julio 23, 2012

La vida en democracia

Desde el Banco Central fueron responsables de dar a conocer la resolución aunque ya tiempo atrás se habían concretado algunas reuniones con los principales bancos para interiorizarlos sobre la decisión presidencial. La medida causó preocupación en el sector y si bien el anuncio sorprendió, la verdad es que hacía tiempo que la jefa de Estado criticaba al sistema financiero endilgándole la falta de colaboración al prestar solo para el consumo mas no para el sector productivo. Pero la Sra. Tomó el toro por las astas y la orden no termino ahí, según parece además de haber sido obligados a prestar, a plazos y tasas ridículas en pesos, también se les informo que la presidenta espera ver mucha publicidad de estos préstamos al igual que se ven los avisos destinados a créditos para el consumo. Para ponerlo en claro, no sólo tendrán que gastar en crear un producto, sin rentabilidad alguna, sino que aparte también deberán gastar en publicidad y mucho. Así entonces, vivimos en una democracia que nos obliga a perder dinero porque al gobierno de turno no le alcanza para seguir comprando voluntades. Está claro que los bancos no son carmelitas descalzas, cualquier servicio o producto que ofrecen actualmente tienen costos muy elevados pero está en cada cliente aceptarlos o no y en definitiva, ese es su negocio, son bancos y no entidades de beneficencia.

Sin importar lo dicho la cuestión es que si el gobierno quiere colocar préstamos en pesos y con una tasa que no alcanza para cubrir mínimamente la inflación que lo haga con dinero propio. Sin embargo esto aparentemente no tendrá vuelta atrás y los bancos privados y provinciales estarán obligados a otorgar créditos a las empresas a tasa fija en pesos con un plazo máximo de tres años. Una locura que involucra a unos 31 bancos los cuales deberán prestar el 5% de sus depósitos y estos préstamos deberán ser desembolsados en el término de un año. La tasa de interés se ubicará en torno al 15% ya que surge de la cotización de BADLAR más 400 puntos básicos. Peor aún será el caso de los bancos provinciales en los que dicha tasa se ubicará unos puntos más abajo. Se estima que se volcarán unos $15 mil millones en la plaza y además, la mitad de la cartera de los préstamos de cada entidad debe ser otorgada a pequeñas y medianas empresas. Obviamente considerando que la obligación es de utilizar un máximo de 5% de los depósitos que poseen los bancos los inversores no estamos muy de acuerdo, pues se trata de nuestro dinero. De todos modos esto no importa, el gobierno está decidido a mantener el crecimiento y para ello ahora obliga al sector financiero a que coopere con él.

Según el juicio oficial los bancos están en condiciones de prestar, y es cierto, pero en los términos que les convenga y a través de los cuales obtengan una rentabilidad. No porque a la Presidenta se le ocurra sostener lo insostenible debemos perder dinero. A todo esto sus dichos fueron terminantes, y no dejaron derecho a réplica al expresar que por suerte tenemos un sistema financiero solvente, que está muy líquido. Agregó que la banca privada tiene depósitos y por esta causa es que a su juicio pueden y tienen la obligación de prestar para inversión, y para producción de bienes y servicios. Aquí volvemos a lo mismo, es sólo la forma de pensar de una inconsciente que entiende ser una persona justa con quienes lo necesitan pero utilizando los recursos de los demás. En su discurso descarto las posibles reticencias de los bancos a prestar a estos sectores productivos y arremetió contra el sistema explicando que no le interesaba el cuento de que nadie les va a pedir créditos de estas características, ya que la culpa de la falta de solicitudes se debe a las condiciones y a las tasas que ponen, y lógico así quien les va a ir a pedir nada dijo.

El Banco Central controlara que las entidades financieras cumplan con la disposición de otorgar estas líneas de crédito. Para Cristina los bancos, parecen no confiar en las empresas porque prestan mucho para el consumo, el gasto y luego hablan de la inflación para justificar por qué no prestan a los sectores productivos. La jefa de Estado entiende que los bancos privados deberían hacer lo mismo que supuestamente hace el Banco Nación con las Pymes. Con números en mano, Cristina explicó que el Banco Nación en el primer semestre de este año lleva prestados a empresas el 73% y sólo el 27% a particulares. Así son los índices de morosidad que posee el Banco Nación fundamentalmente en los créditos a empresas. En la Casa Rosada, creen que realmente la economía está creciendo y que al solo efecto de proteger al modelo de los embates de la crisis internacional se necesita que todos los sectores contribuyan a mantener el crecimiento.

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