La
cotización de las acciones en la Bolsa local cayeron entre 10% y 20% en ese
período, y con esa pérdida disminuyó sensiblemente el valor del fondo
previsional. Esos fondos, paradójicamente, podrían servir para solventar la expropiación
de YPF. La ola de incertidumbre y desconfianza provocada por el anuncio de la
intervención y toma de control accionario no sólo derrumbó las acciones de
firmas energéticas, bancos e industrias en la Bolsa local, sino que afectó
también a los bonos, hizo subir el riesgo país y el costo de endeudarse para la
Nación, provincias y empresas. Otro de los efectos adversos fueron las
reducciones de la calificación de la deuda soberana por las consultoras
Standard & Poor’s y Moody’s o sus advertencias de un empeoramiento en el
entorno de negocios. A dos semanas del anuncio, la situación no tendía a
mejorar, y también explicaba la escalada del dólar paralelo muy por encima de
los 5 pesos. En el FGS se notó el efecto colateral más inmediato de la expropiación.
En base a información oficial, la Anses perdió $2.212 millones desde el lunes 9
de abril, cuando apenas comenzaban los rumores de confiscación, hasta que luego
de la intriga se concretó en la expropiación.
El
FGS tenía el 8,9% de sus activos en acciones de empresas argentinas, unos $17.783
millones en esos valores al 31 de diciembre pasado. Esas acciones subieron
moderadamente hasta $17.898 millones al 9 de abril, pero desde entonces han
seguido cayendo muy por debajo de los $14.683 millones. La pérdida fue del
12,4% del valor en tres semanas. El elevadísimo nivel de confrontación,
exacerbado por la decisión definitiva de expropiar el 51% de las acciones de
YPF, generó una enorme toma de ganancias en los activos financieros,
fundamentalmente en aquellos afectados en forma directa o indirecta por
decisiones de política. Las más afectadas resultaron las empresas cotizantes en
el índice Merval, que, casualmente, son las que tienen más participación de la
Anses como accionista. Telecom, que había anunciado un aumento de la inversión
de un 46% para este año en relación con 2011 en medio de críticas desde el
oficialismo, fue la que más pérdidas le originó a la Anses, nada menos que $700
millones. Sus acciones se derrumbaron 13,7% desde el 9 de abril, de $18,3 a
$15,8 por papel. Siderar, pese a la renovada buena relación del oficialismo con
Techint, vio caer su capitalización 17,2%, lo que le costó al FGS unos $362
millones.
En
el rubro industrial, el fabricante de aluminio primario Aluar también se vio
afectado, aunque el organismo previsional apenas perdió $53 millones debido a
que tiene pocas acciones allí. Los bancos
venían en lenta caída luego de un muy buen 2011 en lo que a ganancias se
refiere, pero el efecto YPF intensificó su derrumbe. En Banco Macro, otrora
aliado del Gobierno, es donde Anses tiene casi un tercio del paquete
accionario. La acción perdió 11% en tres semanas y los jubilados del futuro
vieron esfumarse así $207 millones. La caída de acciones del Grupo Galicia y
Banco Patagonia, donde la Anses también tiene participación, les reportó pérdidas
por $61 y $68 millones, respectivamente. Las energéticas
no tuvieron mejor suerte y alcanzaron valores inferiores a aquellos posteriores
a la crisis de 2009. En pocas palabras, la nacionalización de la petrolera no
hizo más que generar incertidumbre y pérdidas millonarias tanto al gobierno
como los privados. Lo peor de todo es que esto recién empieza.
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