octubre 10, 2012

LA DEMOCRACIA CHAVISTA

Jamás en mi vida, negué mi afinidad con aquellos a los que aquí se los llama gorilas. De hecho 25 años atrás preparaba lo que siempre había sido mi vocación, el ingreso a la escuela de aviación militar que gracias al gobierno Alfonsín aún hoy sigue desmantelada. Sin embargo con el correr de los años uno entiende, no importa de qué lado este que no existen las verdades absolutas, entonces con el devenir de la democracia nos adaptamos y aprendemos a mirar desde otro punto de vista lo que sucedió y sucede a nuestro alrededor. La introducción parece algo disparatada, pero viene al caso. Bien, según el diccionario se denomina espionaje a la práctica y al conjunto de ellas asociadas a la obtención encubierta de datos o información confidencial. Las técnicas comunes del espionaje han sido históricamente la infiltración y la penetración, y en ambas es común el uso del soborno y el chantaje. Entonces el documento que mostró el periodista Jorge Lanata lo convierte en un espía y en un difamador que se ha infiltrado dentro de los servicios de inteligencia venezolanos, ha chantajeado y sobornado a sus funcionarios y finalmente ha difamado de un gobierno democrático como el de Chavez.

Mas allá de defender o no a Lanata, es claro que Chavez es un dictador, eso sí, uno distinto, moderno, de estos que no solo usan la persuasión a través de las armas, sino que ahora para llegar al poder, usan otros métodos más inteligentes, se amparan detrás de dádivas pagadas durante años por la reserva petrolífera de la Cuenca del Orinoco, que compran el voto popular, para legitimizar las actitudes del dictador. Y ciertamente Venezuela es eso una dictadura que avasalla derechos de los propios venezolanos, comprados y corrompidos, y de los periodistas libres locales y extranjeros. Lo hacen con la impunidad de saber que están protegidos y amparados por parásitos funcionales como los brasileros y argentinos que obedecen órdenes de sus respectivos gobiernos. ¿Es posible que algo parecido sea el futuro porvenir en nuestro país? Y si, aún viviendo en democracia vemos todos los días como quienes nos gobiernan copian actitudes de esta falsa democracia chavista. No creo que existan dudas sobre la falta de libertad de expresión y accionar de medios en Venezuela, ni tampoco se puede dudar de los deseos de nuestro gobierno y sus obsecuentes de desacreditar a la prensa que no puede controlar, ni de si se quiere Chavizar en ese sentido a la argentina.   Es doloroso admitir y padecer este retroceso democrático e institucional, esta creciente grieta que divide y desalienta, este desafío a la paz, no solo por reclamos económicos o por una cuestión inflacionaria sino por el estallido que podría avizorarse en la sociedad e instituciones, los reclamos y marchas que ocupan el calendario, los problemas como el de las fuerzas de seguridad que se profundizan y un gobierno sin respuestas ni gestión.

Por último, si hacemos un poco de memoria, durante el escándalo de la valija de Antonini Wilson quien manejaba los negociados entre Venezuela y Argentina era un Señor llamado Claudio Uberti, que inmediatamente fue separado, desapareció repentinamente y así como de la nada lo remplazó en todo sentido el hoy embajador Cheppi. Decía, “en todo sentido”, ya que él es quien hoy se encarga de los negocios personales del gobierno de Cristina Kirchner con Chávez. Desde hace años Cheppi tiene vínculos con el ministro de planificación federal Julio De Vido, a quien conoció muchos años atrás en Santa Cruz. Muy poco se puede esperar del embajador, este tipo de personajes que se bajan los lienzos en su obsecuencia, son capaces de negar como lo hizo ayer hasta la situación más evidente. Entre sus declaraciones se atrevió a explicar que según entendía había existido todo un despliegue que estaba preparado para cubrir el triunfo de Capriles, sin embargo hubo que guardarlo, y entonces había que traer algo, y que mejor que un golpe de efecto como el de victimizarse para tener algo de que hablar el próximo domingo. ¿Y las otras ocho personas, que tenían que ver? Poco felices los dichos de este muchacho Cheppi.

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