noviembre 30, 2011

Subsidios

A partir del 31 de diciembre los vecinos de Puerto Madero, Barrio Parque y los countries de todo el país se podrán despedir de dos cosas, del año que termina y de la era de los subsidios. Cada kilovatio, cada metro cúbico de gas, cada factura de agua pasarán desde el primer día de 2012 a costarles el triple. O quizá más, ya que todavía se desconocen los detalles de las medidas anunciadas por los ministros de Economía, Amado Boudou, y de Planificación Federal, Julio De Vido, pero los primeros cálculos del sector privado es que con la quita total de subsidios al menos en el área metropolitana las boletas de gas sufrirán en promedio subas del 300%, igual las de electricidad otro 300% y las de AySA, la única prestadora del servicio de agua potable que recibe subsidios estarán un 230% por encima de los valores actuales. Para los countries del interior, las subas podrían ser algo menores porque allí los consumos reciben actualmente una menor proporción de subsidios. Esos porcentajes alcanzarán también casi de inmediato a los clientes de las llamadas zonas residenciales del resto de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires que no reúnan las condiciones necesarias para seguir recibiendo el subsidio. Varias son las preguntas que podemos hacernos respecto de cómo se medirá a aquellos que no reúnan las condiciones para seguir siendo subsidiados.

Entonces, ¿Cuál será ese universo? Aún no está determinado y no se sabe a ciencia cierta como la comisión biministerial creada para el estudio de los subsidios evaluara los diferentes casos. Desde el Ministerio de Planificación Federal sólo se hizo mención a que el grupo de beneficiados será más amplio que la suma de quienes cobran la jubilación mínima o reciben la asignación universal por hijo. Por lo tanto, a partir de enero salvo los barrios designados, todos continuarán con el esquema actual de subsidios. Otros barrios, que aún no han sido seleccionados, comenzarán a recibir con las próximas facturas de luz, gas y agua un formulario de reempadronamiento obligatorio, en el cual se consultan determinadas características del hogar y se pregunta si el usuario considera que merece seguir siendo subsidiado. Si el cliente no responde, con la factura siguiente le llegará un recordatorio; en caso de que siga sin contestar, el período siguiente será facturado con las subas correspondientes a la quita del subsidio. Este mecanismo se irá aplicando paulatinamente a todos los barrios de la Capital y el GBA durante el año próximo. Se especulaba con que la quita de subsidios no fuera la misma para todos los barrios y que quizás se adoptase un sistema similar al del ABL. Lo cierto es que en ningún momento se previeron esquemas de quitas parciales de subsidios. Si bien en las facturas que se pagan actualmente figura el monto que cada uno recibe de subsidios, en la práctica la suba será mucho mayor. Ocurre que hace un par de semanas, el Gobierno dispuso subas en el precio de la energía sin subsidios.

La electricidad, subió hasta 51% por sobre la tarifa sin subsidios que figura en las últimas facturas distribuidas. En el caso del gas, lo que se ajustó es el cargo tarifario destinado a la importación, las categorías menores que no lo recibían, ni siquiera subsidiado ahora lo tendrán en sus facturas; para las categorías medias y altas, ese cargo sufrió un incremento del 248% por sobre el de la última factura. Irónicamente, en las resoluciones de la Secretaría de Energía y el Enargas publicadas en el boletín oficial, se especificaba que ese aumento del precio mayorista de la energía no sería pagado por los usuarios, una excepción que comenzó a ser desmantelada. En el caso de AySA, el aumento del monto subsidiado se produjo hace tres meses. En las empresas del sector la noticia fue recibida con satisfacción, pese a cierta preocupación por la incertidumbre que causará el reempadronamiento de usuarios. Aunque ni un solo centavo de las subas irá a parar a las generadoras o las distribuidoras, lo que resulta incongruente, es que el gobierno argumente que se espera que el nuevo precio derive en un uso más racional de la energía. Por otra parte abre una nueva etapa en la discusión por las tarifas que cobran estas empresas por el transporte y la distribución. No se trata de que el recorte de subsidios sea una mala idea, o este mal si consideramos que en la Argentina esta política lleva mas una década de precios congelados. Pero lo que debería haberse hecho, no es un recorte de la noche a la mañana sino durante los últimos ocho años que lleva este gobierno en el poder en lugar de echarle la culpa a la fiesta menemista; deberían haber, sencillamente realizado un recorte progresivo de todos los susidios mencionados.

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