marzo 09, 2012

Ciccone capítulo II

En la primera parte de esta serie de artículos decíamos que era una historia con una trama larga y complicada. Y vaya si lo es, ahora se sabe que aún sin haber sido contratada por el gobierno para imprimir billetes de cien pesos, la ex Ciccone Calcográfica recibió la visita de un grupo de funcionarios públicos para hacer pruebas técnicas en el lugar. En medio de toda la controversia, y de las denuncias empleados jerárquicos de la Casa de Moneda llevaron a Ciccone un cargamento del papel y la tinta que usa el Gobierno para fabricar dinero, con el objetivo de realizar pruebas de impresión. Las máquinas de billetes que posee Ciccone son la Súper Orloff y la Super Simultan, esta maquinaria de Ciccone que controlaron los técnicos de la Casa de Moneda fue refaccionada con un crédito del Banquero amigo y preferido del gobierno Jorge Brito. Tanto el papel moneda como la tinta que se utiliza para la impresión de billetes son dos insumos estratégicos y su custodia es crucial para garantizar la seguridad de la emisión monetaria. El papel que el Estado usa para los billetes es de color blanco y rosa y la tinta se conoce como ópticamente variable o, OVI sigla de optically variable ink.

Las pruebas de impresión o técnicas que los funcionarios de Casa de Moneda hicieron en Ciccone empezaron a fines del año pasado, y continuaron hasta que el caso se hizo público al ser difundido por los medios masivos de comunicación. Tanto desde Ciccone como desde la misma Casa de Moneda, se supo que uno de los funcionarios que coordinó esta operativa fue el gerente general de esa entidad pública, el ingeniero Enrique Saliva, y lógicamente también hay una cantidad de empleados involucrados en esas acciones que son sólo eso, empleados. Ahora bien la salida del papel y la tinta de la Casa de Moneda debería haber sido registrada por las cámaras de seguridad de ese organismo, si es que en el momento en que ese trabajo se hizo estaban activas algo que aún se desconoce. Por otra parte, se sabe que todo ocurrió desde julio del año pasado y ahí cuando llegó a Ciccone, Vandenbroele tranquilizó por ese entonces a su personal diciéndole que en la imprenta habría trabajo garantizado porque después las elecciones iban a hacer papel moneda y que él llegaba a la compañía gracias al impulso del Gobierno, y específicamente de su contacto Amado Boudou. Dichos que pueden ser ratificados por decenas de empleados rasos de Ciccone, gerentes, y miembros del sindicato gráfico.

El 30 de enero, Soledad Daura titular de la casa de la moneda recomienda al Banco Central que habilite a Ciccone para que imprima la parte de la provisión de billetes de cien pesos que la entidad que comanda no alcanzaría a imprimir, por ello el Estado pagaría US$50 millones. Tanto el precio como la operatoria fueron resistidos por la titular del BCRA, Mercedes Marcó del Pont, lo que provoco la renuncia del gerente general del banco, Benigno Vélez, asesor de Boudou tanto en la ANSES como en el Ministerio de Economía, ya que Vélez era quien impulsaba dentro del BCRA que Ciccone confeccionase los billetes. La cifra exacta, esos US$50 millones, que significaba subcontratar a la ex Ciccone se mantenía bajo siete llaves, hasta que llegó al directorio del Banco Central (BCRA). El caso es que si se concretaba la impresión de 500 millones de billetes de 100 pesos, el costo sería un 16,72% más elevado que el precio que cotizó la Casa da Moneda do Brasil, cuando conformó una unión transitoria de empresas (UTE) con la propia Casa de Moneda local para paliar el faltante de billetes que asoló a la Argentina durante el verano de 2010, 2011. Y un 49,32% más caro que la oferta que presentó Boldt a fines de octubre de 2010, cuando alquilaba la imprenta de la propia Ciccone, según consta en un memo del Banco Central.

Esos valores también surgen del informe 687/1781 que en noviembre de 2010 preparó la Gerencia de Contrataciones del Central. A fines de 2011 el Banco Central salió otra vez al mercado para contratar otra impresión algo más grande, esta vez en lugar de requerir la impresión de 130 millones de billetes, salieron a buscar una cifra diez veces superior; 1300 millones. Pero algo ocurrió, se sabe que a mayor volumen, los costos fijos tienden a bajar, pero lo notable es que eso no fue así con los precios barajados esta vez. El 17 y el 26 de enero, la Casa de Moneda envió dos notas al Central, la 038/2012 y la 055/2012 para informarle, primero, su cronograma estimativo para la provisión física de billetes y, luego, para detallar que incorporaría la estructura productiva de la firma Compañía de Valores Sudamericana SA, es decir que subcontrataría a la ex Ciccone de Vandenbroele. Así quedo claro que no se completaría ninguna licitación o compulsa de precios. Hasta aquí ni Boudou ni la presidenta Cristina Kirchner habían hablado del caso a pesar de la investigación judicial que pesa sobre el vice. Continuara

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