Los cálculos
preliminares sobre cómo se movería la variable en agosto y septiembre fueron lo
suficientemente auspiciosos, como para garantizar el resultado final. Incluso, desde el
Ministerio de Economía, ya se espera que el año termine con un resultado
positivo entre exportaciones e importaciones algo más holgado, llegando a US$12.000 millones. Así el
Gobierno se garantizo la meta económica más importante que se fijó para este
2012, los US$10.000 millones de superávit comercial. Pese a esto, nada
cambiará en cuanto a la flexibilización del cepo cambiario. En este sentido, lo mejor que se podrá
esperar, es que se mantengan las cosas como están hoy. Lo que inclusive
resultaría poco probable. Varias oficinas públicas trabajan diariamente para
resolver cómo restringir más las compras de dólares en cualquiera de sus
formas. Los datos que alentaron al equipo de Economía que maneja el ministro Hernán Lorenzino, fueron entre otros el
saldo de agosto que había dejado entre ventas y compras al exterior cerca de
los US$1.000 millones. Se
mantendría así el saldo promedio que se viene manifestando desde febrero pasado
y que llevó a acumular hasta julio un resultado positivo de US$8.350 millones, concluyendo con la meta
propuesta antes de que finalice el mes en curso. Septiembre, finalizará con una
balanza a favor acumulando aproximadamente US$9.500 millones, con lo que en
septiembre la meta de los US$10.000 millones como decíamos estará asegurada.
Si se mantuviera entre octubre y noviembre el mismo ritmo, algo muy posible, se
completaría el resultado de US$12.000 millones.
Se superarían incluso los US$10.014 millones
de 2011, la pauta original que el Gobierno quería garantizar. Dos datos
alientan la perspectiva positiva para esta variable. Según el cálculo oficial, aún restan liquidar exportaciones de soja por
unos US$9.000 millones, que representan un 24% aproximado del total de
la cosecha anual. Más allá que los productores estén en plena etapa de
especulación sobre el mejor momento y el mejor precio para liquidar las ventas
de los commodities; se cree dentro del Gobierno que no podrán esperar más allá
de octubre o noviembre, y que podría haber cierta estabilidad en los actuales
precios de la soja dentro de 640 dólares la tonelada, tendencia que viene marcándose
mes a mes. Se espera además una mejora sustancial desde este mismo mes en
cuanto a un aumento en las ventas hacia Brasil, especialmente en el rubro
automotor, algo difícil pero no imposible. Según los datos que llegan desde
Brasilia, habría un repunte leve pero sostenido en la economía del país vecino,
lo que repercutiría en una mejora en los pedidos de unidades desde ese mercado
siempre y cuando Argentina respete medianamente los contratos que tiene al
menos con este país. El rubro vehículos para transporte de personas fue lo más
perjudicado en el año, con lo cual una recuperación será más que bienvenida. Pero como siempre el saldo positivo en la balanza comercial
tiene su costado negativo. Para lograrlo el Gobierno
le dio luz verde al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, para que
aplique sus métodos para las importaciones. Así, mientras el acumulado anual hasta julio de
exportaciones llega a una caída del 1%, el de las compras del exterior alcanza
al 5% de baja, y creciendo. En lo que va del año, las ventas externas llegan a
los US$47.029 millones, contra los US$47.371 millones de 2011, mientras que las
compras fueron de US$38.679 millones contra US$40.909 millones en 2011.
La
política del multifacético secretario no logró discriminar en su acción
uniforme entre importaciones productivas y de consumo, llegando incluso a
mostrar una caída del 19% acumulado en las compras de bienes de capital y del
6% en bienes intermedios, los dos ítems que se relacionan con la necesidad de
sostener la producción nacional. Los bienes de consumo final, los que en teoría
sí molestarían a los fabricantes locales, bajaron un 11%. El problema más importante para la balanza
comercial está concentrado en el capítulo de combustibles y lubricantes. En lo
que va del año, el Gobierno importó por US$6.250 millones, y se estima que para
todo 2012 la cifra superaría los US$11.000 millones. Si incluso la
economía se recuperara aún más, la cifra sería mayor. Las exportaciones fueron
débiles y completaron hasta julio unos US$3.791 millones; lo que implica un
déficit acumulado de US$2.459 millones, cifra que podría superar largamente los
US$5.000 millones en el año. Economía está hoy en medio de un cálculo central,
saber cuál será el saldo final de este déficit de combustibles y calcular a
cuánto llegará la cifra en 2013, aunque ese número ya está “estimado” y
plasmado en el Presupuesto nacional que este mismo mes Hernán Lorenzino
presento en el Congreso. Y las miradas hoy se centran casi en su totalidad
hacia las decisiones y las negociaciones que pueda concretar el CEO de YPF, Miguel Galuccio, para determinar si las
cifras de importaciones a través del estatal Enarsa pueden ser mejoradas. El
nuevo CEO de la petrolera expropiada no se encuentra bien parado ante semejante
desafío, aun peor, la mejor decisión hubiera sido seguir trabajando en el
exterior y nunca haber vuelto a intentar levantar sólo con mentiras una de las
empresas más complicadas en la Argentina hoy.
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