severas restricciones aplicadas a la venta de divisas. Sin perjuicio de las medidas tomadas algunos funcionarios se pusieron en contacto con banqueros, empresarios de alto patrimonio, e inclusive con algunos personajes de la sociedad para confirmarles que el Banco Central (BCRA) pondría a disposición de las entidades financieras "todos los dólares" que éstas necesiten para responder en tiempo y forma a los retiros de depósitos en esa moneda. Semejante comunicación no es casual y llego en momentos en los que rumores sobre la posible incautación de este tipo de colocaciones bancarias había generado una psicosis colectiva, reactivando miedos que los argentinos creían sepultados. Tras mantenerse en niveles constantes, la sangría de estos depósitos luego de esa información se había vuelto a incrementar hasta alcanzar un monto récord, de US$250 millones por día. Hasta entonces, por el retiro de billetes del público, de los bancos se iban entre 170 y 180 millones de dólares por día. Pero la postura oficial, llevó algo de calma a los banqueros, es que según se explico la ola de retiro de depósitos se detendría cuando la gente viera que los billetes están y que podrían disponer de ellos cuando lo necesiten. Esta tesis que, desplegaron el ministro de economía y la presidenta del BCRA, Mercedes Marcó del Pont, en un almuerzo desarrollado en la sede de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA). Allí los escuchaban los titulares de los bancos más afectados por esta ola de retiros que le resta reservas al BCRA a razón de US$150 millones por día.

Ocurre que la mitad de los dólares del público bajo administración de los bancos están depositados como encajes en el BCRA y equivocadamente se computan como parte de las reservas. De allí que este proceso de dolarización que se vive, si bien por un lado le quitó reservas al BCRA por sus abultadas intervenciones de venta en la plaza cambiaria local para administrar el precio de la divisa, por el otro se las aportó por el aumento en 3000 millones (20%) que, en el año, mostraban los depósitos del público en esa moneda. El mensaje tranquilizador lo esparcieron también entre otros banqueros nacionales y operadores, y a esa cadena se sumaron también otros funcionarios y ministros, que lo repitieron entre empresarios en el marco de un operativo destinado a recobrar la calma que se armó de apuro y por instrucción presidencial. Claro que se trata de un plan que convive con las crecientes presiones que reciben los exportadores para acelerar sus liquidaciones y los pedidos realizados a las empresas extranjeras para que accedan a posponer el giro de utilidades al exterior, algo que a algunas firmas cuyas casas matrices están radicadas en mercados en crisis, se les hace difícil de explicar. Lógica es la pregunta de rigor, ¿no era que allí estaba todo bien?, pregunta que no admite respuesta razonable. El argumento del gobierno para disipar dudas, es podríamos decir “ ridículo” según entienden aun suponiendo que la gente retirase todos los dólares, quedarían casi US$40.000 millones en reservas. Concepto equivocado desde el momento en que el banco central contabiliza como reservas propias los encajes. El ministro de economía se pregunta si así fuera, y si lo hicieran, ¿dónde está el problema? Marcó del Pont por su parte les recordó a los banqueros que el BCRA había reabierto la ventanilla de pases en dólares.

Se trata de préstamos de corto plazo en esa moneda que los bancos pueden tomar a costo mínimo y con sólo dejar en garantía títulos públicos. Sin embargo, y por absurdo que parezca, luego de todos estos esfuerzos el primer escollo para llevar calma lo puso el propio BCRA, al postergar la difusión del balance cambiario del tercer trimestre, que permitiría dimensionar la magnitud que tuvo la salida de divisas de la economía, generando toda clase de especulaciones. El segundo es la creciente disparada que muestra el dólar paralelo que llegó a $5, un valor que preocupa porque algunos sectores de la economía comienzan a tomarlo como referencia sobre la evolución que podría tomar el tipo de cambio en el corto plazo. El tercer escollo es la evolución de los depósitos que en la primera semana del mes, exhibió una baja de 5% en los nominados en dólares por la aplicación de las nuevas medidas de control, tras haber aceptado que la caída de reservas se viene acelerando por ese efecto. El mensaje oficial incluyó otra definición; no se va a retroceder en el esquema de controles y se piensa aplicar nuevas medidas restrictivas, al "plan calma". El Gobierno mantiene su postura de no impulsar una devaluación brusca del tipo de cambio, pese a la advertencia de economistas de todo signo ideológico de que sería un paso para calmar la demanda.

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