abril 16, 2012

Ciccone capítulo VIII

El vicepresidente de la Nación, Amado Boudou es un hombre con muchos amigos, sus gustos y excentricidades han permitido que esta afirmación se incrementase con el transcurso de los años. Su entusiasmo por la música, en particular instrumentos como la guitarra, los autos y las motos lo han acercado a distintos grupos y han permitido que en todos fuera el joven popular. Ex militante de la UCDE durante dos años facultad, ex disc jockey en su Mar del Plata natal, y luego egresado del CEMA, la lista no se agota, casi como en la famosa canción de ídolo brasileño Roberto Carlos, el vicepresidente ha cosechado un millón de amigos. Así podríamos contar como ha favorecido a varios de ellos, por ejemplo el caso de sus dos compañeros de gestión en Anses que fueron beneficiados con fondos del organismo a través de empresas de las que son accionistas. Se trata de Sergio Chodos, actual director del Banco Central y Hernán Fardi, actual vicepresidente de la Comisión Nacional de Valores. Las empresas son el frigorífico Quickfood, que produce las hamburguesas Paty, y una firma de Tierra del Fuego que es la ensambladora exclusiva de Nokia, Mirgor SA. La Anses compró las acciones durante 2008, $20 millones para quedarse con el 5% de Quickfood y 50 millones para obtener el 21% de Mirgor. Repletas de irregularidades, estas maniobras fueron denunciadas ante la Justicia. La inversión del Fondo de Garantía de Sustentabilidad FGS, de la Anses, en el caso de Mirgor violaba la autolimitación de adquirir más del 10% de una misma compañía. En las declaraciones juradas que tanto Chodos como Fardi presentaron ante la Oficina Anticorrupción consta que ambos poseen intereses concretos en ambas empresas favorecidas desde el año 2007, antes de que la Anses decidiera invertir en esas firmas. Fardi compró 48.300 acciones de Quickfood valuadas en $1.080.000 el 18 de octubre de 2007 y 7.500 acciones de Mirgor por un valor de $1.440.000, compradas el 28 de junio del mismo año. Los intereses de Chodos son más modestos 430 acciones de Quickfood y 216 de Mirgor en 2007. Sergio Mariano Chodos es abogado con máster en Columbia, tiene 42 años y es kirchnerista de la primera hora. Entró como asesor del Ministerio de Economía en 2003, fue subsecretario de Romina Picolotti en la Secretaría de Ambiente y llegó a la Anses de la mano de Boudou. Allí manejó el Fondo de Sustentabilidad, $91.600 millones con el único control de su amigo Amado. Ya como vicesuperintendente de Bancos del BCRA, Chodos contrató al hijo de su jefe, el superintendente un joven contador de Santa Cruz, Santiago Carnero, que trabaja a tiempo parcial con un sueldo de $19.040. Eso se debe a que en Santa Cruz Carnero tiene otro empleo, en la firma Becher y Asociados y se vuelve cansador ir y volver en el día a Río Gallegos. Su padre está muy vinculado al negocio inmobiliario a través de su relación con Osvaldo Sanfelice, socio principal de Máximo Kirchner en Sanfelice & Sancho, empresa a través de la cual los Kirchner manejan los negocios en el rubro. Del informe de Gestión del FGS, surge que no todas las acciones de empresas privadas en poder del FGS se heredaron de las AFJP. Es el caso de Mirgor, empresa en la cual las AFJP no tenían posición y de la cual la Anses compró el 21,54% de su capital en el mercado. A partir de información privilegiada respecto de esas intervenciones en el mercado, en general obtenida a fin de las ruedas de negociación, se benefició a terceros que compraban la acción sabiendo que la Anses barrería la plaza posteriormente. Hernán Pablo Fardi es licenciado en Economía, tiene 38 años y llegó al Gobierno desde el sector privado trabajó en las empresas de consultoría Maxinver y Assets Consulting Group. Fue gerente de Transacciones y Operaciones del FGS de la Anses, precisamente el fondo que adquiría acciones de estas empresas. Con Amado en el Ministerio de Economía, Fardi se convirtió en el hombre de confianza del ministro en la Comisión Nacional de Valores. Antes de 2008, cuando la Anses invirtió en las empresas de Fardi, el funcionario tenía cuatro inmuebles declarados en su patrimonio, y luego en sólo nueve meses agregó otros cuatro inmuebles, por un valor total de $1.265.650 Un departamento de 34 metros cuadrados en Belgrano por $156 mil. Un departamento en San Telmo de 56 metros por $91.400. Una propiedad horizontal de 1.107 metros en Troncos del Talar, Tigre, por $955 mil. Un terreno de 910 metros cuadrados en San Vicente por $63.250. Hasta en la Oficina Anticorrupción, habitualmente inconmovible, se asombraron frente a la declaración de Fardi y le solicitaron por escrito que informara en detalle dichas operaciones y su justificación patrimonial. Fardi dijo que las había adquirido participando de fideicomisos y a través de créditos inmobiliarios de los cuales no informó quien los otorgó. También justificó parte de los fondos diciendo que provenían de dividendos de los activos en acciones y títulos públicos. Un gracioso.

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