julio 11, 2012

Alta en el cielo

Cuatro años atrás y después de casi dos décadas de supuestas malas gestiones privadas, el gobierno recuperaba otra de las joyas de la abuela, nuestra Aerolíneas Argentinas. Aunque en realidad solo volvía a tomar control sobre su administración ya que aun la justicia debe resolver respecto de la estatización cuanto deberá pagar el gobierno al que le toque la resolución del fallo por expropiación, pero ese será otro tema. En estos años, nada, ni aun los miles de millones de pesos que desde entonces el Gobierno gasta en la empresa lograron enderezar su rumbo. Su pésima  organización, una gestión lejos de ser profesional, planes fallidos, decisiones improvisadas, la falta absoluta de controles y como corolario equivocaciones que buscan ocultarse bajo el trillado discurso nacionalista épico. Desde que el gobierno tomó el control de la empresa, en 2008 le ha transferido unos US$2.861 millones. El presupuesto de este año, contemplaba un total de US$550 millones, pero solo en el primer cuatrimestre la aerolínea utilizó el 76,73% del total, unos US$422 millones. Nadie controla, nadie reclama mínimamente una rendición por las fortunas que se le remesan a Mariano Recalde y Axel Kicillof, los hombres fuertes de La Cámpora que hoy manejan Aerolíneas.

¿Habrá explicaciones?, si seguro, de hecho hace un mes atrás se aprobó el “balance rectificativo” del 2008, el último que se conoce. ¿Qué había pasado? Había que inflar las pérdidas de la contabilidad anterior, pero lo que no pensaron fue que en su momento esas pérdidas no habían sido objetadas por Néstor Kirchner y por consiguiente se supo que el ex presidente convalido que Aerolíneas perdiera $385,5 millones en 2004; 611,8 millones en 2005; 1.032 millones en 2006 y 1.635,3 millones en 2007. Con la confianza en la empresa por el piso, la reconstrucción sería dura y para encararla, haría falta mucha experiencia, conocimiento y profesionalismo pero no los hubo, pasó todo lo contrario, mientras que las líneas aéreas de mediano tamaño se están fusionando para optimizar sus recursos, como la chilena LAN con la brasileña TAM, o Avianca de Colombia con la salvadoreña Taca, aquí se siguió manteniendo a dos firmas, Aerolíenas y Austral, cuyas flotas son distintas, hay duplicaciones ridículas como, gerencias de Operaciones, Mantenimiento y Tripulaciones, por ejemplo. Si hablamos de puestos de trabajo, en 2008 entre el grupo Aerolíneas Austral, Aerohandling y Jet Paq empleaban a unas 9.173 personas, y aunque en tres años se jubilaron unas mil, hoy hay más de 10.000 empleados, dentro de los que se incluyen muchos militantes de La Cámpora sin función específica. En Aerolíneas también hay 260 nuevos pilotos, más mecánicos y personal de tierra, contratados para una expansión anunciada durante la estatización que aún no llegó y que difícilmente llegara. Con la idea de unificar flota, la gestión estatal decidió desprogramar diecisiete aviones y comprar o alquilar otros.

Los ejemplos sobran, hay diez aviones Boeing 737-500 parados en distintos aeropuertos del país que esperan ser transferidos a otra empresa, o ser devueltos a las firmas que los alquilaron, que no suelen aceptar devoluciones tempranas por cada uno de ellos hoy se paga un alquiler mensual de US$120.000. Por otros dos Boeing 747-200 parados en Ezeiza, se gastan US$565 mil por cada uno, por mes. Por cinco MD de Austral estacionados en San Juan y otros aeropuertos, se pagan entre 80 y 95 mil dólares mensuales. Uno de los Jumbos abandonados en Ezeiza cuyo alquiler cuesta US$565 mil por mes, no se puede devolver hasta febrero de 2014. Sólo se lo utilizo para llevar a Cristina y su comitiva a Angola luego de meses sin uso. Entonces, ¿Qué aviones usamos hoy? Aerolíneas vuela con 19 Boeing 737 NG, y con11 Airbus 340. Son 30 aviones, y Austral tiene 20 aviones Embraer 190 nuevos y propios. Las promesas de Recalde y Kicillof dicen que para 2014 habrá 73 aviones. Hay un año y medio para aumentar la flota casi un 50% y homogeneizarla para abaratar costos de mantenimiento, pero entre aquellos tres tipos de aviones conviven once configuraciones diferentes, distintas potencias de motor, aviónica componentes electrónicos o interiores de cabina. Entonces, ¿Tendremos los aviones correctos? Evidentemente no, si el objetivo es abaratar costos con una flota homogénea es lamentable pero así vamos por mal camino. Continuará.

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