diciembre 06, 2011

Aerolíneas Argentinas

En tiempos en los que el controvertido ex secretario de Transporte Ricardo Jaime manejaba toda la problemática de la aún no estatizada Aerolíneas Argentinas, solicitó se realizará un informe respecto de la viabilidad y rentabilidad de Aerolíneas Argentinas (AA). En un lenguaje, por llamarlo de alguna manera coloquial, la conclusión del trabajo que recibió resulto ser algo más cruda de lo que esperaba. El informe describió a la empresa como un restaurante, con treinta mesas, atendidas por 900 mozos. Los técnicos que desarrollaron el informe se referían a la cantidad, por ejemplo, de pilotos que tiene la aerolínea de bandera nacional. En la actualidad esa cantidad llega a los 1.100. Un número incongruente, e inexplicable por donde se lo analice considerando, que hablamos de una flota con apenas 34 aviones. De este número mencionado solamente se encuentran supuestamente operativas, 31 aeronaves. Pero supongamos que están todas operativas, si así fuera, eso da un promedio de 32 pilotos por aeronave, lo que constituye una locura sin precedentes. Según funcionarios del gobierno deberían existir como una exageración, 15 pilotos por aeronave.

Lo cual tampoco es razonable, no sólo entendiendo la cantidad de aviones, sino que cada vuelo lleva en su cabina sólo tres tripulantes; el piloto, el copiloto, y el ingeniero de vuelo. Desde que AA volvió a manos del Gobierno, la cantidad de pilotos aumentó al menos dos veces, aquellos que cuentan con la antigüedad y horas de vuelo suficientes perciben sueldos acorde al mercado internacional, que oscila entre los 10 mil y los 15 mil dólares, más viáticos, y días de descanso por huso horario que pasan en vuelo, por ejemplo, a Madrid, lograron que la ruta fuera de 12 husos horarios cuando en realidad son 11 los que se pasan. Se alojan en hoteles cinco estrellas, tienen autos alquilados, y por si esto fuera poco, hay una nota todavía más extravagante, han conseguido que un taxi los pase a buscar por la casa para ir a trabajar y su horario empieza a correr desde que se suben al vehículo. Si el viaje se demora, se excusan diciendo que por tres minutos el vuelo no puede salir por normas de seguridad. La gran diferencia con otras aerolíneas es que todos estos gastos ahora los financia el Estado. Se gastan casi 2 millones de dólares por día para solventar el déficit operativo de la aerolínea de bandera.

En total, desde que se hizo cargo el Gobierno, se invirtieron en la empresa alrededor de 2.100 millones de dólares aunque aun hoy no se sabe en qué. El propio Mariano Recalde, actual presidente de la compañía explica que la mayor parte del dinero se va en sueldos pero tampoco puede dar exactitud de esos números. En todo este conflicto es tan imposible creerle tanto a la dirigencia, como los sindicatos. Ambos lados mienten esgrimiendo posturas imposibles de explicar. Hoy, Aerolíneas tiene cuatro flotas, es decir, son cuatro los fabricantes a los que se le han comprado aeronaves. Posee tres 747, de la norteamericana Boeing, siete Airbus 340, 14 737-700, siete 737-500 también de la Boeing, tres MD 80 que no están operativos, y se sumaran supuestamente un número desconocido de la Brasilera Embraer. Esta situación hace que para cada uno de los fabricantes mencionados deban existir técnicos que puedan dar el servicio de mantenimiento que el fabricante y de las normas regulatorias que la aviación comercial exigen. En otras palabras la cantidad de personal técnico debe multiplicarse por cuarto. En lo que respecta a los vuelos, en AA se hacen casi tantas rutas internacionales como nacionales, lo que claramente es perjudicial para la empresa.

Aerolíneas se tiene que dedicar a los vuelos de cabotaje y a las rutas internacionales rentables, que no pasan de Roma, Madrid o Nueva York. Es descabellado que con el subsidio del Estado, es decir con dinero de todos los argentinos, estemos financiando vuelos como el de Miami, que cubren otras empresas con mucha más frecuencia y que a Aerolíneas le generan pérdidas, porque contra esas frecuencias no puede competir. El emblemático vuelo transpolar que va a Auckland, es una ruta a Nueva Zelanda, un vuelo, que es usado casi exclusivamente por los brasileños porque no hay otra aerolínea que haga ese recorrido, y es de uso turístico exclusivo ya que el 90 por ciento de los pasajeros son extranjeros. Otro dato de color en esta historia, es que cuando llegan a Auckland, los pilotos se toman entre 12 y 15 días de descanso. Para el Gobierno, el poder del gremio es uno de los grandes obstáculos del funcionamiento de la empresa, pero este poder no debe constituirse como una excusa teniendo por seguro que lo mismo sucede con todas las aerolíneas en el mundo, y si ellas lo han solucionado, aquí, al menos deberían seguir su ejemplo. No es una idea tan alocada, o será que estoy tan equivocado.

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