noviembre 22, 2012

ARGENTINA SOLUCIONES SATELITALES

En ella todo es grande, en tres años gastará más de US$2600 millones, y todo ese dinero circula sin control como es habitual entre los amigos del gobierno nacional. AR-SAT nació en 2006 como empresa estatal de satélites. De a poco, el Gobierno le agregó nuevos rubros, internet, TV digital, telefonía etc. Tercerización de contratos, cambios de licitaciones a último momento, comisiones, compras directas, son la especialidad de la casa. La TV digital es uno de los mayores problemas de AR-SAT, porque estuvo obligado por la administración nacional a invertir en el rubro más de $3000 millones entre el año pasado y este. Por un lado, en la red de un centenar de antenas emisoras que deberá cubrir todo el país. Y por el otro, en los decodificadores que se colocan en cada televisor, que se cuentan por millones. La pregunta era, ¿Cómo haría la empresa para no invertir en esos recursos? Fácil, los tercerizó, contrató a INVAP, la empresa pública que se define a sí misma como especialista en tecnología nuclear y proyectos espaciales, para que ejecute el sistema de TV digital y así se saco el problema de encima.

En el contrato firmado el 20 de enero de 2010, INVAP se compromete a hacer el diseño, construcción y puesta en servicio de la plataforma integrada por los sistemas de transmisión y recepción de señales digitalizadas. ¿El objeto? Que las compras puedan ser orientadas por AR-SAT, pero ejecutadas y pagadas por INVAP, sin ningún control. Otro dato de color en esta trama, se llama Néstor Pablo Tognetti, presidente de AR-SAT, quien fue gerente de Proyectos Especiales de INVAP hasta que pidió licencia para pasarse a AR-SAT. El fue investigado por sus dobles roles ya en 2007, y Tognetti no respondió. Otro caso es el de la compra de decodificadores de TV digital por $160 millones a Cirigliano en mayo de 2010, un mes después de que éste fuera procesado por soborno al ex secretario de Transporte Ricardo Jaime. Otro tema es que por la ley de sociedades, la 19.950, AR-SAT no podría regalar los decodificadores que compra entonces armaron una figura por la cual se convierten en contratistas del ministerio de Planificación al que le cobran comisión por hacerlo. La adquisición de insumos de las antenas también genero dudas, la compañía, eligió los procesadores de NEC, los más caros del mercado. A estos problemas puntuales, se suman las ampliaciones directas de contratos, como la de kits satelitales propuesta por Bawsey Internacional en enero de 2011, que tenía como particularidad que el 50% se pagó por adelantado y el resto contra entrega, pero nunca se abono ya que ese fue el arreglo desde el principio. Adquirir la mitad de los sets y facturar el total, cada set vale US$300.

En el universo de AR-SAT los proveedores son pocos. Así, en la empresa inventaron una figura, el CEPI, o Concurso Específico por Invitación, para reemplazar las licitaciones ya que los oferentes en el mundo se cuentan con los dedos de la mano. Pero cuando el objeto de la empresa se fue ampliando, el CEPI se utilizó directamente para evitar compulsas públicas, solo basta con seguir de cerca las compras para confirmar lo dicho. Los contratos son otra especialidad de la empresa, para muestra basta ver el que se hizo con Venezuela por TV digital, de 1500 páginas, que se firmó en apenas 24 horas, por entonces Tognetti le reclamó más tiempo para analizarlo a Roberto Baratta el número 2 de Julio De Vido, pero este le respondió que 24 horas era tiempo suficiente. Tognetti insistió en que le hacían falta dos semanas de trabajo, pero Baratta no se las dio. Problemas típicos de una empresa sometida a tironeos por corrupción poder y dinero. Si se quiere, el mas cómico de todos estos contratos, fue el firmado con la proveedora satelital Arianespace, que lógicamente estaba en inglés, idioma que sólo hablaba uno de los ejecutivos presentes; pero eso no importo se firmo y se tradujo seis meses después de haberlo firmado.

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