mayo 21, 2012

Repsol, YPF IV

El impacto en la Bolsa de comercio de la patriada o la imprevisión oficial equivale a casi $400 por cada uno de los 5,7 millones de jubilados y pensionados del país, o por dar otro ejemplo, al 60% de la inversión de 2011 en el Plan Conectar Igualdad. Los efectos colaterales también pegan en las provincias y las empresas, que ven encarecer el crédito, junto al riesgo país, por derrumbe de algunos bonos soberanos. La expropiación del 51% de YPF que se encontraban en manos de la española Repsol por parte del Gobierno  genero, y está generando efectos acaso no calculados en el plan oficial, uno de ellos, la pérdida de unos US$500 millones del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), que es aquel que reúne los activos destinados a financiar a los futuros jubilados. Las pérdidas se produjeron en las tres semanas que siguieron a la expropiación, al derrumbarse las acciones que la Anses tiene en las principales empresas del país, una herencia de otra expropiación, la de las desaparecidas AFJP.

La cotización de las acciones en la Bolsa local cayeron entre 10% y 20% en ese período, y con esa pérdida disminuyó sensiblemente el valor del fondo previsional. Esos fondos, paradójicamente, podrían servir para solventar la expropiación de YPF. La ola de incertidumbre y desconfianza provocada por el anuncio de la intervención y toma de control accionario no sólo derrumbó las acciones de firmas energéticas, bancos e industrias en la Bolsa local, sino que afectó también a los bonos, hizo subir el riesgo país y el costo de endeudarse para la Nación, provincias y empresas. Otro de los efectos adversos fueron las reducciones de la calificación de la deuda soberana por las consultoras Standard & Poor’s y Moody’s o sus advertencias de un empeoramiento en el entorno de negocios. A dos semanas del anuncio, la situación no tendía a mejorar, y también explicaba la escalada del dólar paralelo muy por encima de los 5 pesos. En el FGS se notó el efecto colateral más inmediato de la expropiación. En base a información oficial, la Anses perdió $2.212 millones desde el lunes 9 de abril, cuando apenas comenzaban los rumores de confiscación, hasta que luego de la intriga se concretó en la expropiación.

El FGS tenía el 8,9% de sus activos en acciones de empresas argentinas, unos $17.783 millones en esos valores al 31 de diciembre pasado. Esas acciones subieron moderadamente hasta $17.898 millones al 9 de abril, pero desde entonces han seguido cayendo muy por debajo de los $14.683 millones. La pérdida fue del 12,4% del valor en tres semanas. El elevadísimo nivel de confrontación, exacerbado por la decisión definitiva de expropiar el 51% de las acciones de YPF, generó una enorme toma de ganancias en los activos financieros, fundamentalmente en aquellos afectados en forma directa o indirecta por decisiones de política. Las más afectadas resultaron las empresas cotizantes en el índice Merval, que, casualmente, son las que tienen más participación de la Anses como accionista. Telecom, que había anunciado un aumento de la inversión de un 46% para este año en relación con 2011 en medio de críticas desde el oficialismo, fue la que más pérdidas le originó a la Anses, nada menos que $700 millones. Sus acciones se derrumbaron 13,7% desde el 9 de abril, de $18,3 a $15,8 por papel. Siderar, pese a la renovada buena relación del oficialismo con Techint, vio caer su capitalización 17,2%, lo que le costó al FGS unos $362 millones.                                            

En el rubro industrial, el fabricante de aluminio primario Aluar también se vio afectado, aunque el organismo previsional apenas perdió $53 millones debido a que tiene pocas acciones allí. Los bancos venían en lenta caída luego de un muy buen 2011 en lo que a ganancias se refiere, pero el efecto YPF intensificó su derrumbe. En Banco Macro, otrora aliado del Gobierno, es donde Anses tiene casi un tercio del paquete accionario. La acción perdió 11% en tres semanas y los jubilados del futuro vieron esfumarse así $207 millones. La caída de acciones del Grupo Galicia y Banco Patagonia, donde la Anses también tiene participación, les reportó pérdidas por $61 y $68 millones, respectivamente. Las energéticas no tuvieron mejor suerte y alcanzaron valores inferiores a aquellos posteriores a la crisis de 2009. En pocas palabras, la nacionalización de la petrolera no hizo más que generar incertidumbre y pérdidas millonarias tanto al gobierno como los privados. Lo peor de todo es que esto recién empieza.

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