diciembre 22, 2011

El nuevo Gabinete

Una imprevista conferencia en Casa Rosada, termino con todas las especulaciones y todas las dudas, el vocero presidencial Alfredo Scocimarro leyó la integración del equipo ministerial. Cristina Fernández priorizó iniciar un nuevo mandato con continuidad ya que finalmente dispuso sólo tres cambios de funcionarios y ratificó al resto del actual gabinete. Estas actitudes que la muestran más como una adolescente caprichosa que como una primera mandataria, son las que en parte definen la personalidad de la reelecta Presidenta de la nación. El nuevo, viejo, gabinete de Cristina Kirchner quedó así oficializado luego de esta inesperada conferencia de prensa donde se anunció la nómina que juraría con la Presidente al día siguiente. Sólo se cubrieron los tres cargos que quedaron libres por la obligada salida de funcionarios con nuevos destinos. El ex secretario de Comunicación Pública, Juan Manuel Abal Medina, ocupa el cargo que dejó el actual senador Aníbal Fernández en la Jefatura de Gabinete. El ex secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, reemplazo a Amado Boudou en el Ministerio de Economía, y el subsecretario de Pesca, Norberto Yahuar, asumió el lugar de Julián Domínguez en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, que asumió la presidencia de la Cámara de Diputados.

Sin cambios, la nómina ministerial se completa de la siguiente manera, Florencio Randazzo (Interior); Arturo Puricelli (Defensa), Julio De Vido (Planificación Federal); Julio Alak (Justicia), Alberto Sileoni (Educación); Lino Barañao (Ciencia y Tecnología), Carlos Tomada (Trabajo), Juan Manzur (Salud) y Alicia Kirchner (Desarollo Social), iniciando de esta manera su noveno año al frente de esta cartera. También seguirán en sus cargos Débora Giorgi (Industria), Enrique Meyer (Turismo), Nilda Garré (Seguridad) y Héctor Timerman (Relaciones Exteriores) y los secretarios Carlos Zannini (Legal y Técnico), Héctor Icazuriaga (Secretaria de Inteligencia), Jorge Coscia (Cultura) y Oscar Parrilli (Presidencia). Además, se confirmó que Mercedes Marcó del Pont continuará al frente del Banco Central y Juan Carlos Fábrega como titular del Banco Nación, mientras que en la ANSeS también seguirá Diego Bossio. Se confirmó también que el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, sumará más funciones y más poder a su gestión, y el titular de la AFIP, continuará siendo Ricardo Echegaray. A priori, sólo había tres casilleros con cambios obligados, Amado Boudou el Vicepresidente, Aníbal Fernández y Julián Domínguez que ya habían tomado posesión de sus bancas en el Congreso, pero se esperaban algunos cambios más de funcionarios, que finalmente no se concretaron. En ese contexto, Cristina Kirchner no sólo decidió el mínimo posible de enroques, sino que además mantuvo los actuales ministerios sin disponer la fusión ni el desdoblamiento de ninguno de ellos, como se había especulado. El elegido de la cartera económica, Hernán Lorenzino, abrió el miércoles siguiente a su jura un seminario internacional sobre deuda.

El sucesor de Amado Boudou señaló que Argentina atravesó una restructuración de deuda soberana sin precedentes con una importante participación del sector privado y atendiendo intereses en juego, demostrando que se llega a resultados satisfactorios para la gente y los distintos involucrados en este tipo de procesos. El ex secretario de Finanzas elegido por la Presidente Lorenzino, le ganó la pulseada a Mercedes Marcó del Pont y Juan Carlos Fábrega, que entre seguirán al frente de las entidades que encabezan. La ratificación de Mercedes Marcó del Pont al frente del BCRA es otro de los datos que despejó todas las incertidumbres respecto a la conformación del Gabinete presidencial. La confirmación de la funcionaria y la continuidad también de los principales funcionarios del equipo económico actual hacen prever que se mantendrá el esquema de flotación administrada del tipo de cambio. Es de esperar que el Central centre su accionar en que no se produzcan fluctuaciones bruscas en el tipo de cambio. Por otro lado, el desafío será sin duda la posibilidad de lograr una mayor participación del sector privado en el financiamiento al sector productivo y reducir el costo del mismo, objetivo en el cual el nivel de inflación jugará un papel determinante.

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